Regional

En algunas iglesias del Táchira el tiempo se ha detenido

15 de octubre de 2017

605 vistas

Samuel García le da cuerda al reloj de Michelena, uno de los pocos que aún funcionan.
El tiempo se ha parado en el reloj de algunas iglesias del estado.
Un aspecto de la maquinaria de un reloj “Paul Garnier”, de fabricación francesa.
Así son los contrapesos de un reloj manual.

Por el frente, el reloj de la iglesia San Juan Bautista, de La Ermita, en San Cristóbal, marca la una y cuarenta y cuatro minutos; en la misma torre, a un costado, el otro reloj marca las doce y veinticuatro. Ninguna hora es correcta, porque la realidad es que son las once de la mañana.

Lo mismo está pasando con estas máquinas en las diferentes iglesias de nuestra entidad, incluso algunas han sido retiradas de las torres y no quedan más que en el recuerdo y como una especie de tradición perdida en una comunidad.

Y es que el Tiempo se paró en los relojes de la mayoría de las iglesias o templos del estado Táchira.

De acuerdo a los cálculos del padre Gilberto Santander Ramírez, historiador y quien ha reseñado la historia eclesiástica del Táchira, en la Diócesis de San Cristóbal hay 95 parroquias, cada una tiene alrededor de cinco templos, y entre un 10 y 12 por ciento tiene reloj; y muchos están dañados, incluso desde hace más de 20 años.

En una encuesta realizada por diferentes vías a 70 parroquias eclesiales de diferentes municipios del estado -78 por ciento aproximadamente- de las existentes arrojó que hay al menos cinco templos con reloj eléctrico que sí funciona.

Según sus párrocos y vicarios, son aparatos fáciles de operar porque solo se programan con los códigos presentes en los manuales, aunque los cortes de energía eléctrica suelen afectarlos y tienden a desprogramarse.

De igual manera, hay siete parroquias con reloj manual sin funcionar: la del templo de San Agatón en Palmira, San Juan Bautista en Ureña, Santa Bárbara en Rubio, Nuestra Señora de Chiquinchirá en Lobatera, cuyo reloj tiene 130 años; San Bartolomé en El Cobre, Santa Ana en Córdoba y El Santuario en San Cristóbal.

De acuerdo con los sacerdotes de esas parroquias, no los han podido reparar por falta de personal capacitado y mano de obra que pueda hacerle el mantenimiento o las reparaciones adecuadas.

Explicaron que algunos tienen la maquinaria parada y otros, luego de desarmados, no los han podido rearmar. En el caso de la frontera, dijeron que la mano de obra especializada es colombiana y cobra mucha plata a la hora de ofrecer sus servicios, como informó el párroco de Ureña, Luis Useche.

Los párrocos de El Cobre y de Santa Ana, por su parte, lamentaron no poder restablecer la belleza de esos relojes,  pues “sus tonalidades marcaron el tiempo de estos pueblos durante varias décadas”.

Según la encuesta, hay dos relojes manuales que sí funcionan, uno de ellos es el del templo de San Juan Nepomuceno, en Michelena; el otro es el de Nuestra Señora del Carmen, en Pregonero.

La gente exige la hora

El padre José Vicente Carvajal, vicario de la parroquia de Michelena, comentó que mucha gente de la población está pendiente de la hora que da el reloj de ese templo, y cuando se desconfigura, reclaman que lo ajusten.

El reloj de esa parroquia es de marca “Paul Garnier”, de fabricación francesa y posee agujas en los cuatro puntos cardinales del campanario, lo que facilita su visión desde cualquier ángulo de la localidad.

Desde la última reparación, efectuada por mano de obra colombiana, hace dos años, el señor Samuel Domingo García, obrero de la alcaldía, ha sido el encargado del ajuste y mantenimiento del mismo; cada cinco días, aproximadamente, debe darle cuerda con la manivela a la maquinaria del reloj, de modo que una campana pequeña suena cada cuarto de hora, mientras la grande cada hora.

Por otra parte, el padre Pedro Herrera, vicario de la parroquia de Pregonero y quien cada ocho días tiene que subir al campanario a darle cuerda al reloj, cuenta que para la gente esa máquina es importante pues es considerado un ícono religioso en el municipio Uribante, por lo que cuando se descontrola, la gente le reclama el ajuste de la hora.

Comenta jocosamente que quien lo resiente es él, pues son casi 80 metros de escalera los que tiene que subir para cumplir el objetivo de satisfacer a su feligresía.

El reloj, que según el Libro de la parroquia, fue inaugurado en 1953, tiene 64 años instalado, es de la marca alemana Wortman, de gran potencia y precisión, y da tres toques de campana de cuartos de hora, tres veces la misma melodía, más la melodía completa del Ave, Ave, Ave María.

Dijo el padre Herrera que todo el pueblo de Pregonero lo escucha, porque al sonar el campanazo sabe la hora exacta; también hay turistas que se asustan cuando suena a media noche.

