Decían los latinos que las palabras vuelan y lo escrito permanece; incluso cuando se va el fluido eléctrico usted puede tomar su Diario La Nación e informarse de las noticias del Táchira.
La venta del impreso de Diario La Nación no es posible sin nuestros pregoneros, ubicados en los semáforos más importantes de la ciudad. Un caso particular es nuestro Jorge Espitia que nos recibe todas las mañana con un rítmico trinar: La Nación, La Nación…
Ubicado en el semáforo de la intersección de la avenida Carabobo con Ferrero Tamayo,
Jorge Espitia lleva 27 años como vendedor de periódicos, siempre focalizado en el mismo punto de referencia.
“Yo trabajo todos los días. Todo el día, de domingo a domingo. Hasta que no venda el último periódico, no me voy a la casa, sin importar la hora”, comentó el pregonero. “Llueva, truene o relampaguee, yo estoy aquí, hasta que venda el último ejemplar”, dijo.
Aclaró que toda la vida se ha desempeñado en este oficio, que lo ha llevado a conocer a muchas personas, y que ya cuenta con una clientela fija que le busca todos los días en su sitio de trabajo para comprar el periódico.
Manifestó que siempre termina de vender su producto, sin importar la hora. A veces, antes de las 5:00 de la tarde ya tiene “todo vendido”, pero también ha sucedido que a las 9:00 de la noche todavía está con algunos ejemplares disponibles.
No es nada raro pasar a esas horas de la noche y verlo todavía ahí, en el semáforo, con su overol azul del Diario La Nación, pregonando el ejemplar del día. Inclusive, en ocasiones bajo un incesante aguacero, solo resguardado por un poncho, pero aún en vilo por cumplir la fiel misión de llegar a casa con toda la mercancía vendida.
Personas como Jorge Espitia son el reflejo del tachirense trabajador y comprometido con los valores sociales. El ser pregonero no es un oficio para nada sencillo, y que al parecer tiende a agudizarse con el transcurrir del tiempo; sin embargo, la mística y amor al arte, tal como el de Espitia, harán que los pregoneros permanezcan por mucho más en la contemporaneidad. (Favio Hernández/ Yrlander Hernández)