En hechos aislados, tres jóvenes venezolanos fueron asesinados entre el viernes y sábado, en Norte de Santander, Colombia.
Uno de ellos, el barinés Antony Bohórquez, de 25 años, fue apuñalado por un presunto atracador, el día sábado, hacia las 12:50 de la tarde, en la avenida 7 entre calles 7 y 8 del barrio Latino.
Aseguran que el muchacho sostuvo una discusión con un sujeto que intentó atracarlo y, en represalia por la resistencia que opuso, lo apuñaló siete veces: en el cuello, clavícula, tórax, brazos y espalda.
Fue llevado de emergencia a un centro asistencial, pero falleció posteriormente. Dejó una esposa embarazada y un niño de 2 años. Trabajaba como “arrastrador” en los alrededores del centro comercial Alejandría, llevando clientes a los diferentes locales comerciales del lugar, y al momento de los hechos, al parecer se dirigía hacia su lugar de residencia.
Un zuliano
También a puñaladas asesinaron a un zuliano que laboraba como “raspachín” de coca, mientras dormía en una hamaca, en un lugar donde le permitieron que pernoctara. Graciano Antonio Pineda Fernández, de 25 años, residía y trabajaba en Tibú, raspando coca.
La madrugada del sábado fue asesinado en Nuevo Horizonte, un puerto sobre el río Catatumbo, en la vereda Caño Salado del corregimiento La Gabarra.
El día anterior llegó con un hermano a ese sitio con el propósito de comunicarse con su esposa y sus 3 hijos, quienes están en el estado Trujillo, porque allí ofrecen el servicio de Wifi. Los sorprendió la noche y prefirieron pedirle posada al dueño del pequeño local de internet, quien les dijo que podían pernoctar en un kiosco, alejado de la vivienda.
Cuando dormían en hamacas, Graciano fue atacado a puñaladas por desconocidos.
En Puerto Santander
El homicidio del tercer venezolano ocurrió en Puerto Santander. Jesús Javier Rondón Sánchez, de 25 años, vivía solo, en una vivienda de la calle 18 con manzana D, marcada con el número 2N-82, del barrio Villa Teresa.
En dicho lugar, fronterizo con la población venezolana de Boca de Grita, en Táchira, poco después de las 3 de la tarde del viernes, los vecinos escucharon cuatro disparos. Al llegar, los patrulleros del cuadrante observaron el cuerpo de un hombre, tendido en el suelo, tapado con una sábana.
Enseguida, los policías acordonaron la escena del crimen. “El hombre presentaba cinco impactos por arma de fuego, en las zonas maxilar y axilar, y dos en el brazo derecho y otro en el antebrazo. En el lugar se encontraron 4 vainillas, calibre 9 milímetros. Al occiso no le figuran anotaciones ni registros pendientes”.
Miriam Bustos