El representante nacional del Unfpa, Jorge Caro, explicó que aunque Venezuela no tiene mención especial en el reciente informe mundial que elabora esa agencia, existen varias alarmas sobre desigualdades de género y otras “prácticas nocivas” contra las mujeres en el país.
El estudio incluye una descripción sobre la “masculinidad abusiva”, un indicador difícil de explicar pero que está instalado en la sociedad venezolana y que pasa desapercibido pese a traducirse en múltiples formas de violencia contra la mujer.
Durante el primer semestre del año, dijo, “ha habido más feminicidios que muertes por covid-19 en Venezuela”, un dato recolectado por organizaciones no gubernamentales que cifran en 108 los asesinatos a mujeres en el mismo período de tiempo en que el país contabilizó menos de 60 decesos por la pandemia de coronavirus.
“Eso te indica que hay un problema grave y que hay una práctica nociva que tenemos que denunciarla”, expresó el representante tras señalar que, aunque existe “una carencia muy importante de cifras oficiales”, de manera inequívoca se puede asegurar que la violencia contra la mujer está “muy presente” en Venezuela.
El Unfpa advirtió que el ambiente de confinamiento, debido a la cuarentena en que se mantiene a la población para evitar la propagación del covid-19, “hace que la violencia de género se exacerbe llevándola al extremo que es el feminicidio”.
Caro indicó que aunque Venezuela muestra una calificación positiva en indicadores de desigualdad de género como el acceso a la educación, la ausencia de datos impide determinar si existen otros desequilibrios, como la cantidad de mujeres que ocupan posiciones gerenciales en el país en comparación con los hombres.
Tráfico y prostitución
“Sabemos que con la crisis se ha incrementado la posibilidad de la trata, del sexo transaccional, de sexo por comida, de tráfico de personas. Se ha denunciado pero no tenemos estos datos”, dijo en alusión a los últimos cinco años, cuando la mayoría de la población pasó a vivir en la miseria, con hiperinflación y devaluación monetaria.
El representante considera que uno de los rasgos más característicos de este período de crisis ha sido “convertir a la mujer en una mercancía”.
Esto -explica- se concreta por la vía de la prostitución forzada, de transar el sexo por alimentos o por dinero, por medio del tráfico de personas o por la vía de la neoesclavitud, todas presentes en la nación suramericana.
“Hay unas páginas oscuras allí porque no sabemos cómo se producen. Lo que sí hay es la certeza de que hay tráfico de personas en las fronteras, de que hay un incremento y un riesgo muy importante de que se genere tráfico y trata fundamentalmente de mujeres durante la crisis”, sostuvo.
Madres jóvenes
Las estadísticas oficiales de embarazo adolescente en Venezuela tampoco están actualizadas, pero mediante varias estimaciones, el Unfpa determinó que el país tiene una de las cinco mayores tasas de toda América.
De hecho, en el reciente informe, Venezuela se ubica por encima de todo el continente en promedio de embarazos de chicas de entre 15 y 19 años entre 2003 y 2018.
“Los números no están creciendo (…) se mantienen en un rango que oscila entre los 95 y los 101 por cada mil embarazos (…) y también hay un segmento por debajo de 15 años que ha crecido, pero no están contabilizados porque están vinculados a violencia sexual”, explica Caro.
Además, “hay una alarma prendida” por el incremento en el número de mujeres que muere en el parto, con 125 decesos por cada 100.000 nacidos vivos.
“Un signo de alarma muy importante”, dijo, tras asegurar que la ONU y el gobierno están tratando de reducir la muerte materna, aunque todavía hay una “posibilidad cierta de que aumenten”, sobre todo si se disparan los embarazos no deseados en medio del confinamiento, lo que podría disparar también los abortos clandestinos.
Cortar futuro
Mientras el matrimonio infantil ni siquiera es medido en Venezuela, se ha vuelto “muy común” la unión temprana de niñas de 13 y 14 años con hombres hasta 10 años mayores, especialmente en zonas rurales, “en algunos casos buscando seguridad” o soporte financiero para las adolescentes o sus familiares.
También -prosiguió el representante del Unfpa- existen numerosos casos de personas que viven en ciudades grandes como Caracas y que buscan niñas en los sectores rurales para que trabajen en el servicio doméstico, se encarguen del cuidado de algún adulto o de algunos niños.
“Entonces convierten a las niñas en una mercancía que es transada, una niña que viene a una ciudad grande porque la han entregado pierde todo su futuro, sus oportunidades de estudio, de avance”, remarcó.
El informe del Unfpa llamado “Contra mi voluntad” muestra por primera vez un decrecimiento de la población venezolana en el último quinquenio, cuando cerca de 5 millones de personas abandonaron el país huyendo de una crisis que se recrudece cada día.