Pasan los años, y para Delia Vera, parece que fuera ayer cuando dio sus primeros pasos en el deporte de las cestas para convertirse en una gran jugadora, vistiendo los colores deportivos del Táchira y luego a nivel internacional con la selección Venezuela.
De una estatura promedio, pero con extraordinaria habilidad, para desplazarse en la cancha, la nativa del Municipio Junín, poco a poco se abrió camino en este deporte para llamar la atención de los técnicos, quienes vieron en Delia, una jugadora de mucho rendimiento, talento y así, formo parte de muchos equipos en diferentes categorías.
Para la morena de Rubio, este deporte ha sido su vida. Primero, lo entregó todo como jugadora, y aunque sigue en el tabloncillo participando en la categoría de veteranos, no ha perdido su calidad.
Por varios años, vistió el uniforme de la Selección Táchira, acudiendo a eventos regionales y nacionales, sin dejar pasar la oportunidad de ser llamada para formar parte de la selección vinotinto, acudiendo a torneos bolivarianos, centroamericanos y suramericanos, donde pudo demostrar sus cualidades.
Su meta, enseñar a los niños. Al sentir que llegado el momento de apartarse de las canchas como jugadora activa en equipos de primera categoría, decidió dedicar tiempo a la enseñanza de los niños, y contando con el apoyo de uno que otro entusiasta dirigente de la región, y del Instituto del Deporte.
Luchó duro para alcanzar su objetivo. Creo la Escuela de Baloncesto, Delia Vera, organización que recibe a niñas y niñas desde corta edad, para que se formen bajo su tutela, y poder conformar con estos talentos, equipos para participar en los eventos que la disciplina programa en la región.
Es intenso el trabajo que realiza, no descansa esta amante del baloncesto, llevando de un lado a otro sus equipos, participante exitosamente, y sumando trofeos y premios, en cada presentación.
Recientemente, la Escuela de Baloncesto, Delia Vera, celebro un año de intensa actividad, y ahora se encuentra a la espera de que este problema de Covid-19, pueda ser controlado, para regresar con sus alumnos y alumnas a las canchas, a preparar su participación en los eventos programados y que han sido aplazados por el Covid-19, y continuar igualmente dando sus enseñanzas a sus muchachos. Entre tanto, disfruta de un descanso obligado, recargando baterías para el regreso al trabajo.