Rosdelkis Laurismar Leal Albornoz llegó el viernes a La Parada y atravesó la frontera –ya se sentía mal-, al pasar el puente internacional “Simón Bolívar” se sentó en una acera para mitigar y aliviarse del malestar, tanto así que un capitán de la Guardia Nacional Bolivariana se le acercó y le ofreció asistencia, le dio comida y bebida
“La paciente llegó al hospital descompensada y deshidratada, no había comido bien en los últimos días. Nos dijo que tenía dos días sin sentir al bebé. Realizamos las evaluaciones pertinentes por temor a que sea un caso de óbito (muerte fetal) y lo sentimos febril”comentó el galeno Ramón Chávez. Y hoy la madre ya tiene a su pequeño en brazos
Favio Hernández
Un hecho que recientemente estremeció a la colectividad tachirense fue el nacimiento de Adrián Luciano, el primer niño nacido en Venezuela por connacionales que regresaron al país en medio de esta pandemia mundial ocasionada por el brote de coronavirus, hecho que se suscitó el pasado domingo 12 de abril, “domingo de resurrección”.
El director del Hospital del Seguro Social “Patrocinio Peñuela”, Ramón Chávez, habló sobre el hecho y lo catalogó como un “milagro de resurrección”, pues se basó en las calamidades que durante las últimas semanas la madre de Adrián Luciano padeció, hasta llegar a su tierra y poder tener a su hijo.
Informó el vocero que el niño vino al mundo en la noche del domingo, a las 8:04, a través de una cesárea, pesando 3.50 kilos y midiendo 52 centímetros, siendo este el segundo hijo de su madre, Rosdelkis Laurismar Leal Albornoz, una joven caraqueña de 22 años de edad que llegó al país procedente de Bucaramanga, Colombia.
Chávez manifestó que gracias a la oportuna intervención del personal médico asistencial del Hospital del Seguro Social se pudo salvar la vida de este bebé, luego de que la madre manifestara que ya no lo sentía.
Todo esto comenzó el sábado 11, luego de que el personal del seguro se dirigió al PASI ubicado en la finca del “Niño Simón”, en Loma de Pío, con la finalidad de efectuar una evaluación médica a los connacionales que se encuentran allí cumpliendo con el protocolo de aislamiento tras su regreso a la nación.
Los médicos de la institución fueron llamados por la madre de Rosdelkis para informarle sobre el mal estado de su hija, quien a su vez les indicó que tenía más de 24 horas sin sentir a su bebé, lo que encendió las alarmas y tras una primera evaluación decidieron trasladarla al hospital del seguro social.
“La paciente llegó al hospital descompensada y deshidratada, no había comido bien en los últimos días. Nos dijo que tenía dos días sin sentir al bebé. Realizamos las evaluaciones pertinentes por temor a que sea un caso de óbito (muerte fetal) y lo sentimos febril”, comentó.
Agregó que en el hospital se le hizo un ecocardiograma fetal y, junto a las demás pruebas, se constató que el feto estaba vivo. “Se hidrató y se le colocó destroza a la paciente, se estabilizaron ella y el niño”.
“Rosdelkis nos había dicho que tenía 30 semanas de embarazo, pero con las pruebas descubrimos que tenía 38 semanas y dos días”, acotó Alberto Tello, comisionado presidencial del IVSS, quien resaltó que la madre no había cumplido con un control prenatal, pero que lo importante de toda esta situación es que “el bebé está vivo y sano”.
Una vez estables se determinó dejar a la paciente en observación médica hasta el lunes para darla de alta y regresarla al PASI, no obstante, el domingo entró en tarea de parto y obligó a activarse al personal del hospital, por lo que se realizó el procedimiento esa misma noche, sin ningún inconveniente.
Esperanza entre tanto caos
El director del IVSS Táchira quiso resaltar la situación social del caso, hablando sobre los fuertes momentos que a estas personas les ha tocado vivir, tanto afuera del país como ahora dentro de Venezuela, sufriendo xenofobia en ambos lados.
Dijo que el niño llegó un domingo de resurrección para representar la esperanza dentro de esta caótica situación; “es la bendición del amor. Una señal de Dios”.
“Entre tanto caos y confusión que genera el temor ante el coronavirus, nuestros compatriotas son discriminados como si estuvieran infectados por Covid-19, pero llegó Adrián Luciano para representar la esperanza”, manifestó.
