Opinión
MAP: el perverso movimiento de activismo pedófilo (III Parte)
3 de septiembre de 2020
Katherine Duarte H.
En las primeras publicaciones sobre este tema se hizo mención al MAP (Minor Attracted Person o Persona Atraída por Menores) el perverso movimiento que considera necesaria una disminución o la abolición de la edad de consentimiento sexual, pretendiendo que la pedofilia sea aceptada socialmente como orientación sexual, deje de ser considerada un trastorno mental tipo parafilia; ser incluidos en el Movimiento LGTBIQ+ y finalmente buscar la legalización de la posesión de pornografía infantil, de la cual se han incrementado significativamente las denuncias según cifras de entes oficiales. Asimismo, se citaron algunas características e indicadores comportamentales de quienes son responsables de estos reprochables actos, los pedófilos; y todo esto con la finalidad de alertar a padres, representantes, docentes, orientadores y todo aquel que haga vida con niños y adolescentes, buscando que esta población deje de ser presa fácil de quienes pretenden desvirtuar sus perversiones en nombre del amor.
Entonces, al tomar en cuenta que niños y adolescentes no han alcanzado la madurez física y emocional de los adultos, sería fácil comprender que estos tampoco han desarrollado aún una adecuada capacidad de discernimiento, juicio y raciocinio que les permita “decidir o acceder consensuadamente” a tener una relación afectivo-sexual con un adulto sin haber sido previamente seducidos y/o manipulados para tal fin. Y es precisamente esta inmadurez física y emocional la que lleva a niños y adolescentes a tomar decisiones inadecuadas que los coloca en una situación de alta vulnerabilidad, exponiéndolos como presa fácil de abusos sexuales los cuales pueden iniciar como conversaciones “inofensivas” presenciales o virtuales y terminan comprometiendo no solo su integridad física, sino su desarrollo y salud mental.
Como se ha expuesto en entregas previas, el término de abuso sexual no solo engloba accesos carnales, este también incluye situaciones como: exposición de niños y adolescentes a temas sexuales, contenido pornográfico, exhibicionismo, tocamientos y sexo oral; situaciones para las cuales aún no están preparados ni física ni emocionalmente y además de robarles su inocencia les podría generar consecuencias a largo plazo como: erotización sin control, promiscuidad, prostitución, provocación sexual agresiva, actividad sexual sin pudor ni reservas, disfunciones sexuales, dificultades para establecer relaciones de pareja estables y duraderas, trastornos afectivos, intentos suicidas, consumos de sustancias psicoactivas comportamientos delictivos, entre otros.
En ese orden de ideas, así como existen características e indicadores que permiten identificar a los posibles agresores sexuales, estos también se presentan en la población infantojuvenil alertando a la familia sobre posibles abusos de índole sexual y entre las cuales se pueden mencionar:
- Cambios bruscos en su comportamiento y estados de ánimo
- Actitud tímida, retraída, temerosa y regresiva.
- Mayor labilidad desde el punto de vista afectivo, con incrementos de los episodios de llanto, rebeldía, irritabilidad o agresividad.
- Temor o rechazo inexplicable hacia algún adulto.
- Alteraciones en sus patrones de sueño, pesadillas, miedo repentino a la oscuridad o a permanecer a solas en su habitación.
- Aislamiento familiar y social.
- Bajo rendimiento escolar.
- Apatía y pérdida del interés por actividades que previamente eran de su agrado.
- Cambios en temas de interés con manifestaciones, conductas o conocimientos sexuales, sofisticados o inusuales para su edad.
- Tendencia a usar dispositivos móviles (celulares, tabletas, ordenadores) de forma recelosa, aislada y oculta durante varios minutos u horas.
Por todo lo expresado anteriormente, resulta necesario recalcar la importancia de las medidas de cuidado y supervisión de niños y adolescentes quienes, según la Organización de Naciones Unidas, han estado más expuestos a violencia, venta, tráfico, abuso sexual y explotación durante el confinamiento por el COVID-19. Expertos en derechos humanos de esta misma organización han solicitado a los Estados el impulso de medidas de protección infantil que salvaguarde el bienestar de millones de niños a nivel mundial que se encuentran actualmente en riesgo. Pero como la protección y cuidado de niños y adolescentes no solo es responsabilidad de Estados y gobiernos, aquí algunas recomendaciones para poner en práctica en el hogar y comunidad:
En cuanto a ellos mismos:
- Enseñarles a reconocer con sus respectivos nombres cada parte de su cuerpo.
- Educarlos sobre el cuidado de su cuerpo, respetándolo y estableciendo límites para que otros lo respeten, recordándoles que nadie tiene derecho de tocar, manipular o disponer de ninguna parte de su cuerpo.
- Enseñarles a reconocer sus reacciones corporales ante situaciones de peligro.
- Conversar con ellos acerca de la sexualidad, permitiéndoles preguntar y expresar sin miedo sus inquietudes y temores; recordándoles que siempre pueden hablar sobre temas que les resulten incomodos o desagradables.
- Recordarles que no se deben sentir comprometidos a acceder a manifestaciones de afecto, caricias, abrazos, saludos, preguntas o conversaciones que les resulten incómodas y en las cuales sientan invadida e irrespetada su privacidad.
En cuanto al uso de dispositivos móviles y redes sociales:
1.Explicarles los riesgos a los cuales se pueden exponer en el internet, dejando clara la importancia de no conversar, revelar datos personales, enviar fotos ni vídeos personales a desconocidos.
2. Al permitir que usen los dispositivos electrónicos, establecer que sea en lugares transitados y visibles, bajo supervisión por parte de adultos y evitando su uso a solas y a puerta cerrada.
3. Establecer horarios, así como normas de uso de todos los dispositivos, evitando a toda costa su uso en horas de la noche.
4. Tener contraseñas fuertes, las cuales deberían ser compartidas por padres o supervisores directos de los menores.
Para padres y responsables directos:
- Mantener un registro frecuente del historial de páginas que visitan, conversaciones entabladas, con quién y sobre qué temas (lo ideal sería que ellos mismos se lo contaran).
- Utilizar aplicaciones de control parental las cuales permiten conocer la ubicación de los móviles en tiempo real, así como acceder a la galería de imágenes, historial de llamadas y mensajes, e incluso verificar el uso de las redes sociales.
- Instalar antivirus y programas de navegación segura en los dispositivos electrónicos que usen los menores.
- Supervisar estrechamente el uso de redes sociales y de la cámara web del ordenador, celulares y tabletas; de ser necesario restringir su uso con claves de seguridad o tapa del visor.
- Y si existiera la sospecha que algún menor este siendo acosado, convérselo con primero con este y de ser necesario contacte entes policiales y organizaciones de protección de niños, niñas y adolescentes.
- Médico Psiquiatra /En redes @psiquiatrialdia