Un importante municipio fronterizo como lo es Junín, con un considerable conglomerado poblacional, no escapa a la realidad que afecta al estado Táchira. Las fallas en los servicios públicos son constantes y a diario los habitantes deben luchar contra la escasez, ausencia y oscuridad.
Por Norma Pérez
Las fallas en suministro de gas, los prolongados cortes de energía eléctrica, la falta de agua, el retraso en la recolección de desechos, se unen a un casi inexistente servicio de transporte público, ausencia de combustible y todas las consecuencias que esto conlleva.
Son muchos quienes sufren estas penurias. Sus testimonios son muestras de que la calidad de vida en los hogares rubienses se encuentra en peligro de extinción.
Servicios prioritarios
Para Virginio Duque, el gas, la electricidad y el agua son servicios prioritarios que se encuentran en crisis. Su vivienda, ubicada en la urbanización “Sur” de Rubio, la comparte con su esposa y su suegra.
“El caso de la luz es grave, ya que los cortes son prolongados, durante el día y la noche. Esto hace que donde hay una pequeña cocina eléctrica, como en mi casa, nos acorta la posibilidad de preparar ahí los alimentos para ahorrar el poquito de gas que nos queda. Usamos el gas a “cuentagotas”, para economizarlo, y esto se complica por la situación eléctrica”, dijo.
Después de varios meses sin contar con este combustible, Duque consiguió una bombona de 18 kilos y por eso, lo ahorra como un tesoro. El agua le llega día por medio; junto a su esposa, aprovechan esos momentos para realizar los quehaceres y almacenarla. “Todos son de vital importancia, y al Gobierno le corresponde dar al pueblo mejores servicios públicos, en este caso específico, el gas y la electricidad se han convertido en un calvario que cada día se agudiza más”.
El suministro de gas comunal para su comunidad demoró cuatro meses, solo les vendieron una bombona mediana. En los demás sectores del área urbana, la espera puede tornarse más larga, pues hay comunidades que deben esperar hasta 8 meses.
En cuanto a la luz, son bloques de seis horas sin energía. Tratan de suplir el combustible para cocinar los alimentos y usar la cocina eléctrica, pero esto se debe adaptar a los cortes, cocinar a deshora, aprovechar cuando hay luz y adelantar la preparación de los alimentos.
“Todos estos servicios son necesarios y de vital importancia para el quehacer humano”, resaltó Virginio Duque, quien sortea las dificultades con ánimo, pero siempre a la espera de tiempos mejores.
Múltiples problemas
Marco Ignacio Rincón Mora reside en el barrio “La Victoria”, parte alta de la Ciudad Pontálida, pero también hace vida agrícola y comercial en la parroquia “La Petrolia, perteneciente al municipio Junín.
“Las problemáticas que vivimos día a día todos los habitantes de La Victoria, y demás comunidades, son muchas. Está la falta de gas doméstico. En nuestro sector tenemos desde el mes de enero que no recibimos gas. Esa entrega se hizo a través del llamado “Plan Guatire”, que consistía en retirar los cilindros vacíos, cancelar en pesos y después de unas semanas entregaban las bombonas llenas”.
Explicó que en “La Petrolia” existe una planta de llenado, y la comunidad trancaba la carretera y le suministraban el gas, pero debido a los incidentes violentos la gente tuvo miedo y dejaron de hacerlo.
“Muchas familias se ven obligadas a comprar leña para poder cocinar; en mi casa vive mi madre, de 89 años, y la inhalación del humo le afecta su salud, al igual que a nosotros, y es muy difícil preparar todas las comidas de esta manera”, manifestó Rincón, quien ha debido hacer uso de este tipo de combustible.
“La bombona que nos vendieron se acabó en marzo, al inicio de la pandemia; la cocina eléctrica tampoco se puede utilizar en muchas ocasiones para preparar los alimentos, pues a esto hay que sumar el problema de los cortes de luz. Somos muchas las familias con niños, adultos mayores o personas con requerimientos especiales que no pueden esperar”.
Otro problema al que se refirió y que los aqueja es el del agua potable y que este se origina por la ausencia de nuevos proyectos de aducción, acordes al crecimiento de la población en el municipio Junín.
“Hay una planta de tratamiento ubicada en el sector ‘Pata de Gallina’, se creó en 1975, pero desde esa fecha no se ha ampliado, por lo que es insuficiente para la cantidad de barrios y caseríos que debe atender en el municipio. De allí el déficit de agua potable. Hay sectores donde el agua llega una vez a la semana, y otros donde la reciben día por medio, y en unos pocos falla menos. En la zona oeste de la ciudad falta mucho el agua, por ser una aducción aparte”.
Marco Rincón agregó a esta situación la demora en la recolección de basura y la falta de transporte público, que afecta a quienes viven en las afueras, que deben caminar hasta dos horas para ir y retornar a sus hogares, haciéndose más difícil el regreso, pues van cargados con las compras de alimentos y enseres. Quienes tienen vehículo particular van para dos meses sin surtir gasolina.
Además, la inseguridad azota al municipio Junín, y se incrementa en horas de la noche, cuando no hay luz. Los delincuentes se amparan en la oscuridad y aprovechan para hacer sus fechorías.
“Es una prueba de sobrevivencia que tenemos los tachirenses. Es importante que se tomen las acciones pertinentes. Mi llamado es a quien le corresponda buscar las soluciones y dar la calidad de vida a todos los venezolanos, como lo merecemos y está estipulado en la Constitución Nacional”, concluyó.
Estas son parte de las vivencias del pueblo rubiense, que aspira a contar de nuevo con unos servicios públicos eficientes. Un anhelo que no debería ser tan complicado de cumplir.