Por ende, el vocero hizo un llamado a la población para que sea solidaria con estas personas, alegando que muchos cuentan con familiares en el extranjero que por diferentes razones decidieron salir de Venezuela. “Pongámonos la mano en el corazón”, agregó, al mismo tiempo que felicitó al Gobierno Nacional por organizar este plan de recibimiento para los connacionales.
“La responsabilidad de los venezolanos la tenemos los venezolanos. Pedimos a los compatriotas que reciban a estos venezolanos con respecto, con solidaridad”, apuntó.
Resaltó que tuvieron que retrasar la cesárea por unas horas, para poder conseguirle la primera muda de ropa al bebé porque no tenía nada, “ni siquiera un pañal”, y que ahora, gracias a la solidaridad humana, en especial entre todo el personal que labora en el hospital del seguro social, Adrián Luciano ya cuenta con un “guardarropa entero”.
“Todo el personal ha acogido a Rosdelkis y a Adrián como propios”, sostuvo. Igualmente, informó que el protector político del Táchira visitó a la madre del niño y le ofreció todo el apoyo necesario para el bienestar de ella y su hijo.
“No me vuelvo a ir del país”
Rosdelkis Leal reconoció que no se volverá a ir del país y añadió que la vida del que se va no es tan fácil en otras naciones. Alegó que espera continuar estudiando comunicación social, carrera que suspendió cuando iba en el segundo semestre en la Universidad del Valle del Momboy.
La joven oriunda de Catia, Caracas, hace tres años se fue a Bucaramanga en búsqueda de un mejor destino para ella y su primer hijo, llegando al lado de su mamá, quien ya tenía cinco años viviendo en Colombia.
Todo ese tiempo Leal se dedicó al comercio; venta de ropa y otras cosas, así como también al cuidado diario. “Vivía del día a día; si no salía a trabajar no tenía para el día”, precisó.
Explicó que no tuvo un control de embarazo porque la salud colombiana se negó a atenderla, alegando que el convenio con los venezolanos se había acabado, y que si ella quería ser atendida tenía que pagar, “y si pagaba una consulta no tenía para comer ni pagar el arriendo, porque allá el arriendo se paga diario”.
Al desatarse esta situación, Rosdelkis fue echada de la pieza en donde vivía junto a su mamá e hijo, obligándola a pasar 15 días durmiendo en las calles, hasta que Migración Colombia la trasladó a Cucúta.
Llegó el viernes a La Parada y atravesó la frontera –ya se sentía mal-, al pasar el puente internacional “Simón Bolívar” se sentó en una acera para mitigar y aliviarse del malestar, tanto así que un capitán de la Guardia Nacional Bolivariana se le acercó y le ofreció asistencia, le dio comida y bebida.
Cumplió con los controles protocolares junto a su madre y su hijo y le pidió a su mamá que pagase un baño, para poder asearse porque se sentía muy mal, esperando que el agite y estrés del momento fueran los causantes de su salud. Después los movilizaron al terminal para traerlos a San Cristóbal en horas de la madrugada del sábado, tenía días sin comer, por voluntad propia, porque su mal estado de salud no le provocaba alimentarse.
“No sé aún para donde irme. Mi mamá dice que nos vamos a Valencia, a Parque Carabobo, porque allá están los abuelos paternos del niño, ya que nuestra casa en Catia fue saqueada porque nosotros dejamos todo allá, pensábamos que nos íbamos y veníamos a los pocos días”, declaró.
Cabe destacar que el padre de Adrián Luciano es un joven oriundo de Valencia y que conoció a Rosdelkis en territorio neogranadino. Él se quedó en Colombia trabajando y aún desconoce que su hijo nació, debido a que no tiene manera de comunicarse con Leal.
“Voy a continuar estudiando mi carrera”, espetó la joven capitalina.
Sin duda alguna, el destino de esta historia, que apenas comienza, es incierto. Se pudo conocer que el presidente Nicolás Maduro, está al tanto de esta situación y que él mismo se comunicará con Rosdelkis para brindarle todo el apoyo.
Por ahora, Leal se encuentra feliz y estable junto a su hijo, recluidos en el hospital “Patrocinio Peñuela”, aguardando por lo que le deparará el futuro.