En sintonía con el pueblo

José Pernía, feligrés de La Ermita, lamentó que el reloj de su parroquia tenga mucho tiempo dañado. Estima que tiene “como veinte años” que no funciona. “Me gustaría que volviera a dar la hora” –dijo-.

Nancy Sánchez, quien manifestó que el reloj de la iglesia “San Agatón”, de Palmira tiene seis años dañado, espera que lo reparen, “porque la gente se guiaba por la hora de ese reloj, tenía un sonido armonioso, y eso es bonito para uno que vive en ese pueblo”.

Y es porque, en opinión del padre Santander Ramírez, “el reloj en un templo significa que la Iglesia está en sintonía con el pueblo, lo ayuda al cumplimiento de su deber porque le da las horas”.

“El reloj es un instrumento no solamente artístico sino de muchísima valía porque le da distinción a un templo, y si ese reloj tiene la oración del Ángelus y el Ave María y lo toca en las horas tope, que son 12 del día y seis de la tarde, mucho mejor. Los relojes en los templos son reliquias, una belleza artística y patrimonial, aunque en este momento las parroquias no tienen dinero para mandarlos a reparar”, expresó.

Recordó que en la década del 90, cuando estuvo de párroco en San Antonio, intentó reparar el reloj de esa iglesia y no pudo por el tema económico.

Sobre el origen de los relojes, señaló que la necesidad de saber la hora en los días nublados o por la noche, “preocupó desde muy antiguo, apareciendo durante el reinado de Ptolomeo, los llamados clepsidras o relojes de agua, que se utilizaban para los monjes que estaban en los conventos y tenían que velar en la noche para no equivocarse y quedarse dormidos, y rezar las horas de los maitines, que es el momento de la oración más densa que hacen los sacerdotes”.

Influencia europea

El historiador, sobre la razón de los relojes en los campanarios de las iglesias del estado Táchira, comentó que “ha sido influencia europea, muchos sacerdotes, los curas viejos, viajaban a Europa y miraban los relojes de las catedrales, de los grandes templos, y les pareció bonito, bello, y quisieron hacer algo parecido entre nosotros y los trajeron a sus parroquias”.

— No obstante, padre, hay gente que se queja del sonido del reloj en los templos

— Eso depende de la clase de reloj, porque los relojes no se hicieron para hacer ruido sino para traer armonía y calidad de vida a la gente.

Lo digital Vs. contaminación sónica

Monseñor Ángel Delgado, párroco de la iglesia en San Juan Bautista, dijo que al reloj del templo de La Ermita se le dañaron los sistemas eléctricos y quien lo reparaba de una manera muy personalizada, falleció, y después no lo han podido reparar.

Señaló que es antiguo, pero en su opinión, “hoy en día casi nadie se guía siquiera por los relojes de la muñeca, sino que todo es con el teléfono celular, cuando la mayoría necesita la hora, recurre al móvil”.

Por otra parte, agregó que “hay gente que protesta, sobre todo en los edificios, los ruidos molestos que perturban la tranquilidad del hogar, se quejan de la contaminación sónica”.

De igual manera, indicó que tras el Concilio Vaticano Segundo, no utilizan el término iglesia para referirse a la planta física, “porque la Iglesia somos todos los bautizados”; no obstante, en este trabajo se menciona la iglesia como templo.

— Entonces, ¿no van a arreglar el reloj?

— No hay interés porque, primero, no se puede, está difícil; segundo, el rechazo de los vecinos de los edificios, porque perturba la vida de ellos.

— La mayoría de los relojes de las iglesias están dañados

— Ahora nos ofrecieron un sistema italiano, computarizado, por el cual colocan un altoparlante en la torre y da los ruidos igual que un reloj.

— ¿Piensan modernizar esa parte de las iglesias?

— Es que no se puede, estamos en Venezuela, no hay dólares ni manera, por problemas económicos es imposible, para nosotros resulta bastante difícil, porque fíjate, antes era fácil apelar a la colaboración de la feligresía, pero ahora el feligrés tiene que estar comprando harina, azúcar, la comida, tiene que pensar en su propia familia.

— ¿Desde cuándo no funciona el reloj de la catedral?

— Yo conocí que estaba funcionando en el año 74, pero eso son sistemas de carrillón, importados, se dañan, y los técnicos franceses no pueden venir y se ha paralizado eso. El gobernador ofreció arreglar el carrillón de Catedral, incluso subió a la torre.

Marina Sandoval Villamizar

¡Quieres recibir el periódico en la puerta de tu negocio!

1 Mes

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 5% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    1 Post 1 historia

Mensual
54.000 Cop

Pago único

Suscribirse

3 meses

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 10% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    1 Post + 1 historia
  • Descuento del 5%

Mensual
51.300 Cop

Pago único

Suscribirse

6 meses

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 20% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    2 Post + 1 historia
  • Descuento del 5%

Mensual
48.600 Cop

Pago único

Suscribirse