Opinión

EL CNE: LA REPETICIÓN DEL LIBRETO

16 de junio de 2020

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Nuevamente la cúpula roja nos ha aplicado su conocido guión del
fraude legal y político,  en su empeño de perpetuarse en el poder. De
nuevo han recurrido al manejo de los tiempos y a la violación de la
constitución para designar un nuevo Consejo Nacional Electoral.


Cesar Pérez Vivas

En estos últimos años han tomado el libreto diseñado y puesto en
práctica en la antigua República Democrática de Alemania. Bautizar al
sistema como “democrático” instaurando una dictadura, con un
parlamento decorativo, y con supuestos partidos de oposición en su
seno, inhabilitando y persiguiendo a los auténticos factores opositores.
El 28 de Febrero del presente año, en las instalaciones del Centro de
Reflexión y Planificación Educativa (CERPE) de la UCAB, contiguo
Colegio San Ignacio de Caracas, le expresé al diputado Ángel Medina,
Presidente del Comisión de la Asamblea Nacional para la designación
del CNE, que el gobierno rojo jamás permitiría un órgano electoral
donde no tuviese el control absoluto, y que en consecuencia
bloquearía el proceso, salvo que la oposición democrática aceptase
entregarle la mayoría de los integrantes del cuerpo. La naturaleza
autoritaria y deshonesta de la cúpula roja abortaría la función del
parlamento para llevar la designación  al TSJ; órgano montado con
incondicionales personajes, para quienes el derecho y la ética no los
obliga, por encima de su sumisión, a quienes, les han encumbrado, sin
tener credenciales, en unas magistraturas; hoy, convertidas en simples
dependencias al servicio de la ambición corrompida de la
camarilla. Lógicamente, comentamos, la Asamblea y la Comisión
deberían seguir intentando cumplir su función.

El tiempo ha llegado, se cumplió lo previsible, precisamente cuando ya
no lo hay para limpiar el sistema. La premura de la elección
parlamentaria colocará de lado este elemento esencial. Se alegará
que la elección de la AN debe hacerse, a más tardar en diciembre, a
los fines de que la nueva legislatura se ínstale el 5 de enero de 2021.

Esto, además, dejando también de lado el fraude cometido en la
elección del 20  de Mayo de 2018, y la consecuente usurpación
derivada de la misma.

No podía ser de otra forma. Maduro y su camarilla no puede competir
en una elección que no controle de forma milimétrica.  Por eso
maniobraron para llevar la decisión a su zona de confort (la Sala
Constitucional), por eso amarraron la mayoría con tres damas ya
probadas en su fidelidad a la primera combatiente, quien es la
principal decisora en estos casos. Por eso dejaron en las suplencias a
los verdaderos operadores del monstruo.

Por muy buena voluntad que puedan tener los rectores provenientes
de factores no militantes del PSUV, no hay forma de superar esa
muralla.
Ya el régimen tiene elaborado los textos para completar el guion
conocido. Se trata de cambios legales que la usurpadora sala
constitucional autorizó a efectuar al nuevo CNE, convirtiendo a este
cuerpo en parlamento, en un aberrante vaciamiento de la función
legislativa a la que se ha sometido a la legítima Asamblea Nacional.

Modificar la ley Orgánica de Procesos Electorales, en sede
administrativa, será la primera aberración que veremos en la nueva
directiva del CNE. Cambiarla para evitar una sorpresa, para evitar que
la plataforma no  oficial pueda lograr más curules. El actual sistema de
mayorías, puesto en marcha cuando el PSUV contaba con apoyo
popular y podía ganar la mayoría de los circuitos electorales, ya no le
conviene al régimen. Por eso la va a cambiar. Esto significa que
existirán menos diputado electos nominalmente y más elegidos por la
lista. En paralelo se diseñan ya los nuevos circuitos, que tendrán
mayor dimensión geográfica y mayor población electoral. Ello,
sumado a la división impulsada desde el gobierno con métodos
inmorales, permitirá que el PSUV controle la mayoría.
Los temas de fondo para garantizar un sistema electoral transparente,
no serán abordados, no habrá voluntad política, so pretexto del
tiempo, desde ahora hasta diciembre para poderlos resolver.

El más importante,  el Registro Electoral. Su actualización, resolviendo
la inconstitucional privación del derecho al voto de los venezolanos en
el exterior, requiere de un trabajo para el cual se necesita tiempo, ya
escaso, si tomamos en cuenta la magnitud del mismo.
Estos elementos los traigo a colación, porque no faltaran los que
recomienden esperar la instalación y las actuaciones de los nuevos
rectores. En veinte años de intenso intercambio político, de
observación de los patrones de conducta, conociendo los
planteamientos formulados por el oficialismo en el seno de las
comisiones parlamentarias, pero sobre todo, conociendo el talante
amoral de la cúpula roja, es nuestro deber advertir sobre la agenda por
venir y sobre las ya conocidas conductas fraudulentas.
La situación coloca a la sociedad democrática en una difícil
encrucijada. Dejar a la dictadura sola con su simulacro electoral o
asistir a la contienda, plenamente conscientes de la forma cómo va a
desarrollarse el proceso.

Aunque puedan hacerse estudios comparativos, respecto de la
estrategia y resultados en los procesos cumplidos desde la
instauración del gobierno comunista en 1.999, hasta ahora, la
situación ha evolucionado hacia un escenario cada día más
fraudulento, más hostil, más contaminado por la política corrompida y
corruptora de la dictadura.
Lo cierto es que han confiscado el voto y han cerrado la ruta electoral.
Frente a esa realidad no es posible legitimar el fraude. Tampoco
desaparecer de la escena, abandonar la política. Desde la oposición
democrática estamos en el deber de adelantar una política alternativa,
toda la cual no puede ser anunciada a la cúpula usurpadora. El cese
de la usurpación debe ser replanteado. No podemos olvidar el fraude
del 2018. Mientras Maduro busca pasar la página de su ilegitimidad.
Nosotros debemos mantenerla en alto, solicitando al mundo nuestro
llamado a permitirle al pueblo venezolano la oportunidad de una
consulta libre, organizada por organismos de la comunidad
internacional, para decidir nuestro destino.

Si Venezuela viviese una democracia la elección parlamentaria seria
de vital importancia por el rol que juega dicha institución en un estado

de derecho. Pero en una dictadura, que para nada respeta a la misma,
lo fundamental es el rescate de la democracia.

En consecuencia los venezolanos tenemos derecho a votar libremente
para decidir si queremos continuar con este socialismo, o queremos
cambiar a la democracia. A lo que no estamos obligados es a hacerle
comparsa al fraude.

San Cristóbal, 15 de Junio de 2020

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