Lupita Ferrer, la extraordinaria actriz venezolana, sigue manifestando su inquietud por su carrera artística, ahora a través del teatro, donde prepara un monólogo sobre su vida que escenificará en el estado de la Florida, en donde reside, y que aspira a traer a Venezuela cuando las condiciones así lo permitan.

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Víctor Matos

En reciente entrevista concedida en Miami, vaticinó además que las telenovelas románticas, que la hicieron famosa en las décadas de los 70 y los 80, no volverán, pues las producciones actuales están dirigidas a los melodramas de violencia, de narcotráfico y de traiciones, tan diferentes en sus argumentos a la época que vivió y se hizo famosa en el país.

A sus 72 años, Lupita, nativa de Maracaibo, confiesa que tras su inicio en Venevisión, con Esmeralda, Mariana de la Noche, La Zulianita, al lado del galán José Bardina, y hasta por RCTV con Raúl Amundaray, a través de Cristal, Rosalinda y Soledad, entre muchas otras, incursiona en el cine, recordando su actuación en Las Hijas de Sánchez, en 1978, con Anthony Quinn; Dolores del Río, Katy Jurado y Lucía Méndez, bajo la dirección de Hall Bartlett, que fuera su primer esposo. Así, su carrera le abrió nuevas dimensiones, para filmar un total de 17 películas, incluso al lado del gran Mario Moreno Cantinflas.

Tras su incursión en Hollywood, grabó Pecados Ajenos para Televisa y Rosa Diamante para Telemundo, y ahora se ha dedicado a montar piezas autobiográficas en las tablas, así como a escribir sus memorias sobre su tránsito profesional.

Se lamenta por no haber tenido familia, no haber encontrado al amor de su vida, por su dedicación al embrujo de las luces y las candilejas, que le ha dado una amplia experiencia, pero que a la edad que tiene no se arrepiente de la fama que obtuvo, a la que ha podido manejar y dominar, pese a que la misma le quitó en buena parte su vida íntima, pero que ella misma se lo buscó por su pasión al deslumbrante mundo de la actuación.