Sucesos
Apresan en San Rafael de Cordero a padre e hijo por abuso a menores
22 de mayo de 2020
Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas desarrollaron una investigación sobre un sórdido caso de abuso infantil que les deparó varias sorpresas, sobre todo por la manera como fueron cometidos los hechos y la relación familiar de las personas involucradas
Las averiguaciones de un caso de presunto abuso sexual contra un niño de dos años, desarrolladas por parte de funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas – Cicpc-Táchira-, depararon sorpresas para los detectives de la Brigada de Investigaciones y Protección en Materia del Niño, Niña, Adolescente, Mujer y Familia, que descubrieron un verdadero drama familiar que terminó con la detención del padre y el abuelo del niño abusado, así como asistencia a otro menor víctima de la misma situación, que en un primer momento formó parte como sospechoso de las pesquisas destinadas a aclarar el suceso.
Debido a lo escabroso de los hechos, las autoridades han preferido no aportar mayores detalles; no obstante, se supo que ocurrieron en una vivienda ubicada en la vereda Los Romeros, con calle principal de San Rafael de Cordero, municipio Cárdenas, hasta donde llegaron los investigadores atendiendo una denuncia presentada ante el despacho policial por parte de una mujer, que dijo ser la madre de un niño de dos años que supuestamente había sido abusado.
Primer caso de abuso
Según se supo en medios del referido cuerpo de investigación criminal, la mujer, que se hizo presente para presentar la denuncia, explicó que se había percatado de que algo malo había ocurrido cuando bañaba a su hijo de dos años, por lo que optó por acudir a la sede policial en busca de ayuda.
De inmediato se activaron las alarmas. El comisario Wílmer Enrique Uribe Guerrero, jefe de la delegación estadal Táchira, asumió el control de las investigaciones, junto al comisario Daniel Méndez, jefe de la delegación municipal San Cristóbal, y la inspectora agregada Gladys Cáceres, jefa de la Brigada de Familia, que junto a un grupo de funcionarios se trasladaron al sector San Rafael de Cordero para dar inicio a su trabajo.
En primera instancia se debía constatar que en efecto había ocurrido el sospechado acto de abuso, por lo que se trasladó a la pequeña víctima para un reconocimiento en el Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses, donde un médico legista confirmó las sospechas.
Rápidamente se desplegaron las labores de inteligencia e investigaciones de campo, durante las cuales surgió la primera sorpresa, por cuanto se determina la presunta participación del padre y un tío de la pequeña víctima, que rápidamente son ubicados. Y el otro hecho sorpresivo es que el tío resulta ser un niño de ocho años, por lo que los investigadores deben acudir a los organismos especializados a fin de procurar la atención adecuada para el menor, que aduce haber sido inducido por el adulto para participar en el hecho.
En resumidas cuentas, el padre del bebé de dos años, y al mismo tiempo hermano del otro menor investigado, es detenido y queda identificado como L. E. Naranjo Chacón, de nacionalidad venezolana y 24 años de edad, de ocupación barbero, quien por su supuesta participación en este caso queda a las órdenes de la Fiscalía XXII del Ministerio Público.
Otro infante abusado
No conformes con el resultado inicial, los funcionarios prosiguen con la investigación, pues consideran que queda por aclarar la razón por la cual un niño de ocho años se ve involucrado en tan delicada situación y se procede a trasladarlo hasta el Servicio de Medicina y Ciencias Forenses, en area del Hospital Central, para chequeos médicos, que también resultan positivos en materia de abuso sexual, lo cual se convierte en la tercera sorpresa que surge en la investigación.
Con pleno conocimiento de esta novedad, los detectives del Cicpc retornan a San Rafael de Cordero para investigar este caso colateral, que surge de manera casual, durante el desarrollo de las pesquisas relacionadas con el primer caso.
Pero las investigaciones deparan aún una cuarta sorpresa para el equipo del Cicpc, ya que surge como sospechoso otro miembro de la familia. Se trata del padre del menor de ocho años, padre también del barbero detenido por el primer caso y abuelo del niño de dos años, supuestamente abusado.
El sospechoso es detenido y queda identificado como L.E. Naranjo Sánchez, venezolano de 43 años de edad, de ocupación metalúrgico, quien es colocado a las órdenes de la Fiscalía XVI del Ministerio Público.
Recomponer la familia
En las últimas semanas han sido varios los casos de violencia y abuso sexual a niños que han sido descubiertos y aclarados en diversos sectores del estado Táchira, con la particularidad que aparecen como responsables familiares directos de las pequeñas víctimas o personas que de una u otra manera están vinculadas al entorno familiar, bien por amistad o afinidad.
Para los investigadores, esto tiene una explicación. En su mayoría se trata de casos de vieja data que fueron detectados gracias a la integración que numerosas familias han logrado a causa de la cuarentena social obligatoria, que ha contribuido, en no pocos casos, a la reunificación del núcleo familiar, donde se ha recuperado la confianza y se cuentan las cosas. Algunos padres se han enterado de cosas que ni imaginaban, por información de las propias víctimas, que motivadas por el acercamiento familiar y afecto dispensado se han atrevido a decir lo que les estaba ocurriendo. De allí las averiguaciones en desarrollo.
Es importante que esta unión familiar y la confianza retornen, que el núcleo familiar sea fortalecido y su importancia reconocida, ya que muchas cosas se han perdido, entre ellas el amor, la confianza y el afecto, por la prisa, el trabajo y tantas cosas que han dejado a la familia en un segundo plano. Es necesario recomponer la familia.
Armando Hernández