Regional

En Junín están los servidores con armadura azul

2 de septiembre de 2020

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Ser bombero no es tarea fácil, en ningún sentido.  Requiere vocación, sacrificio, responsabilidad y un profundo amor al prójimo. Las condiciones para cumplir con su misión no siempre son las mejores, porque las carencias van a la par de los riesgos.

Para ser parte de este equipo de hombres y mujeres se precisa un espíritu generoso, arrojado y singular. Parecen escasos, pero aparecen en el momento preciso, cuando se les necesita.

42 años atrás nació el Cuerpo de Bomberos del municipio Junín. Su fundador y primer comandante, Carlos García Olarte, marcó la huella a seguir. Actualmente es una organización consolidada e imprescindible que alberga, más que a héroes, a seres humanos excepcionales. Ellos son los servidores con armadura azul.

Múltiples actividades

El segundo comandante del Cuerpo de Bomberos de la ciudad pontálida es el cabo segundo Ángel Cruz. Es oriundo del estado Amazonas, con nueve años de carrera y apenas unos meses en el estado Táchira.

Dio a conocer que en estos momentos tienen en sus filas 21 uniformados, así como seis voluntarios que pertenecen al grupo de rescate “Gervasio Rubio”.

También existen las brigadas juveniles, con niños que se instruyen en todo lo relacionado a las funciones que se cumplen en la organización, pero debido a la cuarentena  están suspendidas temporalmente.

Explicó que a las actividades propias de los bomberos, como el combate de incendios y la atención prehospitalaria, se suma en esta época de pandemia el servicio en los Puestos de Atención Social Integral, donde realizan traslados en ambulancia hacia los hospitales centinelas, previa autorización de las autoridades sanitarias.

Para ello cuentan con trajes de bioseguridad, caretas y guantes para realizar estos traslados, así como con el hipoclorito para desinfectar los trajes y las ambulancias.

También cumplen labores de desinfección de calles, avenidas  e instalaciones como los mercados y los locales que se utilizan como Pasi. Usan los camiones supresores de incendios, mezclan el agua con el hipoclorito y realizan el rociado.

En lo que respecta a la formación del personal, hasta el año 2016 se realizaba en los cuarteles, por medio de cursos intensivos. Posteriormente, con la creación de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad, se abrió la posibilidad de tener una capacitación profesional.

Aun así, se prepara personal a nivel interno con cursos prácticos e intensivos, enmarcados en los basamentos legales.

En cuanto a equipos, señaló que estos se encuentran en franco deterioro por los años de uso; uniformes y materiales requieren reponerse con urgencia: “El parque automotor presenta fallas propias del uso y se encuentra muy deteriorado. Hay dos unidades supresoras de incendios, pero una inoperativa y la otra en condiciones muy regulares, que es la que da la batalla de un tiempo para acá. Contamos con dos ambulancias y, aunque sirven, deben ser constantemente reparadas porque sufren desperfectos. A pesar de esto, hacemos  lo humanamente posible para llevar a los lesionados o a los enfermos a recibir la atención hospitalaria”.

Son muchas las necesidades del Cuerpo de Bomberos. Por esta razón, piden ayuda para actualizar el parque automotor, con cauchos, baterías, aceite y repuestos. “Necesitamos la mano amiga del colectivo a quienes servimos desinteresadamente para ofrecerles una mejor atención en momentos en que contar con un vehículo en buenas condiciones puede hacer la diferencia para salvar una o muchas vidas”.

Sin descanso

Según explicó el segundo comandante Cruz, un bombero está disponible 24 horas, los siete días de la semana. Ahora, con la actual situación y sus dificultades, se organizaron en guardias por medio de tres secciones de trabajo, que cumplen 48 horas activos, para después descansar.

Por esta razón, existe el interés de captar personal que conforme la  generación de relevo y que esas tres secciones puedan incrementarse; optimizar la atención a la comunidad y ofrecer a los funcionarios un respiro en esta labor tan exigente.

El cabo segundo Ángel Cruz define ser bombero como una profesión de vocación: “servir no se aprende, es algo con lo que uno nace. Ofrecemos, a quien quiera formar parte de nuestras filas, la oportunidad de ayudar, sin mirar a quién, sin esperar algo a cambio. No es mucho lo que se pueda ganar como sueldo, pero esto va más allá. Ofrecemos conocimiento, un campo de atención para la comunidad, salir con todo el amor para hacer un buen trabajo”. Él considera que cuentan con la protección de Dios.

Una mujer valiente

Desde niña, Karina Jiménez Acevedo soñaba con ayudar a los demás, por eso desde los nueve años de edad comenzó a formar parte de las brigadas juveniles de bomberos voluntarios.

En la actualidad tiene 31 años, es madre de tres pequeños, está a punto de culminar la carrera de técnico superior universitario en Ciencias del Fuego, en la Unes, y forma parte de las funcionarias femeninas del Cuerpo de Bomberos del municipio Junín.

“Siempre me ha gustado mi trabajo, porque para mí es muy importante ayudar a quien lo necesita; más en estos momentos de pandemia, cuando hay muchos que requieren de nuestra cooperación. Prestar colaboración a un niño, a un anciano, no darle la espalda, es para mí una acción que alegra mi corazón”, dice esta joven que se enfrenta a muchos riesgos en la profesión que escogió.

A pesar de ser mujer, nunca se ha sentido discriminada por sus compañeros varones; al contrario, manifiesta que de ellos solo recibe respeto, apoyo, solidaridad y protección, tanto ella como sus tres compañeras que forman parte de este valioso equipo.

Entre sus funciones están las de paramédico y a menudo sale en la ambulancia a cumplir esta labor y a aplicar en los pacientes sus conocimientos de primeros auxilios para aliviar en parte su sufrimiento. Para poder hacerlo se requieren donativos de insumos médicos, como gasa, alcohol, algodón, guantes, jabón para lavar heridas y agua oxigenada, entre otros.

“Sí he sentido miedo en ocasiones, pero hay que dominarlo y, con voluntad, todo es posible. Hay que ser positivo ante la adversidad. Estamos en manos de Dios y si Él nos puso en el camino, esa es nuestra misión”.  Ella es Karina Jiménez, una mujer valiente.

Para los bomberos del municipio Junín, quienes recientemente celebraron su día, es el aplauso de los habitantes y la más profunda de las gratitudes por su enorme vocación de servicio.

Norma Pérez

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