Los parques Pedro Loefling y Cachamay están completamente desmantelados por el hampa. Desidia, soledad y desatención gubernamental es lo que se observan dentro de sus instalaciones
Camino al ala suroeste del Parque Cachamay la vegetación se ha desbordado por el sendero. Las ramas chocan con el carro, las mesas y sillas de concreto que todavía no se han robado están tapadas por maleza. Los baños están desmantelados, las jaulas vacías y oxidadas: ya nadie camina por el Parque Loefling.
El Parque Pedro Loefling tiene 400 hectáreas de terreno, 246 abiertas al público y el resto es un área no intervenida donde los animales viven libremente… o vivían. Fue fundado el 28 de mayo de 1985 y su nombre se debe al botánico Pedro Loefling quien estudió por primera vez la fauna y flora regional. En conjunto con el Parque Cachamay y el Parque La Llovizna conformó durante años los tres sitios turísticos por excelencia de Ciudad Guayana.
Pero hoy estas zonas verdes están desmanteladas y solas. Desde el camino del Cachamay hacia el Loefling el monte tapó todo. En la caminería ya no se puede disfrutar de la vista de la imponente fuerza del río Caroní, solo se escucha cuando el agua choca con las rocas.
Más adelante, del lado izquierdo, están unos baños cubiertos de maleza: sin techo, sin puertas, ni pocetas, ni lavamanos; el hampa hizo de las suyas en ese lugar. De un cajetín de electricidad solo queda el armazón, todo lo demás se lo llevaron. En una pared, del lado de afuera del baño está un mural casi intacto, en él se ilustraron distintos animales y floras, a un lado tiene un mensaje que dice paradójicamente: “La tierra es de todos, es un bien común, vamos a cuidarla con amor”.
En el Loefling había caimanes del Orinoco, venados, monos, lapas, chigüires, babas, báquiros, reptiles, jaguares, pumas, aves, morrocoyes, entre otros. Era conocido por la extensa fauna que habitaba en él, tanto en cautiverio como libres.
Correo del Caroní reportó en 2015 que una nutria se ahorcó en el estanque del parque, falleció uno de los caimanes y también un jaguar cachorro por la falta de supervisión. En el zoológico solo quedaban tres jaguares (2 machos y una hembra), un puma, un gato salvaje, dos caimanes, un pavo real, un cari cari y un rey zamuro.
En 2017 se reportó que solo quedaban en cautiverio dos jaguares y dos caimanes: “la puma se la robaron, y otros animales como loros y tucanes fueron decapitados en ritos de brujería dentro del mismo parque, hace más de un año, según dijeron trabajadores del zoológico”, escribió la periodista Oriana Faoro en esa oportunidad.
Para este mes de febrero las jaulas están vacías. No hay ni un solo animal en ellas, solo monte: “No queda animal ya, queda el salvaje que está interno, acures, lapas, culebras, monos, pero en cautiverio no hay nada”, dijo Elio Agreda, supervisor general de una cooperativa que está desmalezando el Parque Cachamay.
Falta de gestión pública
Para María Nuria De Cesaris, urbanista que ha participado en proyectos de planificación de la ciudad, los parques no son prioridad de la CVG. “Desafortunadamente la gente que está en estas instituciones no quieren a la ciudad, hay un tema de desamor, de irrespeto hacia la ciudad y de irresponsabilidad ya que no cumplen con sus funciones”.
La urbanista resalta que ha habido algunas iniciativas por parte de los ciudadanos para mantener estos parques, sin embargo al tener las dimensiones de un parque metropolitano es difícil que los guayaneses cuiden de forma apropiada sin la ayuda de las autoridades. Para De Cesaris una de las opciones para recuperar estos parques sería la unión entre los ciudadanos, empresas privadas y “el Estado, tanto CVG, que tenía esa responsabilidad desde siempre, o una Alcaldía que valore los espacios públicos para sus ciudadanos”.
El abandono de este parque fomenta a que ocurran actos delictivos, el más reciente fue el martes 18 de febrero, cuando cinco sujetos, aparentemente, trasladaron tubos y vigas de hierro del Parque Loefling y fueron aprehendidos por la Policía del estado Bolívar.
