Regional
En cuarentena y temerosas a lo que ha de venir las madres tachirenses celebraron su especial día
10 de mayo de 2020
Freddy Omar Durán
Aunque el rol de la madre se ha transformado con el correr de los años, eso no ha cambiado el hecho de que siguen siendo el pilar del hogar y la familia, ámbitos que esta cuarentena ha recuperado para hacer de ellos un refugio contra la amenaza de la pandemia.
Hoy domingo se celebra el Día de la Madre, y si el año pasado la distancia entre hijos y
progenitoras la impuso la diáspora, quienes tuvieron que partir al exterior en búsqueda de mejores oportunidades de subsistencia, hoy hay sido la impredecible circunstancia de una pandemia global, que hace que ni los familiares más próximos se incorporen a los tradicionales agasajos de este día.
Pero esa circunstancia también ha unido a muchas madres con sus hijos, especialmente los que están en edad de crianza, y que por las obligaciones laborales de estas, no les permitía verlos tan a menudo como ellas quisieran.
Aunque muchas de alguna manera siempre lo han sido, una tarea, de las ya bastante que hay, ahora se les ha adjudicado el ser maestras.
¿Qué es lo más difícil de ser madre hoy en día? Y ¿cómo comparan la crianza de los hijos del pasado con la del presente? Fueron las preguntas que se le dirigieron a varias madres, que desde la puerta de su hogar, o en labores de economía informal, fueron abordadas.
Orgullosas de ser amas de casa
Con gran parte del aparato económico nacional paralizado en esta cuarentena, el hogar como unidad productiva ha doblado su eficiencia, y al frente de su gerencia están muchas madres, metidas más en ese rol, desde siempre u obligadas por un paro laboral, que incluso antes de decretarse la cuarentena, ya existía.
Ana Lagos siempre lo ha sido, y desde esa posición ha podido sustentar el crecimiento, y le abruma tanto las carencias del presente, como las incertidumbres del futuro.
–Los padres de uno eran más estrictos; ahora ellos hacen lo que quieren. Y así le pongas mano dura, ellos van por otro rumbo. Ahora la dificultad es que no hay trabajo, que lo poquito que se gana no alcanza–.
Piensa que ser madre también es una decisión personal y hoy en día tomarla es crítico.
–Yo creo que uno no debería estar de crianza a estas alturas de la vida. Ser madre tiene que ser una decisión que es muy difícil de tomar en estos momentos del país. Yo tuve 6 hijos y tres nietos.
Admite que ser abuela actualmente es distinto a como fue madre, y le da razón al dicho que reza ‘se quiere más a los nietos que a los hijos‘–.
Sin servicios públicos
Carolina Hevia a pesar de trabajar como docente, siempre ha estado comprometida con el hogar. Hoy tres factores la sujetan más a esas funciones: haberse apartado de la docencia
en virtud de los bajos salarios; la cuarentena, y el tener a su esposo trabajando en Chile.
–Siempre habíamos estado los tres juntos, afirma Hevia. A pesar de que él está allá y nosotros estamos siempre en contacto, igual siento que se ha disgregado la familia–.
Se siente preocupada por no atender a su hija Beatriz como se debe, tanto por los escasos recursos económicos, como por el colapso de los servicios públicos que vive el Táchira.
–Ahora la dificultad te lo pone todo lo que implica servicios públicos como gas, electricidad, agua, salud, transporte público; porque igualito uno va a preparar alguna merienda para tu hija, no hay electricidad, no hay gas. Usted antes compraba lo que quería y necesitaba, a la altura de su bolsillo. Ahora con los ingresos que tienes, no alcanza a cubrir ni las necesidades básicas–.
Siempre ha sido maestra de su hija, y junto a ella ha intentado asumir la novedad de la
“teleeducación”; nada fácil con tantas fallas en la internet.
–Para mí estar siempre con mi hija, colaborándole en las tareas; pero ahora el problema es que, por ejemplo, te mandan una tarea el lunes por whatsapp, y vienes viéndola el miércoles, y ya tienes que entregarla, cuando nuevamente se ha ido la señal–.
Piensa Hevia que los tiempos han cambiado, y con ellos muchos valores; no obstante que el valor fundamental ha sido estar en familia y estar en la casa, y eso es lo más tradicional que no se puede perder.
Cocinar a leña con asma
Leonor Villanueva no la ha visto nada fácil, en esta cuarentena. A ella y su esposo, los agarró sin trabajo, y menguados de recursos económicos para soportarla.
Además de eso su asma, y la alergia de su hijo, la ponen en una situación complicada a la hora de cocinar a leña, porque el gas brilla por su ausencia. Ella requiere un tratamiento de antibióticos para sus problemas nefríticos, que ni se consigue, ni tiene la plata para cubrirlo; por eso se las arregla con unos blisters que le regaló una vecina. Los de Barrio Adentro tocaron las puertas de su hogar por asuntos relacionados al virus actual; ella les expuso su diagnóstico personal, y ellos le prometieron volver para ver en qué podían ayudarle.
