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25 de noviembre de 2024
Aunque ha tenido que cubrir algunas pautas con cierto riesgo, los cuidados implementados lo han mantenido invicto frente a la covid-19
Por Jonathan Maldonado
Leonardo Favio Oliveros, periodista venezolano, tiene cinco años viviendo en la ciudad de Cúcuta, en Norte de Santander, Colombia. Ese mismo lustro lo lleva en la empresa que le abrió las puertas una vez arribó a la zona: La Opinión, medio impreso de gran trayectoria en el vecino país.
Los meses que van de pandemia, Oliveros los ha vivido en la Perla del Norte, como también se le conoce a la abrasadora ciudad neogranadina. Allí, cuenta, en el primer mes de contingencia por el virus, el periódico dejó de circular y se enfocó solo en el sitio web y redes sociales. “La Redacción se redujo a 11 personas que estuvimos trabajando; el resto, en sus casas, igual con sus beneficios pagados, pero no estaban laborando”, dijo.
Al alargarse la cuarentena, el medio decidió reactivar a todos sus empleados, la mayoría desde sus hogares. No obstante, un grupo pequeño continuaba yendo al periódico, entre ellos Oliveros, quien aplicaba las medidas de bioseguridad para evitar el contagio. “Con el tiempo se hizo más restrictivo el acceso: lavado de zapatos, toma de temperatura, una persona a la vez usando los baños”, rememoró.
Durante ese lapso (primeros meses), el periodista del área multimedia de La Opinión continuó yendo a los barrios, haciendo, incluso, transmisiones en vivo. También solía hacer trabajos sobre las aglomeraciones y colas. Luego, las medidas se tornaron más fuertes: si entrevistaba a alguien en áreas de riesgo, no retornaba al periódico, sino que se iba directamente a su casa.
“Como ha habido contagios en el periódico, el último mes ha sido completamente desde casa, incluso algunos jefes se contagiaron. Estamos esperando si ahorita en septiembre, con la apertura de muchas áreas económicas, nos toca regresar o no al periódico, estamos esperando las directrices del medio”, prosiguió.
Con cierto tono jocoso, el comunicador social, egresado de la Universidad de Los Andes-Táchira, precisa que el trabajo informativo ha estado enfocado, casi en su totalidad, en la covid-19, llevándolo a pensar que “desayuno pandemia, almuerzo pandemia y ceno pandemia. Hasta he soñado con todo esto, pues me levanto y me acuesto cavilando sobre la pandemia”, dijo.
Trajo a colación un trabajo especial que elaboró para el medio, titulado Héroes anónimos en la pandemia: médicos, transportistas, barrenderos, entre otras personas que están en la primera línea de batalla, y cuyos rostros son desconocidos para la mayoría de ciudadanos que habitan en Cúcuta.
“Mi esposa corre mayor riesgo”
Oliveros está claro en que el tapaboca, el lavado constante de manos y el distanciamiento social son vitales para seguir invicto frente al virus. Los primeros tres meses de pandemia, recuerda, los vivió alejados de su esposa e hijo. “El inicio de la pandemia agarró a mi esposa, junto a nuestro hijo, de vacaciones en su pueblo, razón que nos separó por casi 90 días”, resaltó.
En la actualidad, su familia está en la misma casa, manteniendo los cuidados y protocolos necesarios. Su pareja, por ser enfermera, representa la mayor preocupación en su núcleo, pues ella está en la primera línea y el riesgo de contagio es mucho mayor que el suyo, que también es elevado.
La integridad del comunicador social, en cierta forma, se ha visto en riesgo al ir a barrios para hacer su trabajo o a centros de salud para entrevistar a enfermeras, una de ellas que superó la covid-19, y que labora en un área de urgencias de un importante centro de salud privado en la nación vecina.
Otro punto que le preocupaba era el uso del transporte público, donde, a su juicio, los ciudadanos no cumplen con el distanciamiento y demás protocolos de bioseguridad ante la pandemia.
“Afortunadamente, no he tenido que alejarme más de ellos (esposa e hijo), salvo los tres meses que mi pareja estuvo alejada por sus vacaciones. Ella corre más riesgo por su trabajo, es enfermera. En casa aplicamos nuestros protocolos de bioseguridad, dejamos los zapatos afuera y nos dirigimos de una vez a la ducha, si estuvimos haciendo varios recorridos en calle”, reiteró a modo de colofón.
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