Con nuevas argucias delictivas, estafadores internacionales asaltan las redes cibernéticas para timar incautos. Emplean ahora impunemente logotipos falsificados de Master Card y fotografías de fingidos ejecutivos árabes en similar vestimenta islámica habitual de sotanas cubriéndoles los tobillos, conocidas como “thawbs”, y pañuelos cuadrados como turbantes, los llamados “ghutras”, sujetos con diferentes cordones. Siempre junto a secuaces que simulan recibir cheques por millones de dólares de un ficticio premio de una inexistente mega lotería entre otros 20 supuestos “afortunados favorecidos al azar“. Todo con el fin de chantajear a los ingenuos que abren confiadamente correos y mensajes fraudulentos pululando por las redes. En esta nueva modalidad criminal, los malhechores solo tratan de conocer los datos personales de sus víctimas y desbancarlas. Así se perpetran periódicamente miles de fraudes en todo el mundo. Pese a la vigilancia y persecución constante en los espacios cibernéticos de las más afamadas instituciones policiales, los piratas informáticos, identificados como hackers, siguen consumando fechorías con toda liviandad. No solo estafan, roban o chantajean a los desprevenidos, sino propagan virus, gusanos o troyanos en otras computadoras a través de promociones publicitarias, ofertas de gangas o adjudicación de premios u obsequios. También han vulnerado los archivos del Pentágono, el Kremlin, la NASA, la KGB y la CIA. Son bandas clandestinas de maleantes, muchos eruditos expertos y técnicos en ingeniería de sistemas que actúan solos, en parejas o comanditas para planificar y ejecutar sus desafueros. Atacan en cualquier momento. Por eso, se impone mantener atención y cuidado ante los nuevos timos en línea. (Germán Carías Sisco)
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