El domingo 27 de septiembre que pasó se celebró el Día Mundial del Turismo, que en esta época no tuvo nada de celebración sino de preocupación, pues ha sido el sector más castigado por la pandemia que agobia al planeta y que ha sacudido la economía en los países que movilizan a millones de personas para el disfrute de sus playas y paisajes.
Naciones como España, Francia e Italia, en Europa; y México, Colombia, Brasil y Argentina, en la América hispana, han sufrido la caída de sus tradicionales visitantes que enriquecían sus arcas y permitía la multiplicación de empleos de servicios en hostales, posadas, hoteles, restaurantes, museos y lugares naturales de especial atractivo, dejando una crisis de ingresos que ha dejado a la llamada “industria sin chimeneas” prácticamente en la bancarrota.
A esta tradicional jornada veraniega de playas y atractivos especiales, se sumaba antes Venezuela con sus hermosos parques nacionales y lugares de especial atracción como la isla de Margarita, Los Roques, los nevados de Mérida, el Salto El Ángel, Mochima, Canaima, solo por recordar algunos lugares que se convirtieron en objetivos turísticos de gran raigambre.
El Táchira se hizo visible con su principal evento, la Feria Internacional de San Sebastián, con sus torneos internacionales de ciclismo profesional, sus grandes corridas de toros, que se convirtieron en singular vitrina para los visitantes, que además recorrieron su interior, en donde la naturaleza andina ha sido tan generosa con esta parte del país.
Lamentablemente, todos los planes, proyectos y programas tuvieron que entrar en el reposo obligatorio de la cuarentena decretada, que lleva ya más de seis meses y que ha llevado a engavetar los mismos, castigando a la gran industria del turismo, que ha acusado multimillonarias pérdidas.
Víctor Matos