Carlos Casanova
El régimen revolucionario de carácter marxista declaró a Venezuela de utilidad pública, y con ello te expropiaron tus libertades y derechos, luego liquidaron el sistema sobre los que se sostenían, la democracia.
La expropiación entendida como el ejercicio de “quitarte” fue la política fundamental del socialismo hoy en ejercicio de gobierno. Siempre usando el concepto de la función social, en la idea de que es mejor para todos. Y con ello elaboró una doble línea de trabajo, quitarte tus derechos, tus libertades y tus bienes, y por el otro ir reduciendo el espacio de la existencia democrática.
El venezolano fue conducido de elección en elección a la defensa de un sistema, del democrático, pero nunca a una política de acción en defensa de sus derechos, libertades y bienes. Son dos cosas distintas que no corren juntas, ya que pueden existir libertades y derechos sin que el sistema que impere sea la democracia.
La lucha bajo la consigna “con mis hijos no te metas” conducida por las sociedades de padres y de fenasopadres, fue una clara expresión de una lucha por un derecho, que si bien fue exitosa, luego quedó diluida en el foco de los temas electorales, siendo la práctica correcta.
La lucha por la democracia es consustancial a la lucha por el derecho político, pero en sí misma no es la lucha por la libertad en todas sus expresiones. Por análisis en contrario, el venezolano luchando por el retorno de la democracia, fue perdiendo cada uno de sus derechos sin ofrecer resistencia, ya que materialmente las libertades y los derechos están confiscados por el Estado.
Hoy las libertades como sistema: la libertad de trabajo, comercio o industria, la propiedad como manifestación de la libertad, la libertad de creación, de educación, religiosa, de comercio, de circulación, libertad individual, de expresión, opinión, de protesta pacífica, y muchas más, junto a los derechos que estos encarnan, sabiendo que la evolución de la sociedad crea nuevos derechos, de los que podemos contar cuatro generaciones de derechos establecidos en función del ser humano, incluidos el derecho a la prosperidad, fueron inculcados, expropiados, robados por el Estado.
Lo que para el ciudadano hoy es una crisis, para los revolucionarios es el modo de vida del socialismo, de ahí la inexactitud conceptual de la oposición y de la comunidad internacional, al expresar que de la crisis se sale con elecciones y con dialogo, cuando lo cierto es que la crisis es el medio de implantación del comunismo.
Condenar la lucha por los derechos y libertades por las elecciones, ha sido el error de donde el régimen sale favorecido al ver como con la pérdida de los derechos la sociedad por si misma se debilita perdiendo en ejercicio de los mismos.
Liquidar los derechos y las libertades ciudadanas fue ejecutándose desde las leyes y desde la hiperinflación que nos empobreció y determinó que los valores de los bienes en la práctica no existan por falta de mercado, la liquidación del sistema democrático se fue haciendo reduciendo sus espacios y vaciando sus espacios.
La revolución juega al tiempo, y tiempo ha tenido. La comunidad internacional debe saber y si no lo sabe el gobierno interino debe indicarlo, y es el hecho de que en Venezuela se implantó el comunismo por el que nadie votó, cuatro generaciones de derechos le fueron expropiados a los ciudadanos, democracia no existe, y la crisis humanitaria creada por el régimen es el látigo con que el obliga al ciudadano a habituarse y aceptar la vida de miseria que ofrece.
La comunidad internacional debe saber, que una vez que el ciudadano se habitúe a la miseria y pobreza ya no habrá crisis, así como para la comunidad internacional ya no hay crisis en Cuba, y ya no está en la agenda internacional.
La oposición requiere un cambio de concepción en la estrategia política y en sus metas, de seguir en la misma concepción los resultados serán los mismos.
Dios mío no apartes tus ojos de Venezuela