Ya sea porque inspiró sueños de ser estrellas aclamadas por la multitud, ya sea porque se convirtió en un canal para expresar las inquietudes más profundas, ya sea porque fue la banda sonora de penumbrosos meandros underground, o simplemente ya sea porque fue el santo y seña de pertenencia a una tribu generacional, el rock tachirense ha escrito una historia, y en pos de la misma, este fin de semana, se le rindió tributo en los espacios de Café Pimienta.

Pasar de perseverantes recuerdos en medio de una ciudad que por muchos factores ha perdido la noche de estruendos guitarreros y estremecimientos de batería, a una realidad en vivo que vuelva a agitar cuerpos y corazones, será el propósito del cierre del evento.

Como contó Rafael Giordanelli, uno de los pioneros del rock tachirense, como artista en escena, productor discográfico y promotor de bandas, todo comenzó casi con una actitud rebelde ante un contexto conservador de la San Cristóbal de los años setenta y ochenta. Poco a poco pasaría de la actitud contestaría, a una madurez que conlleva tomarse la música más en serio, y de un puñado de bandas, durante los primeros años, se pasaría a una eclosión en los noventa y el siglo XXI.

Ese camino que se abrió bajo el convencimiento de que el rock tachirense era posible tomarlo en serio, como modo de vida, y se podía proyectar a través de grabaciones y conciertos, lo iniciaría Kristal, sin negar algunos antecedentes de efímera existencia, y lo continuaría Axioma, que se transformaría en Tiempo Zero, el emblema del rock nacional.

Esos primeros años y estos que se avecinan y confirman la supremacía del rock subirán a escena este sábado, en horas de la noche, en Sargento Pimienta. Se contará con la participación de Orión, Portal X, Fedon, Oculto Sur, Bigatrip, Experiencia Curiara y Adlivitum, así como dos sorpresas que cerraran un evento histórico y que a su vez lanza una retrospectiva histórica inédita.

Freddy Omar Durán