Nuevamente reaparecieron en la capital tachirense las largas colas para abastecerse de gas doméstico, luego que, por escasamente unos meses, los usuarios lograran conseguir sin tantos esfuerzos el combustible para la elaboración de sus alimentos.
Este miércoles, en la planta de llenado de PDVSA Gas Comunal, en la avenida Libertador, desesperados ciudadanos esperaban pacientemente el momento para comprar las bombonas, lo cual les obligó a soportar largas horas para lograr el objetivo.
Carlos Zamora, residente en Cordero, declaró que el pésimo servicio que presta casa a casa la empresa estatal le llevó a madrugar, para lograr comprar una bombona de 18 kilos.
—Tuve que madrugar, casi a las seis de la mañana, para tratar de comprar una bombona, pues tenemos casi tres meses que los camiones no llegan a Cordero para surtirnos; los choferes de los camiones han dicho que la falta de gasoil y de cauchos les ha impedido cubrir las rutas.
Aseguró la fuente que en ocasiones le ha tocado que cancelar hasta cinco mil bolívares por una bombona de 18 kilos, la cual es vendida por los mismos “ruteros”, quienes argumentan que la escasez les lleva a vender el combustible en ese precio para compensar los altos costos de vida.
Carmenza Gutiérrez, quien dijo ser residente en el sector El Mirador, declaró que la inexistencia del servicio puerta a puerta que brinda PDVSA Gas Comunal “es pésimo, los ruteros ya no pasan por nuestras casas, lo cual nos empuja a venir hasta la planta de llenado, es una tortura que vivimos cada mes para poder cocinar nuestros alimentos, ya que nos vemos en la obligación de pagar taxi para transportar la bombona, lo cual es muy costoso para nosotros, aunado a que debemos aguantar sol y necesidades”.
En la puerta de ingreso a la planta de llenado han sido instalados unos carteles en los que se advierte a quienes son poseedores de bombonas de diez kilos que sólo se les venderá de estas en un horario de 6 a 8 de la mañana, de lunes a viernes, pero en predios del Coliseo de Táriba, por lo que quienes asisten a la planta, sencillamente pierden el viaje por la medida.
Personas de la tercera edad, mujeres embarazadas, madres con sus hijos, asisten a la tediosa labor de intentar llevarse una bombona y con ello, paliar por unos días la escasez del combustible, el cual al igual que otros servicios que ofrece el Estado, es deficiente y casi imposible de adquirir.
“No hay trato preferente”
Mujeres en estado de gravidez, al igual que de la tercera edad, se quejaron del trato que reciben para la compra de las bombonas, ya que declararon que aquellos que tienen a cargo la atención del público no permiten que las mujeres que llevan niños o los ancianos sean atendidos con prioridad.
“Se ha perdido el respeto por las personas -dijo María Rentería, con casi nueve meses de embarazo-. Aquí todos somos maltratados, no les importa que tengamos niños o que estemos con tremenda barriga. Deberían efectuar jornadas con atención privilegiada a las mujeres y los de la tercera edad, pues es muy duro esperar dos o más horas bajo el sol y el agua”.
Pablo Eduardo Rodríguez