Carlos Casanova Leal
Esta frase es del Cardenal Carlo M. Vigano, donde señala que los hijos de la oscuridad (malvados) son minoría, y ocupan posiciones estratégicas en el gobierno, la política, economía y medios de comunicación, y desde allí crean las condiciones para tener como rehenes a los buenos (hijos de la luz).
Ratifica el Cardenal, lo que se hizo ya público, y es la existencia del denominado “Estado Profundo” donde los hijos de la oscuridad pretenden la dominación social del mundo, y desde estas posiciones de poder, quieren influir para demoler, barrer y acabar los obstáculos que puedan encontrarse en su paso.
Hoy vemos como el mundo dependía de China, como consecuencia de la globalización, a la que la izquierda se opuso en principio y luego terminó apoyando. Con la crisis del 2008, se retomó el debate, en razón de que la inmigración ilimitada permitió la explotación de la mano de obra barata, y por otro lado las instituciones internacionales como las del comercio redujeron las capacidades de los Estados-Nación, reduciendo también su soberanía sobre asuntos económicos, con ello se debilitó la democracia también, siendo arrebatados por un nuevo orden mundial que se fue conformando.
Las condiciones laborales de salarios bajos sin protección a los trabajadores fue un estímulo para que las industrias se mudaran a esa región, los altos impuestos funcionaron como política para propiciar estas mudanzas.
La izquierda que genéticamente está contra de EEUU por su modelo económico, político y social, encontró en la globalización una forma de debilitar al capitalismo, razón por la cual terminaron apoyando las agendas globalistas y no a la democracias.
Surgió así, una política en los países como resultado de la dependencia con China, ahora evidenciada con la pandemia, de reencontrar la soberanía nacional y democrática perdida.
El Estado profundo quiere el poder global, el control de los movimientos de los activos, la libre inmigración creando un mercado global de trabajo, pero auspiciando las ciudades santuario de inmigrantes para resquebrajar los gobiernos, quieren el control del comercio y producción, utilizando como medio la agenda globalista, para lograr el control ciudadano por la vía de la tecnología 5G, con ciudadanos sin libertad, totalmente espiados, supervisados y condicionados.
La disputa contra el Estado Profundo no puede ser solo del presidente Trump, tiene que ser de todos, en razón de que es una lucha planetaria, por tanto debemos estar de su lado, es la piedra incomoda cuando se erige en defensa de la libertad religiosa, del movimiento pro-vida, de la desglobalización, y, de que el centro de poder regrese al ciudadano con libertad como valor superior al del Estado.
El partido demócrata en EEUU está manejado por los globalistas, por tanto debemos exigir de los políticos venezolanos en suelo americano, es el apoyo a Trump, no hacerlo es estar a favor de las dictaduras, totalitarismo y autoritarismos que apoyan el nuevo orden impuesto por este Estado Profundo, que implica una China y su modelo de dominación como eje central.
Los actos vandálicos disfrazados de protesta, que como modus operandi, ya lo vimos destruir Santiago de Chile, Ecuador, Paris, ahora ciudades de EEUU; buscan el resquebrajamiento de las instituciones, su debilidad, por imposición de la violencia donde no media debate de ninguna naturaleza.
Los grandes medios de comunicación están distorsionando la verdad, y ocultan las informaciones que surgen y comprometen los rostros de ese Estado Profundo.
Sobre la humanidad un enemigo invisible, que ahora muestra unos rostros, aun no todos pero si su agenda, y nosotros como hombres, mujeres y jóvenes de fe tenemos que ponernos en el lugar de donde somos, hijos de la Luz.
Dios los Bendiga