Las elecciones municipales, fijadas para el próximo 10 de diciembre, plantean nuevos retos para la sociedad venezolana en general y la comunidad uribantina en particular. Obviamente, en cada porción del territorio hay expectativas propias frente a las propuestas de los diferentes aspirantes a conducir las respectivas alcaldías. La idea del presente artículo de ninguna manera pretende desacreditar o exaltar las credenciales de quienes han puesto el nombre a consideración del electorado chácaro. Es el trabajo de los equipos de campaña y las organizaciones acudientes al evento comicial. Se entiende que cada elector tiene preferencias políticas relativamente definidas, de acuerdo con las filiaciones políticas del momento. Más bien se busca reafirmar la aspiración colectiva a un liderazgo comprometido con las necesidades del pueblo. El liderazgo comunitario, la experiencia y honestidad en el manejo de la cosa pública o la actividad privada, la sensibilidad social, la entrega a la lucha comunitaria y la capacidad de gestión, son elementos a considerar al momento de elegir las nuevas autoridades municipales.
Hace bastante tiempo, en medio de una tertulia amistosa, se le escuchó decir a un dirigente político local que cada lunes, al llegar a las oficinas de trabajo, los empleados de turno en la municipalidad no tenían idea clara sobre las tareas prioritarias a acometer en los respectivos despachos durante la semana en curso. Han pasado varias administraciones desde entonces. La anécdota se trae a colación para hacer énfasis en la necesaria capacidad gerencial y la visión progresista de quien asuma la responsabilidad de conducir la alcaldía en el próximo período. Los chácaros tienen expectativas de distinta índole. No se trata solamente de establecer la supremacía entre una u otra tendencia, sino de buscar un liderazgo capaz de aportar soluciones en el marco de la crisis. Claridad, compromiso, emprendimiento y gestión se convierten en elementos clave a la hora de valorar candidaturas. No bastan los discursos surgidos al calor de la campaña, sino de voluntad y disposición para hacer letra viva el proyecto de gobierno, si es que en verdad lo han diseñado. En este caso, la acción es más importante que la intención…
La ley establece claramente las competencias de los alcaldes. Pero la gente espera incluso un poco más de ellos. Ahí está el reto para los aspirantes. Hay un pueblo en expectación, a la espera de un líder que sea capaz de escuchar el clamor del pueblo. Los problemas están a la orden del día: vialidad interurbana y rural, calidad de los servicios públicos, atención médica y hospitalaria, abastecimiento de alimentos, medicinas o combustibles, la distribución de insumos para las labores agrícolas y pecuarias, entre otros. La alcaldía no es la instancia apropiada para resolver algunos de ellos. Pero puede fungir como bisagra de articulación con las instituciones y organismos correspondientes. De hecho, los presupuestos propios no son suficientes para asumir las tareas inherentes a la municipalidad. El peso demográfico del municipio Uribante limita la asignación de recursos en ese sentido. Por eso, resulta de capital importancia la capacidad de gestión y el equipo de trabajo. No basta con los talentos individuales. También hacen falta los aportes grupales para lograr los objetivos y metas en el marco de la crisis. [email protected]
José de la Cruz García Mora
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