La vulnerabilidad de los migrantes, sobre todo aquellos como los bolivianos que asumen trabajos temporales en el sector agrícola, o peruanos, colombianos y venezolanos que se empleaban en el sector de servicios y comercio, se ha agudizado sobre todo en Santiago, donde rige desde el 15 de mayo una cuarentena total que paralizó gran parte del comercio.
«Una ayudaíta para regresarme a Venezuela», se lee en pancartas de parejas jóvenes en semáforos y esquinas de la capital chilena, donde se ha reducido la movilidad de personas por una pandemia que suma casi 110.000 casos y roza los 1.200 muertos, reseñó AFP.
«Esta situación nos preocupa mucho. Son personas de escasos recursos que necesitan retornar a sus países y no pueden hacerlo no porque Chile no les abra las puertas, sino que porque sus países les cierran el retorno», dijo este martes el canciller Teodoro Ribera.
Chile vivió en los últimos años una explosivo crecimiento de la migración, que hoy alcanza a cerca de 1.5 millón de personas, que llegaron sobre todo atraídas por la estabilidad política y económica.
En el caso de Colombia, aprovechando un avión que irá en busca de chilenos allí varados, se espera que en los próximos días puedan retornar a su país unos 200 colombianos.
Aunque los pasos fronterizos con Perú y Bolivia están a más de 2,000 km de Santiago, unos cientos de inmigrantes pudieron volver en las últimas semanas por tierra tras amargas negociaciones con sus respectivas autoridades, que cerraron las fronteras por la pandemia incluso para sus conciudadanos.
La Cancillería chilena envío el 23 de mayo una nota a las autoridades venezolanas para solicitarles que faciliten la repatriación de los cientos de venezolanos que acampan a las afueras de la embajada de Venezuela en Santiago pidiendo ayuda para regresar a sus hogares.
AFP