Parque Cachamay
La entrada del Parque Cachamay también está abandonada. Se han llevado gran parte de la cerca perimetral que colinda con la avenida Guayana, al igual que la mayoría de las rejas de colores que están sobre las paredes de ladrillos en la entrada.
Un incendio de una gandola cargada de combustible frente al parque, ocurrido el 17 de abril del 2019 arrasó con los icónicos locales de madera que estaban en la entrada, donde se podía comprar un recuerdo del parque. La colorida valla de la entrada está ahora en gris, las llamas también borraron las imágenes que indicaban el nombre de los parques y los horarios de visita.
La mayoría de las barras de madera que servían como defensa en el mirador también se las llevaron y el restaurante está desmantelado. Lo único que abunda en sus instalaciones, aparte de la belleza natural de las cascadas del río Caroní que entre tanto abandono es el único consuelo para la vista, son los monos capuchinos, quienes se han reproducido de una forma impactante. Es muy común encontrarse a mamás monos con sus bebés colgando.
Durante una visita al parque, el pasado 11 de febrero, se observó que una cooperativa contratada por la Alcaldía de Caroní está desmalezando los espacios. “Ya vamos para tres semanas trabajando aquí, haciendo un saneamiento, se está hablando para comenzar a trabajar por el agua y el alumbrado porque todo eso lo robaron, desvalijaron la cerca, las tuberías de agua, las conexiones de luz, se llevaron los cables, toda la estructura, todo desvalijado totalmente”, dijo Agreda, encargado de Mantenimiento Aladino 2020, quien indicó que también están haciendo canteros para la arborización del parque.
En reiteradas ocasiones, este equipo reporteril intentó contactar a la Alcaldía del municipio Caroní y a Supraguayana para saber los proyectos de mejora que están realizando en el parque, pero no obtuvo respuesta.
Las sociedades necesitan espacios de recreación
En los procesos de urbanización de construcción de las ciudades uno de los elementos fundamentales es la posibilidad de tener sitios de esparcimiento: “sin duda el hecho de que en Ciudad Guayana estén unos sitios que tradicionalmente fueron de esparcimiento y que hoy están deteriorados, influye en el desmejoramiento de la calidad de vida de la población”, explica el sociólogo Luis Hernández Cumana.
El sociólogo enfatiza que los espacios públicos en las urbes son elementos claves para el desarrollo de la vida de los ciudadanos: “las ciudades crecen y la gente necesita cada vez más sitios de esparcimiento, en el caso de que esto no exista encontraremos que se pierde la calidad de vida, más bien las ciudades deben tener cada vez más espacios para los ciudadanos”, comenta.
“Estos espacios no se han perdido, están abandonados pero no se han perdido, están deteriorados, definitivamente esta ciudad no se puede dar el lujo de perder espacios metropolitanos de esa calibre, tenemos que cuidarlos, atenderlos y exigir que se le hagan un mantenimiento y una gestión adecuada”, expresó María Nuria De Cesaris.
Estos parques eran de gran orgullo para la región, cuando venía un foráneo se acostumbraba a llevarlo a estos sitios, sin embargo, actualmente hay una generación de guayaneses que está creciendo sin conocer los parques Cachamay y Loefling.
La Operación rescate
En 1968, a raíz de la construcción del lago artificial del embalse de Guri, CVG organizó la Operación rescate que consistía en rescatar a los animales que habitaban en las zonas inundadas.
La operación estuvo a cargo de grupos de rescate compuestos por trabajadores, voluntarios, perros de rescate, bomberos e indígenas maquiritare o yekuana. El proyecto duró 3 meses y fueron capturados 18 mil animales, según la CVG.
Entre los animales rescatados había venados, anacondas, zorros, cachicamos, culebras, cuerpo espines, monos, morrocoyes, rabipelados, zorros guanches, monos capuchinos, chigüires, perezas, entre otros. En total fueron protegidas 55 especies variadas.
Algunos animales los liberaron cerca de las zonas de rescate, otros los llevaron al Zoológico El Pinar, a Parque del Este, al Parque Cachamay y a zoológicos de Barquisimeto y Maracay.
Una vez inaugurado el Parque Loefling los animales en cautiverio que estaban en el Cachamay pasaron a este espacio.