Humberto Contreras
La carrera 9 de San Cristóbal, que corre paralela a dos cuadras al este de la Séptima avenida, en dirección norte-sur, es una de las vías de circulación automotriz más transitadas de la ciudad, pues es la única del área central que cruza la ciudad en la extensión de su área central, de extremo a extremo en esa dirección, auxiliando así, a la Quinta avenida, ya que las carreras 4, 8, 10, y la Séptima avenida, van en dirección contraria.
Es, por tanto, una ruta de desplazamiento masivo de habitantes y visitantes de la ciudad, la cual expone ante sus ojos, una cara lamentable, consecuencia del abandono y el desinterés por proteger al menos las fachadas de las viviendas, así como de la autoridad municipal, aparentemente distraída de esta responsabilidad.
Un paseo breve por esa vía, permite apreciar paredes derruidas y olvidadas de la mano de protección que requiere el ornato urbano, no solo por la presencia misma de la ciudad, que, en mucho, muestra el amor de sus habitantes por el asiento de su vivienda, sino por la salud misma de cada uno, que mentalmente se siente impactada ante lo deprimente de las imágenes de miseria y abandono, de lo que fue una vez, una hermosa ciudad en crecimiento.
El límite de un sueño
La carrera 9, hasta el cruce con la calle 10, es el límite este externo a lo que se llamó área Central de San Cristóbal, que fue demarcada por las previsiones legales que se iniciaron formalmente el 11 de junio de 1974 con el decreto N°165, que la Presidencia de la República promulga expropiando 4,3 hectáreas, para lo cual el Ministerio de Obras Públicas inicia la elaboración del Plan de Ordenamiento Urbano y el Plan Maestro para el Centro Cívico.
Dicho plan, según se puede leer en el capítulo introductorio del proyecto “Centro Cívico, Plan Maestro. Renovación urbana del área central de San Cristóbal”, se elabora “dentro de una concepción de renovación urbana para el casco central de la ciudad…”, indicando optimistamente que “Es plausible lograr acciones renovadoras de la ciudad en forma de conjunto… con el propósito de alcanzar para San Cristóbal una fisonomía urbana, con arreglo a las más modernas técnicas del urbanismo contemporáneo…”
Pero, las palabras, aunque estén escritas, se las lleva el viento. O la desidia política. 46 años después, toda una vida humana productiva -o la existencia de dos generaciones humanas-, la estampa que ofrece esta carrera 9, que no es la única de la ciudad, no concuerda con esas escritas intenciones.
Solo basta con mirar las fotos para comprobarlo.