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En el octavo día de cuarentena, aislamiento ordenado por las autoridades gubernamentales y avalado por lo especialistas en medicina, el municipio Guásimos se vio muy solo después de la una de la tarde.
“Todo el mundo se guardó más temprano que de costumbre” expresó un farmacéutico que regenta una de las tres farmacias que hay en Palmira.
Lo más importante es que la mayoría de ciudadanos entiende que hay que mantenerse aislado en la casa el mayor tiempo posible. “Hemos visto que hoy lunes la gente salió más temprano que de costumbre, compró algo de alimentos y se encerró de nuevo en sus casas”, expresó.
“Creo que la gente se creyó ese mensajes de las redes donde decían que a partir de este lunes solo podía estar en la calle hasta la una de la tarde. Después de esa hora la calle es solo o pueden estar por fuera los funcionarios públicos, de seguridad y aquel que demostrara con un documento que era trabajador de un centro de salud o vendedor de alimentos, por eso hoy Palmira se vio más sola que nunca durante la tarde”, declaró.
En la calle principal donde durante las 24 horas no cesa el paso de vehículos, el tráfico disminuyó de una manera importante; lo que más se veía era motocicletas.
“Está solo porque la gente ya no puede movilizarse porque no hay gasolina, obligada debe quedarse en casa. Yo salí obligado a comprar un producto para hacer una nota, pues tenía un pedido y fui a uno de los supermercados más importantes de Andrés Bello, donde los precios estaban iguales, porque no los dejaron que subieran los productos. Ante ellos estaban recibiendo el peso más bajito, es la fórmula que tienen para aumentar sus ganancias, mientras tanto la gente sufre y se somete a las condiciones de los supermercados porque queda de otra”, precisó Juan Mora al momento de salir del establecimiento.
Denunciaron que los precios del pan azucarado, de maíz como de avena subieron de precio dos veces en una semana en Guásimos: costaba 60 mil, luego 70 mil bolívares, hecho que obligó a las personas de inhibirse de comprar producto a pesar de ser una de las mejores alternativas para desayunar o cenar.
A caminar
A las dos de la tarde del lunes, el señor Freddy Pacheco, quien vive en Palmira, venía caminando desde San Cristóbal.
“Yo bajé porque necesitaba comprar las pastillas de la tensión y del corazón, pero prefería bajarme y subirme a pié, porque voy solo, en cambio en los buses rojos, hay más gente y por ende más contaminación”, dijo.
“Conseguí las medicinas en una de las farmacias frente al Hospital Central. Ahora estoy más tranquilo y puedo quedarme en casa sin pensar que no tengo las medicinas”, dijo.
Nancy Porras
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