Juan José Contreras
Cuando se planta una semilla no se sabe qué tan alto puede llegar a ser el árbol que surgirá. A pocos años de los albores de un nuevo siglo en el país muchas iniciativas germinaron. En 1906 cuando por primera vez tocó la Banda Municipal Sucre de Lobatera, pocos imaginaban que 114 años después seguiría presente y se convertiría en uno de los patrimonios culturales de gran valor en el Táchira y en Venezuela.
Hoy, el baluarte de la cultura tachirense lucha por sobrevivir. La falta de apoyo oficial ha llevado a que con la hiperinflación y la ausencia de un programa de formación de nuevos miembros, la agrupación esté en su peor crisis en más de un siglo de existencia.
Orígenes
Para 1906 el general Cipriano Castro comenzaba a padecer problemas de salud. Era el inicio de grandes cambios que llegarían con los años por venir de la mano de Juan Vicente Gómez y la apertura petrolera.
En el centro del Táchira, Lobatera que fue uno de sus cuatro cantones originales representados en las cuatro estrellas de la bandera del estado. Era un lugar de paso y estadía para comerciantes y viajeros de Colombia y Venezuela. En ese entonces se dio una conjunción de esfuerzos para agrupar a músicos en una banda.
La iniciativa partió de la iglesia. Una de las figuras representativas de la historia lobaterense, el presbítero bachiller Pedro María Morales, dio inicio al proyecto el 19 de abril de 1906. En ese entonces el corista y organista de la iglesia, Horacio Cáceres, fue miembro fundador junto a José Rivas, José Márquez, Hilario Vivas, Ramón Guerrero, Altagracia Contreras, Isaías Morales, Fortunato Morales, Juan Pérez y el emblemático Marcos Ovalles. El director fue Luis Gonzaga Vivas.
Excelencia y tradición
Un legado bajo amenaza
Orlando Cárdenas es el actual subdirector de la Banda Municipal Sucre. Es percusionista y ha sido miembro de la agrupación desde hace 47 años. El legado que ha contribuido a preservar hoy se ve amenazado. Aunque no siempre fue así.
Grandes logros ha sumado la Banda Municipal Sucre en varias décadas. Orlando Cárdenas recuerda que a finales del siglo XX fue una de las pocas agrupaciones de su estilo que tocó en la plaza Bolívar de Caracas. Por años sumó a sus miembros a colaborar con otras bandas como la de la Aviación o el Ejército. Se presentó en varios estados de Venezuela, y en Colombia.
Desde que se consolidó la plaza Bolívar de Lobatera tal como se conoce hoy en día, fue el escenario para la retreta después de la misa los domingos por la noche. Propios y foráneos por décadas se concentraron a escuchar el repertorio de la agrupación musical.
Cuando Luis Gonzaga Vivas pasó la batuta de la dirección al maestro Altagracia Contreras en 1915, la Banda Municipal Sucre ya era una referencia en todas las celebraciones tradicionales como diciembre, Semana Santa, actividades especiales. También en las Ferias y Fiestas de Lobatera, que datan de 1774 y son unas de las festividades más antiguas de Venezuela y América. También los músicos de manera respetuosa acompañaron a los difuntos al cementerio, incluso en el siglo XXI, para un último adiós en los funerales.
Orlando Cárdenas comentó que una singularidad de la agrupación es que desde su origen las enseñanzas han pasado de un miembro a otro, de generación en generación. El conocimiento de los caballeros del centro de cultura y recreo, varios de los cuales formaban parte de la banda en las primeras décadas de los 1900, está hoy presente en los músicos.
Los lobaterenses más longevos tienen gratos recuerdos de directores como Lorenzo Zambrano, que estuvo al frente de la agrupación en 1972; José Erasmo Cárdenas, que durante varios períodos fungió como director y subdirector; Manuel Balbino Contreras; Ramón Cárdenas y Deinis Girón en los años 80. Y el actual director y guerrero de esa herencia patrimonial, Miguel Arcángel Chacón.
Problemática
De los más de 35 miembros que la Banda Municipal Sucre de Lobatera llegó a sumar en la década de 1990, hoy los recitales apenas congregan entre 10 y 12 músicos. Orlando Cárdenas explicó que uno de los problemas es la ausencia de un sueldo. La agrupación recibe un aporte de la alcaldía que no llega ni a un salario mínimo.
Los músicos que participan en este legado lo hacen por convicción y compromiso con la institución de la que forman parte y por el patrimonio que es para Lobatera, pues no cobran por ello.
Orlando Cárdenas manifestó que por más modestas que pudieran ser las colaboraciones de los lobaterenses, en el pasado con una pequeña ayuda se podían adquirir elementos para las retretas. “Hoy una caña para un clarinete o un frasco de aceite para instrumentos de viento son cosas muy costosas”. La hiperinflación golpeó fuertemente a la centenaria agrupación.
Nunca se ha conformado una fundación, ni por la parte gubernamental local ni de la mano de los ciudadanos. “Algo que yo siempre he querido es que se contraten y paguen instructores para hacer un plan de formación y tener miembros para el futuro de la banda, hacer una escuela continua. Muchos ya somos mayores, yo tengo ya 73 años”.
Las tradicionales retretas dominicales nocturnas desde hace cinco años pasaron a realizarse a mediodía por los problemas de iluminación de la plaza Bolívar de Lobatera, que impiden la legibilidad de las partituras. Paulatinamente pasaron a ser quincenales y hoy en día están suspendidas por los protocolos de distanciamiento social producto de la cuarentena.
Atrás en el siglo XX se quedaron las épocas donde los miembros de la agrupación estrenaban uniformes para las retretas. Los blazers y las corbatas fueron reemplazados con la indumentaria informal del diario. Solo las notas de la pasión de los músicos han logrado traspasar el declive de la situación de un patrimonio de 114 años.
Expectativas
En la sede de la Banda Municipal Sucre reposa la imagen de Santa Cecilia, patrona de los músicos. El fervor de ciudadanos creyentes que le han dedicado melodías a ella y a las representaciones de la Virgen en Lobatera, la de Las Mercedes y la de La Chiquinquirá, es un aliciente para mantener la fe y la esperanza.
Orlando Cárdenas ha visto crecer a su descendencia frente a los instrumentos musicales en la banda, pues también son músicos, el más reciente, su nieto. “El que más quiere que esto no se vaya a caer soy yo. En Lobatera todos queremos que la banda sobreviva, son 114 años, la gente tiene que ayudar, si hubiera apoyo en el pueblo, afuera, la banda estuviera mejor. Esta es una crisis, y sé que va a pasar, y que la Banda Municipal Sucre volverá a vivir tiempos de gloria”. Ojalá sean 114 años más.