Nancy Porras

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No llegan completos los medicamentos que necesitan tomar de por vida los pacientes trasplantados, hecho que mantiene en una constante angustia a todos los que tuvieron la fortuna de tener un riñón nuevo y con ello volver a la vida.

–No sabemos qué hacer. Todas las semanas nos mandan a ir al hospital del Seguro Social Patrocinio Peñuela Ruiz, para recibir la misma repuesta: venga la próxima semana, y de verdad que es imposible venir cada ocho días, por el problema del transporte y la cuarentena, dijo el señor Tomás Benavidez, quien debido a una subida de tensión perdió
los riñones, pero luego de batallar consiguió ser trasplantado.

–Nosotros somos pacientes de alto riesgo, explicó, y no podemos estar todo el tiempo en la calle. De los medicamentos, lo único que se sabe es que no han llegado. Ya nos sabemos qué hacer. Estamos fatal. A veces no podemos ir ni a control con la doctora, porque no tenemos gasolina para movilizarnos, es terrible, apuntó.

En el Hospital del Seguro Social, contó Benavides, todo el tiempo dicen que no hay, que vengan después y –me llevan–.

–Tengo más de nueve meses que no me dan Traculimos de 1 mg y a otros pacientes trasplantados no le entregan el Celcelpel. ¿Cómo hace entonces? Solo estoy tomando Micofelonato y pretnisona y encomendándome a Dios todos los días–, agregó.

Falleció un amigo

Con mucha tristeza recordó Benavidez, que la semana pasada falleció Jesús Mendoza, quien también era un paciente trasplantado.

Es de recordar que Jesús, muchas veces, dio a conocer a los medios de comunicación la situación crítica de los trasplantados, se preocupaba por la salud de todos, incluso la de los pacientes dializados.

Hace unos dos meses atrás se complicó, y quizás se desanimó al sugerirle el médico
tratante que debía dializarse para intentar recuperar el riñón que había comenzado a
fallar.

Era amigo de todos. Su sonrisa transmitía optimismo. No perdió la fe, la esperanza, por eso siempre luchó, pero ya dejó este mundo entregando a sus amigos trasplantados un ejemplo de seguir adelante a pesar de tantas vicisitudes. (NP)