Infogeneral
Sábado Santo dedicado al dolor y al luto sin iglesias abiertas y sin confesiones
11 de abril de 2020
Humberto Contreras
Con las puertas de los templos abiertas pero sin luces encendidas, y los sacerdotes atendiendo confesiones, la Iglesia Católica conmemora el Sábado Santo, tercer día del Triduo Pascual, es decir los tres días culminantes de la Pasión y Muerte de Jesucristo. Así es la tradición universal de la Iglesia y la feligresía católica
Este año, toda la conmemoración con la tradicional asistencia masiva, no pudo concretarse por el imperio de la necesidad de protegerse del contagio de la pandemia que afecta el mundo hoy día.
Y aquí en el Táchira, cada quién desde su casa, o su recinto de reclusión en cuarentena, ha seguido la programación litúrgica, con la intervención directa de monseñor Obispo de San Cristóbal, Mario Moronta, a través de los medios radiales y televisivos regionales, con la congregación familiar y el recogimiento devoto.
La soledad y luto de María
Este Sábado Santo, también se conmemora la Soledad de María, en recuerdo del aciago momento en que lleva el cuerpo de su hijo Jesús al sepulcro. El Sábado Santo, es por tanto un día de silencio y reflexión en el cual los cristianos conmemoran a Jesús de Nazaret en el sepulcro y su descenso al Abismo.
El Sábado Santo es un día de dolor y tristeza, ocupado por el silencio, el luto, y la reflexión, evocando la actitud de abatimiento y desconsuelo que marcó a María y los discípulos abandonados junto al sepulcro, donde yacía el cuerpo flagelado de Nuestro Señor.
El Sábado Santo, no se realizan eucaristías, no doblan las campanas, el Sagrario permanece abierto y vacío, el altar está despojado y no se administra ningún sacramento excepto la Unción de los enfermos y la Confesión de los pecados.
Es la tradición, recordamos. Pero este Sábado Santo 10 de abril de 2020, no hubo templos abiertos ni congregaciones de fieles en ninguna parte.
La programación de este día concluyó con la Vigilia Pascual, una celebración litúrgica en víspera del Domingo de Resurrección, mañana, cuando finaliza la Semana Santa.
Antes era el Sábado de Gloria
Anteriormente, el Sábado Santo se denominaba Sábado de Gloria. Y así lo conoció la generación de los abuelos de hoy. Fue el papa Pío XII, en 1955, cuando encargó a Monseñor Annibal Bugnini la reforma litúrgica, y a través de ella se decidió el cambio de nombre a Sábado Santo.
En esa reforma también se modificó el tiempo de ayuno, que antiguamente era el día Viernes Santo, y quedó establecido en solo una hora antes de la comunión del día sábado.