El objetivo de FundaBolívar, puntualizó su director, es lograr sacar sanos y salvos a los leones
La organización FundaBolívar, dedicada a la protección y rescate de animales en la zona de frontera, viajó hacia el municipio Rómulo Costa, donde se registraron las más recientes depredaciones por leones, para instalar dos cámaras-trampas que permitirán fotografiar a los animales.
“Nuestra organización, con información registrada hasta el momento, tiene un 90 % de posibilidad de que se trate de leones, que fueron liberados de alguna finca”, aseguró Jonatan Palacios, director general de la organización.
Según dijo, las personas de la comunidad señalan que los leones fueron liberados por una persona en Mérida. “Varios vecinos nos constataron que esos animales vienen recorriendo diversas comunidades de la zona norte del estado Táchira”, resaltó.
Dejó claro que estos felinos lo único que están buscando es comer. “Ellos se alimentan una vez cada 10 o 15 días, y los ataques se registran en esos lapsos”, acotó al tiempo que indicó que se han “amañado mucho en el sector de San Isidro, por ejemplo, porque hay abundante alimento y es bien montañoso, lo que les facilita mantenerse camuflados, fuera de las intenciones humanas”.
El objetivo de FundaBolívar, puntualizó su director, es lograr sacar sanos y salvos a los leones. Para ello, “fuimos al lugar e hicimos la instalación. No queremos hacer lo de muchos: solo ir a mirar. Arribamos con los equipos necesarios para poder constatar lo que está pasando. Las cámaras se pusieron en dos puntos clave de la comunidad, con el propósito de registrar el movimiento diurno y nocturno, en fotografía y video, para tener más exactitud”.
Se detectaron tres huellas distintas
A partir de las huellas estudiadas y de la forma en la que los felinos han cazado, el equipo logró determinar que son leones africanos, específicamente dos hembras y un macho. “No pertenecen a nuestro ecosistema, fueron traídos de alguna forma, que es ahí donde empieza el meollo del asunto: Qué está pasando, por qué esos animales están en esa zona, quién los liberó, cómo llegaron a ese lugar”, preguntó.
Esa información, agregó, la está buscando la organización. Sin embargo, “lo primero que debemos hacer es registrar, poder mostrarle al mundo de qué estamos hablando, con fotografías, imágenes. De ahí en adelante empezaremos un proceso de rescate, porque, evidentemente, nos involucramos con el fin de salvarlos”, subrayó.
Lamentó que mucha gente, al arribar al lugar, les preguntara si iban a matarlos, a cazarlos. “Pues no, nosotros no somos cazadores, somos rescatistas”, manifestó mientras instaba a las organizaciones, foráneas o nacionales, a sumarse a esta labor.
“Lo que pretendemos es rescatar animales que son víctimas del tráfico, de una cantidad de realidades, de las que mucha gente no quiere hablar. Esa es nuestra misión, ayudarlos, sembrar un mensaje claro a favor de la vida animal y hacerles ver que el tráfico es una realidad en Venezuela”, insistió.
Aclaró que los machos pesan aproximadamente entre 180 y 190 kilos, y el nivel de su huella, la profundidad, es mucho mayor que la de las hembras, que llegan a pesar de 110 a 120 kilos. “Esperamos, entre ocho a 15 días, tener información, y seguiremos visitando la zona para hacer un monitoreo. Donde instalamos las cámaras fue el sitio en el que se dio el último ataque”, remató a modo de colofón.
Jonathan Maldonado