–He perdido 4 kilos en cuarentena. La dificultad de ser madre es la situación económica: Antes una mujer podía tener 8 o 10 hijos y criarlos mejor que ahora, yo tengo uno y me veo a gatas. No encuentras trabajo, y si encuentras, uno es mal pagado y no son estables, y si no tienes determinada edad –ella sobrepasa los cuarenta-, hay menos posibilidades. Si
buscas la manera de trabajar por tu cuenta, es otro rollo. Son tantos factores que hacen sumamente crítica la crianza hoy en día: yo me pregunto ¿cómo hacen hoy en día para tener 4 y cinco muchachos, algunas mujeres?–.
Admite que la formación de sus padres fue estricta, a tal punto que solo a avanzada edad pudo consolidar una pareja; sin embargo, no se queja de ella.
–Cuando uno tiene buena formación, -sostiene Villanueva-, eso lo transmites a tus hijos. Mis padres me criaron de una forma fuerte, y por ejemplo, tú ni pensar en tener un novio joven. Mi mamá no me dejaba ver telenovelas para no aprender lo que no debía. No tuve el derecho de preguntar ¿mamá puedo tener novio? Y aun así yo no lamento la crianza de
antes. Para que antes una niña de 11 o 12 años en pleno desarrollo, saliera embarazada, era muy difícil, o si lo hacía era porque ya estaba casada, y eso pasaba casi siempre a los 15 años. Ahora las niñas se desarrollan teniendo relaciones, y no pocas recurren al aborto, poniendo en riesgo su vida–.
Igualmente le inquieta que su hijo no vaya a clase, y le trata de encontrar algo de sentido a la nueva forma de mandar las tareas, pues no sabe con exactitud cuándo la maestra las corregirá. No obstante, sea como sea, ella está convencida de que “la educación más importante sale de la casa”.
Su instinto maternal ha aflorado con esta pandemia, a pesar que los vacíos de la despensa y de su cartera, le impidan cumplirlo de la mejor manera.
–Me cuido mucho del contacto que tenga con otras personas-subraya. Mi hijo no sale de la casa; no lo dejo salir ni a la bodega. Si llega a la puerta: ‘no toques la puerta’; si llega alguien: ‘mira mantente a determinada distancia’, ‘no le hables a las personas de cerca’, ‘no te dejes tocar de nadie’. Para mí es una preocupación enorme, porque él es alérgico y sufre de problemas bronquiales, y con la falta de medicina, de dinero, de transporte, más temes que le pase algo. Mi esposo estaba sin trabajo, y la cuarentena nos agarró sin nada en el bolsillo. Las ayudas que supuestamente vienen del gobierno no llegan a tiempo o son insuficientes; el Clap vamos a dos meses de no recibirlo. Hoy deberíamos estar recibiendo el tercer Clap desde que estamos en cuarentena, y la supuesta bolsa de proteínas que iba
a llegar no sé dónde está–, dice.
–Es muy angustiante, agrega, porque hay días en que le tenemos que decir al niño:
‘vamos a comer solo pasta’, ‘vamos a comer la arepa sola porque no hay huevo, no hay mantequilla, no hay nada para echarle’. ¿Cómo le compras una vitamina a tu hijo si no hay ayuda de ningún lado?–.
Deben salir a camellar
Pese a las restricciones de la cuarentena, muchas madres salieron a trabajar,
especialmente aquellas dedicadas a ventas autorizadas en estas condiciones especiales.
María Mora, en la Villa de los Buhoneros, el fin de semana en el suelo extiende su muestrario de yerbas. Sus dos hijos ya están crecidos; ahora solo vela por su mamá, retribuyéndole todo lo que hizo por ella.
–El Gobierno, afirma, dice que nos tenemos que quedar en la casa, ¿pero qué vamos a hacer? Allá no nos podemos quedar, porque nadie nos va a llevar una verdura, nada. Era más fácil cuando yo crié a mis hijas. Ahora está muy difícil; ¿qué madre puede conseguir un pote de leche para su hijo? Estamos entre la espada y la pared; no sabemos qué pasa, qué irá a pasar. Cada día es difícil para conseguir el efectivo, ¡no alcanza! Aquí solo se maneja moneda extranjera que no debería ser. La situación de la luz es grave, apenas si
tienes cuatro horas de luz al día; la situación del país es grave. Sin luz los niños se deprimen, no tienen como recibir sus clases, ni dedicarse a sus actividades recreativas–.
Ser madre es lo máximo
Docente con estudios de doctorado, Claudia Villegas, encontró que en este país, es más rentable trabajar independientemente, si quería darle calidad de vida a su única hija.
–Ser madre es lo más precioso, dice Villegas, que uno como mujer puede hacer en la vida. No hay felicidad más grande que esa, que traer al mundo una bella criatura. Tengo muchas ganas de tener otro hijo–.
Para ella enfrentarse a una sociedad donde se han perdido todos los valores, es el mayor reto que como madre puede afrontar.
–En realidad en la crianza la mayor dificultad es la pérdida de valores y cultura que se encuentra uno en la sociedad, porque usted trata de educar a sus hijos de la mejor manera y la sociedad le está mostrando otro mundo; debemos enseñarles a ellos a enfrentar ese futuro, pues no podemos tener a nuestros hijos en una burbuja de cristal–. (FOD)