El fantasma de las largas colas acosa de nuevo a las personas, que luego de esperar cuatro días buscan surtir sus vehículos de gasolina; no obstante, al tomar la decisión de trasladarse a una estación de servicio, o está cerrada o la cola es de cuadras y más cuadras, hecho que, además de preocupar, desespera.
Todo parecía mejorar, primero por la disposición de poder surtir solo cuatro días al mes y, segundo, por la orden de no dejar a los usuarios permanecer o dormir cerca de las estaciones de servicio para esperar la llegada del combustible, pero pasaron solo unos días y de nuevo las colas en las bombas parecen no tener fin, pues ya tocan otros puntos de la ciudad.
En la estación de servicio La Esperanza había gasolina, pero la cola estaba muy larga; en la Zerpa no había gasolina, estaba sola; tampoco había combustible en Rodelca, ubicada en la avenida Carabobo; sin embargo, había cola desde la madrugada, la cola llegaba a la avenida Ferrero Tamayo, más arriba de la iglesia Santísimo Salvador.
Dijo Felipe Rosales, un conductor que llegó a las cuatro de la mañana y estaba un poco lejos de la bomba, que tendría paciencia por unas dos horas más, mientras rogaba para poder surtir su camioneta pick-up.
“No tengo muchas esperanzas que llegue la gasolina y marquen, pero irme para otra bomba no tiene sentido, porque no echaría gasolina, es muy tarde, ya me ha pasado otras veces; prefiero esperar o aguantarme hasta mañana”, contó.
En La Colina llegó cerca de las once de la mañana, lugar donde también había una fila larga de automóviles, muchos de ellos estaban desde las cuatro de la mañana.
En la parte alta de San Cristóbal, en las bombas Agustinos, Paramillo, Machirí, las colas también estaban muy largas, se confundían unas con las otras.
Esta situación también se vive en las bombas de Cárdenas, donde las colas se dejaban ver por algún lado de la autopista, sobre todo la que llevaba a Las Vegas.
“Yo sabía que estas colas iban a volver, lograron traer un poco más de gasolina para la Fiss para que la gente pudiera subir, pero ya pasó y de nuevo las colas congestionan distintas vías de la ciudad, rompiendo con una tensa calma que duró casi tres semanas”, aseveró María Alejandra Castillo, quien hacía cola en la bomba Libertador y esperaba en el sector Monterrey.
La situación del combustible también afecta a las unidades de Trans-Táchira, pues están tratando de rendir el gasoil; un grupo de ellas debe ir hasta el Terminal, rutas que vienen de Palo Grande, Cordero, Palo Gordo; sin embargo, por la escasez de combustible recortaron la ruta, solo llegan hasta el centro.
Nancy Porras