La celebración adquiere un verdadero sentido religioso; además, es una experiencia de fe de la comunidad, que desea expresarla en casa de una familia y en exteriores.
Todo culto o expresión de amor y de fe parte del don gratuito del Creador, que nos ha dado su espíritu y, como respuesta del ser humano, expresa su agradecimiento por medio del culto o alabanza en acción de gracias por todos los dones que ha recibido.
La Paradura del Niño es una expresión de caridad, es una tradición que se realiza en los estados andinos: Táchira, Mérida y Trujillo, es un acto de oración donde el Niño Jesús es el centro de la actividad, por eso debe tener una preparación adecuada.
La celebración adquiere un verdadero sentido religioso; además, es una experiencia de fe de la comunidad que desea expresarla en casa de una familia y en exteriores.
Coincide con la Fiesta de La Candelaria, que se celebra, según el calendario o santoral católico, el 2 de febrero, en recuerdo al pasaje bíblico de la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén (Lc 2;22-39) y la purificación de la Virgen María después del parto.
Al Niño Jesús se dirigen todas las miradas, se le rinden honores con cantos, plegarias e himnos y con el rezo del Rosario, que expresa y manifiesta la fe del cristianismo.
Los dueños de la casa se reúnen en torno al pesebre, junto con toda la familia, vecinos y amigos, para pagarle la promesa al Niño Jesús o como tradición del hogar. Previamente se han nombrado los padrinos y madrinas, normalmente son dos parejas.
La Paradura del Niño se realiza en agradecimiento por los beneficios que se han recibido durante el año, y con el propósito de colocar en sus manos el nuevo año. Las expresiones deben ser de amor, salud comprensión, unión y agradecimiento.
Este acto representa el momento en que Jesús comienza a caminar por sí mismo y acompaña a sus padres, donde ellos van: “Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia, ante Dios y los hombres” (Lucas, capítulo 2, versículo 52).
La ceremonia
Los músicos se preparan con alegría y los padrinos, en medio de su devoción, se encargan de repartir entre los asistentes la vela ritual. Luego escogen los cirios más grandes y mejor adornados; mientras esto sucede, los asistentes cantan, los gozos del Niño Jesús, cantos referentes a la ceremonia que se está realizando, y villancicos.
Con los cirios o velas encendidos, uno de los amparadores toma la imagen del niño del pesebre, la coloca en el pañuelo y seguido por la multitud asistente, realizan el paseo, en medio de cantos navideños y el rezo del Santo Rosario. Los misterios que se contemplan en la Paradura del Niño son los Gozosos.
Con el Niño en una manta blanca, sostenido por las puntas por parte de los padrinos, se realiza el recorrido por diferentes partes de la casa, oficina, barrio; también puede ser en interiores o exteriores.
La adoración
Después de la procesión, los padrinos conducen nuevamente la imagen del Niño Jesús hasta el pesebre, se arrodillan delante del nacimiento, besan al niño y luego lo presentan a todos los que están participando de la celebración para que le den el beso. Es un acto voluntario, donde se expresa el amor que se siente por el Divino Niño.
Los padrinos se dirigen al pesebre y colocan al Divino Niño de pie, al lado de María y José. De esta manera se manifiesta que Jesús camina con nosotros constantemente, que comparte las alegrías, las tristezas, los obstáculos, las dificultades y todos nuestros deseos, recordándonos que Él nunca nos abandona.
Con esto, los padrinos han cumplido con su misión, así como los músicos que han alegrado todo el recinto. La celebración culmina con un compartir entre los presentes ofrecido por los honorables padrinos y los dueños de la casa.
Cada familia escoge la manera de celebrar su ritual…lo más importante es la fe y el amor que cada uno de nosotros llevemos en nuestro corazón…
Oración por familia:
“Divina trinidad, bendice y protege a nuestra familia venezolana de todo mal, guíala y fortifícala en cada instante para que sea signo de amor, de unidad, de comprensión y de diálogo. Que a ejemplo de la familia de Nazaret, sepamos cumplir nuestra misión de ser testimonios de vida, que sepamos afrontar las dificultades y las tristezas con tu ayuda y compartir las alegrías y triunfos, siempre buscando tu Gloria…Amén”.
Padre nuestro…Ave María…y Gloria al Padre, y se concluye con un abrazo fraterno… el abrazo de paz … la paz sea con vosotros.
María Teresa Amaya