Carlos Orozco Carrero
Apareció Don Aniceto con un libro bajo el brazo. Sorprende a todos que este hombre, acostumbrado a llevar una baraja y unas maracas en un bolsito, dedique algo de su tiempo a la lectura edificante. Se pasea por la sala, el patio y el solar en franco estilo intelectual. –Fíjate lo que dice Hilarión Eslava, carretico. –Ofrece criterios de principios estéticos que están dentro, fuera y en contra del arte. -Y este hombre si sabía de lo que hablaba, panita. -Fue maestro de Vicente Emilio Sojo, el gran músico venezolano. –Este viejo me va a matar con esos comentarios, comenta Melquiades. -Lo que es el encierro, sonríe Cosme.
Siguen el camino al cuarto de los chécheres estos aparaticos que funcionan con fluido eléctrico. La nevera que hace hielo, un microondas y varios bombillitos encontraron sitio en un rincón. El televisor grande, donde apreciaba a nuestros deportistas en acción reivindicadora latinoamericana, entró empujando a buscar su lugar encima del mueble que dejó mi nona. Ahí vamos, amiguitos. Muchos lapiceros con tinta seca también tienen una risita entre las muelas.
En 1970 aparecieron por radio Táchira los músicos que integraban el grupo de moda por aquellos tiempos. Pedro Vargas y sus Muchachos eran esperados por la multitud de seguidores, agolpados en la calle, para que sus ídolos les permitieran una fotografía y hasta les firmaran lo que llaman ahora autógrafos. Mucha gente en remolinos alborotados amenazaba con problemas en los estudios de la emisora pionera en programas con música en vivo. Luis Flores, Antonio Bustamante, José del Carmen Avendano, Rafael López y otros pavos de la época, llegaron a confundirse con las personas que esperaban su presencia. Una chica le preguntó a Pedro Vargas sobre la llegada del grupo artístico de moda. No los conocían en persona. La magia de la radio los soltaba a la imaginación como tremendos tipos. Don Pedro le dijo a la muchacha: – -Ellos van a salir por aquí, y le indicó una puerta frente a la calle. Todos corrieron a esperarlos en el sitio mostrado. Cuando los músicos pasaron frente al gentío, nadie los determinó por su pinta de viejos ya. El programa terminó y al salir de la emisora casi les caen a pedradas por la farsa montada por Don Pedro Vargas y sus Muchachos. Excelentes representantes de la fiesta andina.
Comentan que el planeta Tierra se ha limpiado mucho con este receso obligatorio en los ataques contra su integridad natural. ¿Será que los alienígenas ancestrales exigen un planeta limpiecito para poder regresar y unirse a nuestras pernicias terrícolas ?
Nos hizo correr Carlos Alviarez Sarmiento para llegar con tiempo a la meta de cualquier etapa en las vueltas al Táchira en bicicleta. Toda una escuela en la narración de los deportes mayoritarios. Conversador de los buenos y con una sonrisa en los saludos a sus amigos. Difícil esta contrareloj en terreno de subidas y bajadas, lobatero de siempre.
Dicen las autoridades boxísticas del Estado de Nevada, EEUU, que van a dejar que se efectúen peleas con mucha precaución en distanciamiento obligatorio. -Así peleo yo, dice el gordo Sósimo. Son dos metros y tendrá que tener los brazos de pulpo para alcanzarme cualquiera. –¡Calla, tú!