Regional
Las festividades decembrinas se resisten a morir en Palmira
21 de diciembre de 2019
A pesar de la profunda crisis económica que vive el país, en Palmira, municipio Guásimos, las actividades decembrinas en las nueve misas de aguinaldos que serán celebradas en la iglesia San Agatón, del 16 al 24 de diciembre, a partir de las cinco de la mañana, se resisten a morir.
Este año, luego de estar alejadas, las autoridades de la Alcaldía asumieron la coordinación de la agenda decembrina, bajo el eslogan “Por el rescate de la tradición navideña”.
Desde las 11:00 de la mañana, con un escenario donde no falta el sonido, comienzan a animar a los organizadores, quienes tienen la responsabilidad de coordinar la misa de cinco de la mañana del día siguiente.
La antesala a esta celebración fue la inauguración del encendido de las luces de la plaza, un viernes, antes de inicio de las misas, momento en que no faltaron las luces y otros adornos, constituidos en su mayoría por imágenes de trapo, que fueron bien vistos por unos y criticados por otros.
En las actividades celebradas, de nuevo se ha demostrado organización y calidad. Los capitanes (organizadores principales) de La Estación, El Abejal y Toiquito se han destacado.
Este año mostraron que hicieron el esfuerzo para no dejar pasar por alto el compromiso de su sector en la organización de la misa de aguinaldo, que por cierto este año el padre celebrante en la primera eucaristía asomó la posibilidad de cambiar la hora.
Talento, creatividad y entusiasmo
La primera víspera correspondió al Cementerio, que no concentró muchas personas en la plaza, e igual sucedió con la segunda víspera; sin embargo, La Estación, encargada de la tercera eucaristía, se hizo sentir más en la calle con el llamado hecho por la quema de morteros a partir de las 11:00 de la mañana, que invitaba a acudir a la plaza para observar la fiesta ofrecida por los organizadores de la misa de aguinaldo de la madrugada,
El Abejal organizó la cuarta víspera, equipo humano que trabajó sin descanso para ofrecer la mejor comparsa y de nuevo dejar en alto a su sector.
No faltaron los disfraces tradicionales, carrozas, música y la pólvora, encabezados por la tradicional carroza del nacimiento viviente, fiesta que convenció nuevamente a propios y extraños que apartan su tiempo para presenciar esta actividad que ya es tradicional en el Táchira y que se mantiene entre los altibajos causados en gran medida por la situación económica.
Altos costos de la pólvora
Una de las atracciones principales es la recámara, que es una seguidilla de morteros y donde el reto es no dejarla apagar hasta que suene el último tiro, hecho que es acompañado con el repique de campanas, que comienza a las doce en punto; de conseguirlo, se ganan el aplauso de todos los presentes.
“No se pudo hacer este año la recámara porque la pólvora está muy cara. Cada mortero cuesta un platero y si se quiere una recámara buena, por lo menos tiene que tener 70 tiros; entonces, es preferible invertir en otra cosa; son otros tiempos», comentó un vecino de El Abejal.
Este recordó aquellos tiempos de la retreta, a las ocho de la noche, la quema de pólvora hasta las doce de la noche y las caravanas a las cinco de la mañana, actividad que tampoco se hace por los problemas de combustible.
Tradicionales disfraces
Toico también organizó la quinta misa, comenzando el día anterior con la tradicional comparsa en la plaza, donde destacó la cantidad de disfraces que animaban la fiesta al son de una banda show.
La capitanía de Toico siempre se ha distinguido; no obstante, en los últimos años ha sido difícil; una de sus mejores formas de conseguir fondos es a través de una rifa, la cual ofrecían a los habitantes, que podían pagarla poco a poco, pero este año desistieron de esta opción de conseguir recursos económicos; sin embargo, cumplieron con el pueblo que los esperaba frente a la iglesia, con música, pólvora y disfraces.
Hoy corresponde organizar la fiesta a Pueblo Chiquito y Belén, que todos los años también hacen esfuerzos para hacer una buena víspera de la misa de aguinaldo que complazca a quienes se acerquen a la plaza de Palmira.
Cosas a corregir
No obstante, estas fiestas decembrinas también tienen algunos lunares, que hacen que quienes residen sobre todo en el centro de Palmira se quejen y piden se establezcan algunas normas, sobre todo de orden y seguridad.
Una queja es la música, que en algunas oportunidades se extiende hasta horas de la madrugada no dejando dormir a niños, enfermos o ancianos; además hay excesos de consumo de licor, hecho que ayuda de manera directa a incrementar la inseguridad en el municipio.