La pelota suave pierde a Jacinto Izaguirre

Gustavo Carrillo

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En la mañana del pasado jueves, la pelota suave recibió una triste noticia, en especial, los equipos que hacen vida en e Demócrata Sport Club. Falleció, Jacinto Izaguirre, el cuidador del diamante de ese centro.

Jacinto Izaguirre, muy conocido en el ambiente de la pelota suave, y conocido como El Negro o el Señor, fue un amante de la pelota suave, que llegó al Táchira hace unos 35 años, y más.

Vino al Táchira, cuentan sus amigos, cumpliendo su servicio militar y enrolado en la División de Transporte Militar, donde conocieron de su talento como pelotero, y jugó en muchos torneos vistiendo el uniforme de esa institución.

Oriundo de La Guaira, Izaguirre al cumplir su compromiso en la milicia, decidió quedarse en tierras tachirenses, donde cosechó cantidad de amigos, y siempre en los estadios de la región con la pelota caliente.

Los años no pasan en vano, y el Señor sale del béisbol, pero sigue filas en el softbol, la pelota suave, que para la época, estaba su propia efervescencia, con equipo en muchos municipios, y contando con el patrocinio de la empresa privada.

Izaguirre vistió el uniforme de dos conocidas empresas, Tachimara y Martell, siempre con buenos resultados. Un buen pelotero, talento y rendimiento ofensivo y defensivo.

Llega la hora del retiro. Su pasión por la pelota le impide irse de los escenarios, y la Liga del Demócrata Sport le contrata para que se encargue del maquillaje del campo de juego, y allí permanece hasta que sufre quebrantos de salud que le impide estar en su trabajo.

Sus amigos lo recuerdan como un hombre responsable, dedicado a su trabajo, y mucha delicadeza tratando el escenario de juego. Y lo recuerda Juancho Angarita, con un escrito donde dice: Era oriundo de La Guaira, y se quedó en estos lares, se casómy vivió en La Castra, amor, alegría y pesares. Su esposa Doña Josefa, partió hace más de un año, lo que le pegò a Jacinto, y empezó a hacerle daño. Nunca faltó a su trabajo, siempre puntual y cumplido, Jacinto nunca fallaba, era un empleado querido. Lo conocimos, y era un jugador con clase. Paz a sus restos.