Reportajes y Especiales
Contrapunto | Venezolanas también sufren violencia al hacer colas
25 de noviembre de 2017
“Las colas por alimentos tienen rostro de mujer”, y de mujeres de todas las edades que invierten entre 8 y 14 horas a la semana, recoge el informe ‘Mujeres al límite’.
Varias violencias –no solo la de los hombres contra ellas, que sí existen-, sufren las venezolanas. No solamente hacen las colas para comprar alimentos y productos de primera necesidad, sino que además –tal como lo revelan investigaciones de organizaciones de derechos humanos- dejan de comer para alimentar al resto de la familia, explica el portal de Contrapunto a través de un trabajo especial.
Su salud sexual y reproductiva también está en veremos: no hay anticonceptivos asequibles.
Este 25 de noviembre se conmemora el Día de la No Violencia contra la Mujer, que en Venezuela tiene varias expresiones. Una de ellas, sin duda, la de las parejas. Pero otra, que sucede a diario y parece no tener fin, es la de la crisis económica y social.
«En los derechos de las mujeres hemos retrocedido entre 70 y 80 años», señaló la psicóloga Magdimar León, coordinadora de Avesa. Según la investigadora, el no poder decidir sobre nuestra maternidad «nos lleva a la situación de nuestras abuelas y bisabuelas». Debido a la situación del país las venezolanos nos vemos confinadas a las colas y a cuidar a los enfermos que no tienen ni medicinas, describió.
Las mujeres compran cerca de su casa, hacen la cola cerca de su casa, explica Fabiola Romero, directora de la organización Freya. “Las colas por alimentos tienen rostro de mujer”, y de mujeres de todas las edades que invierten entre 8 y 14 horas a la semana, recoge el informe Mujeres al límite, elaborado por Avesa, Mujeres en Línea, Cepaz y Freya.
Además, de la canasta alimentaria las mujeres comen 12 productos y los hombres 15. La premisa es que los hombres deben comer mejor porque supuestamente ellos llevan el dinero.
La situación del país ha golpeado la salud sexual y reproductiva de las mujeres, señaló Luisa Kislinger, activista de derechos humanos por la salud de las mujeres, durante la presentación de Mujeres al límite.
Kislinger, con base en informes, estimó que la escasez de anticonceptivos ronda 90%, lo que lleva al incremento de la mortalidad materna, embarazo adolescente y la práctica de abortos en condiciones inseguras. Tal como lo refirió, en el año 2015 las compras de anticonceptivos por parte del Gobierno solo cubrían 2% de la demanda.
Las mujeres «seguimos teniendo relaciones sexuales» y «tenemos derecho a exigir que la sexualidad no termine en un embarazo no deseado», insistió la activista. No hay datos actualizados, pero en 2012 «la cobertura de la demanda por métodos de planificación familiar era solo del 22%», reseña el informe.
Las pastillas anticonceptivas aparecieron, pero, ¿a qué precio?, se preguntó Luisa Kislinger. Este método, uno de los preferidos por las venezolanas, vuela por los cielos de la inflación: puede costar más de 100 mil bolívares, y apenas se consigue de uno o dos tipos.
El de Venezuela es un contexto de violencia generalizada, en el que hay delitos por hambre, linchamientos y sicariato, describió Magdimar León. El deterioro de la función policial lleva a la gente a resolver sus problemas por sus propios medios, y encima, se legitima la violencia como una forma de resolver los conflictos. De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Violencia, en 2016 ocurrieron unos 28.400 homicidios.
En 2015 se reportaron 121 femicidios consumados y otros 122 en 2016, puntualizó León. Se trata de asesinatos de mujeres por razones de género, perpetrados en las relaciones de pareja o durante violaciones sexuales. La tasa de femicidios (por cada 100 mil mujeres) «poco a poco va creciendo» en Venezuela: de 0,77 en 2015 y de 0,78 en 2016. Esto, sin contar el subregistro y sin que oficialmente se incluya el asesinato de mujeres trans, que todavía no se contabiliza como femicidio «aunque lo es».