José Solórzano, retumba en muchas ocasiones por las calles solitarias de San Antonio del Táchira, con su reiterativa frase «iPan, pan… vendo pan!», así se pudo hacer notar este martes, día número 51 de cuarentena.
Solórzano sale desde tempranas horas de la mañana a ofrecer el pan que una panadería le facilita a modo de consignación. «Lo vendo en 2.000 pesos. Le gano 500 a cada pan», aseveró el caballero de 35 años.
Oriundo de Valencia, arribó a la frontera hace más de un año con su esposa. Por mucho tiempo, se desempeñó como carretillero pero tras el cierre de los puentes, como consecuencia de la pandemia, tuvo que buscar otras alternativas.
Las ganancias le permite obtener lo de la comida. «La dueña del alquiler nos dio una prórroga», señala con tono de agradecimiento. La variedad del producto se ve en cada pan. Tiene azucarado, de leche, salado y de «bolita».
José Solórzano tiene dos hijos: una de meses y el mayor con discapacidad. Aún no sabe si regresará a su tierra. Por los momentos, es consciente que, de hacerlo, debe pasar primero por los protocolos de bioseguridad y de aislamiento social en la jurisdicción.
Reportó: Jonathan Maldonado (@ponchogocho)