A 20 años de la tragedia de Vargas, el número de fallecidos es aún un misterio. Las cifras van hasta 50.000 muertos, según los cálculos de la Cruz Roja Internacional. Hay números más conservadores y rigurosos que contabilizan menos de 1.000 personas que perdieron la vida en esa catástrofe natural
Dependiendo de quien diera la información, el cálculo en la cifra de muertos por la llamada tragedia de Vargas en diciembre de 1999, iba in crescendo. Un estudio de los antropólogos Sandrine Revet y Rogelio Altez, de 2005, publicado en la Revista Geográfica Venezolana, recoge que el número varió por miles hasta 50.000. Sin embargo, Ángel Rangel Sánchez, director nacional de Defensa Civil para la época, dijo a EsPaja.com que, por la magnitud y características del desastre, no puede precisarse a ciencia cierta la cantidad de fallecidos.
Se cumplen 20 años del deslave que enlutó a la población del estado venezolano de Vargas. Las torrenciales lluvias de ese año causaron estragos en 12 estados y llevaron al presidente Hugo Chávez a decretar la emergencia nacional el mismo 15 de diciembre, fecha en la cual el gran volumen de agua caída durante varios días arrastró árboles y rocas del cerro El Ávila llevándose todo a su paso.
El investigador venezolano, Rogelio Altez, advierte en «Muertes bajo sospecha: Investigación sobre el número de fallecidos en el desastre del estado Vargas, Venezuela, en 1999», publicado en Cuadernos de Medicina Forense (Málaga, octubre 2007), la ausencia de metodologías y sistematizaciones para la atención de los cadáveres. Esta circunstancia impide establecer cifras oficiales sobre el número de víctimas, señala.
No obstante, Ángel Rangel, al frente de Defensa Civil (DC) para el momento, dijo en conversación telefónica con EsPaja.com que «es difícil precisar el número de muertos, la magnitud del desastre y sus características impiden determinar la cifra exacta».
Rangel, conjuntamente con el ministro de Defensa, Raúl Salazar, dirigían las operaciones de salvamento y rescate en el litoral central, zona del país suramericano que acusó el mayor desastre que, incluso cambió parte de la topografía de la entidad.
«El hecho de que no se cuente hasta el presente con una cifra oficial que estime el número de fallecidos (…) indica que, por un lado, no se aplicaron (bien por desconocimiento o bien por negligencia), estrategias de sistematización para el trato posterior al levantamiento de los cuerpos hallados. Sí se aplicaron técnicas forenses básicas en la protocolización de los casos, pero el destino de esa información no trascendió los archivos de las medicaturas», indica Altez.
«El presidente de la Cruz Roja Internacional (George Weber) señaló que las víctimas podían ascender a 50.000, y tal apreciación fue el resultado de un solo vuelo en helicóptero sobre la zona del desastre. La cifra pareció tan impresionante que ni siquiera fue repetida posteriormente por las autoridades venezolanas, pero bastó, debido al origen de la fuente, para que ocupara varios titulares y para que representara un tope ‘factible’ dentro de aquellas apreciaciones iniciales», señala Altez en su artículo para Cuadernos de Medicina Forense.
Esa cifra, tan impresionante, quedó incrustada en la memoria de muchos venezolanos de a pie que al referirse a la tragedia decían y dicen: «murieron como 50 mil personas».
Altez y Revet, en «Contar los muertos para contar la muerte: discusión en torno al número de fallecidos en la tragedia de 1999 en el estado Vargas», investigación publicada en Revista Geográfica Venezolana, elaboraron dos listas en función de los datos revisados: en la primera, de fallecidos (cuerpos encontrados), se contabilizaron 521, en tanto que en la segunda, de desaparecidos, se enumeraron 331 de acuerdo con la denuncia de familiares.
La suma «supone un total de 852 personas fallecidas. No obstante, resulta llamativamente significativo el hecho de que el número de cuerpos no identificados (290), sea menor al de los desaparecidos, con lo cual es de suponer que buena parte de los restos sin identificar formen parte de las víctimas que no fueron halladas por sus familiares. Si esto es así, entonces puede concluirse que el total de muertes en el desastre de 1999 no supera las 700 personas. Algo muy distante a las decenas de miles con las que las autoridades y los medios de comunicación lograron construir un escenario fatal que simplemente contribuyó a satisfacer intereses económicos y de poder», sentencia Altez en su artículo.
Las fuentes utilizadas en la investigación por Altez y Revet para totalizar el número de decesos fueron la Medicatura Forense de Caracas (ayudada por el Ejército, la Guardia Nacional, los Bomberos y Defensa Civil, y asistida en la mayoría de las oportunidades por el Ministerio Público), pero también los periódicos de fechas conmemorativas (recordatorios y aniversarios de muertes) de la tragedia en 2000, 2001, 2002, 2003 y 2004. También visitaron los cementerios General del Sur en Caracas y el Municipal La Esperanza, en el estado Vargas y entrevistas a sobrevivientes, testigos y familiares de desaparecidos, precisan en el documento.
25% de la población de Vargas se vio afectada por el deslave tanto por desplazamiento forzado, pérdida de viviendas o fallecimiento, señala el estudio. Por su parte, Rangel Sánchez habla de un total de 240.000 personas afectadas en esa entidad, de las cuales 100.000 fueron evacuadas. Dice a EsPaja.com que 8.000 viviendas quedaron completamente destruidas, mientras que sufrieron daños severos los cinco grandes hospitales y 72% del total de los ambulatorios, así como 50% de la infraestructura educativa y alrededor de 115 kilómetros de vialidad, acueductos y cableados eléctricos. «Fue un gran desastre por donde quiere que se mire», dice.
Recuerda Rangel que para finales de noviembre de 1999 ya había 10 muertos por derrumbes de viviendas y deslizamientos en Vargas, una situación que se pudo evitar si no se hubiera permitido que se construyera alrededor de quebradas, ríos y en los mismos cauces, sin ningún control en zonas de alto riesgo como es el caso de Vargas, señala el experto.
El estudio de Altez y Revet observa cierta ligereza en el número de muertes ofrecidas por distintos funcionarios de gobierno e incluso la del representante de la Cruz Roja Internacional (50.000), una de las que quedó en el imaginario colectivo. Como ejemplo, señalan cómo de un día para otro la cifra de fallecidos cambiaba en decenas de miles en los titulares de los medios, dependiendo de quien las suministrara.
La investigación en cuestión «no buscaba manejar cifras exactas o concluir de manera absoluta sobre los totales hallados. La sistematización de los datos pretende demostrar la significativa diferencia entre el discurso construido desde el propio contexto del desastre y las cifras aproximadamente reales del caso».
La cuantificación de fallecidos se hizo en muchas ocasiones basada en las imágenes que se mostraban de la catástrofe. Los sobrevuelos daban cuenta de viviendas bajo lodo, solo se veían techos o personas sobre estos y zonas devastadas por completo, como fue el caso de Carmen de Uria.
Video y fotografías recogidas por medios de comunicación evidenciaban la dimensión de la tragedia que sepultó a seres humanos y animales bajo lodo y rocas.
Rangel Sánchez comenta que incluso hubo rumores de que muchos indocumentados habitaban la zona, «lo que nunca se pudo verificar». // Cortesía talcualdigital.com