Regional

Renzo Prieto: Salí con ganas de seguir luchando por el cambio

30 de septiembre de 2020

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Rosalinda Hernández C.

Reflexivo, calmado, pero con el ímpetu intacto para seguir luchando por la libertad y la democracia de Venezuela, además de brindar todo el apoyo y solidaridad a sus compañeros que, por razones políticas, aún se mantienen en las cárceles, así se muestra el diputado tachirense a la Asamblea Nacional, tras haber quedado libre luego de casi seis meses de prisión

En la casa de la familia Prieto se respira paz y tranquilidad. Las miradas de cada uno de sus miembros se ven resplandecientes y las sonrisas sobran, salen a montones. Los días grises, de incertidumbre y tristeza por la reclusión del parlamentario nacional Renzo Prieto, quedan en el recuerdo.

Santiago, el más pequeño de la familia, escolta a su tío Renzo en cada paso que da. Lo acompaña durante la entrevista y le advierte que una vez finalice el compromiso con el medio, lo espera un partido de fútbol en la cancha.

Carolina, la hermana mayor del parlamentario, ahora llora de felicidad y contento. Las oraciones fueron escuchadas y, una vez más, el Santo Cristo de La Grita no los abandonó. El mismo santo que resguarda, junto a una bandera de Venezuela, la entrada de la vivienda familiar.

Cinco meses con veintiún días estuvo detenido el diputado tachirense a la Asamblea Nacional en los calabozos de las Fuerzas de Acciones Especiales -FAES- de la Policía Nacional Bolivariana, en Caracas.

Con la tranquilidad y el sosiego que brinda la calidez del hogar, el parlamentario confesó que jamás se esperó “una detención tan abrupta, pero era algo que podía suceder en cualquier momento, teniendo en cuenta quiénes se encuentran administrando el poder y la justicia en Venezuela”.

“Si sucedió una primera vez, podía haber una segunda. Con esta gente que tiene el poder se espera cualquier cosa; solo por denunciar, luchar o estar haciendo un trabajo que incomode, se lo pueden llevar preso, una, dos, tres o las veces que ellos quieran. Puede estar uno tranquilo en la casa sin hacer nada y, aun así, entran y se lo llevan”, argumentó.

––Son arbitrarios y lo han demostrado, ha sido comprobado por cientos de venezolanos que han pasado o están en las cárceles del país–– agregó Renzo al referirse a funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro.

Fue el martes 10 de marzo de 2020, después de la sesión de la Asamblea Nacional, cuando fue detenido. Recuerda el diputado que esperaba con ansias al día siguiente para regresar a San Cristóbal y celebrar con su familia el cumpleaños número 33, que finalmente lo pasó en los calabozos de las FAES, organismo que define como “brazo del régimen para crear miedo y terror en la población”.

Arbitrariedades

Rememorando un poco los acontecimientos, Renzo comentó que aquel 10 de marzo decidió acompañar a los funcionarios policiales para evitar que se llevaran a más gente inocente.

“A pesar de haberme dicho que se trataba solo de una investigación y atendí a las preguntas que me hicieron, sin ningún motivo me dejaron detenido”.

Había una orden de revocar la medida sustitutiva de libertad por la causa que se llevaba del parlamentario desde el 2014. No había crimen, ni delito, y nunca supo por qué le arrebataron injustamente casi seis meses de libertad, señaló.

“Hubo presión y nerviosismo por parte del juez para explicar mi detención”.

Aunque injustas desde todo punto de vista, las dos aprehensiones de las que ha sido objeto el diputado Prieto le han dejado profundas enseñanzas de vida.

Ahora más reflexivo, tranquilo y con la paz que transmite, precisó que lo primero que ha hecho es estar sereno, buscar el silencio y blindarse psicológicamente para no permitir ser afectado, ni perturbar a sus seres queridos.

Comparando los dos sucesos, Renzo Prieto considera que la segunda detención fue más difícil: no podía caminar, ni moverse mucho dentro de la celda, máximo tres pasos. Acostados o sentados en el piso, era la única manera de permanecer. Además, estuvo incomunicado del mundo exterior.

En la cárcel tenía un cuaderno y un lápiz; a diario escribía sus planes y dibujaba, pero en medio de una requisa se lo arrebataron y nunca más se lo devolvieron.

“La peor tortura que sufrí fue tener dolencias de columna y no haber recibido asistencia médica. Tuve que soportar esos dolores fuertes y aprender a sobrellevarlos en silencio”.

Comentó que solo recibió unas pastillas de ibuprofeno, de industria farmacéutica rusa, que de paso “no las tomé como indicó el médico”, porque los funcionarios argumentaron que se iba a drogar.

El calabozo que compartió con sus coterráneos, Deivy Jaimes y William Contreras, al poco tiempo se bautizó como la celda de paso de todos los reclusos que llegaban al organismo policial.

A partir de allí, la covid-19 se convirtió en una de las principales preocupaciones del tachirense, quien con insistencia advertía a los carceleros sobre posibles contagios cada vez que ingresaba un preso nuevo, sin cumplir ninguna medida de bioseguridad.

“Limpiaban con cloro eventualmente el calabozo; nos dieron tapabocas, pero entraban y salían personas de la calle sin ningún control”.

Renzo no sabe si ya estuvo contagiado por el virus porque no fue sometido a una prueba-PCR, pero en el mes de junio, tanto él como sus compañeros, pasaron días enfermos, con altas temperaturas, dolores corporales, tos seca, y algunos de ellos perdieron el gusto y el olfato.

(Intertitulo)

Otra visión

Durante la privativa de libertad, Renzo Prieto tuvo que pasar hasta dos días sin alimentos o comer solo una vez al día; era lo habitual.

“Pensamos que lo que buscaban era matarnos del hambre. Más adelante, la esposa de un compañero empezó a llevarnos comida a diario y nos ajustábamos para repartirla en tres raciones”.

La constante preocupación por no saber nada de la familia y peor aún, en medio de la pandemia que afectó fuertemente a Europa, donde están sus hermanos, le atormentaba, relató.

“Mi familia nunca me demostró tristeza o debilidad, eso me hubiera preocupado más. Me ayudaron a ser fuerte y lo primero que me han dicho es que no los vuelva a dejar solos”.

Ahora quiere aprovechar el tiempo perdido y estar más tiempo unido a sus parientes. Una de las fuerzas que lo mantuvo en pie en la prisión fue la esperanza de reencontrarse con ellos.

La visión le cambió al diputado tachirense, que aseguró que la segunda aprehensión le sirvió para entender que la vida es una sola y, como se presente, hay que soportarla sin complicaciones.

Estaba preso y no estaba en sus manos cambiar esa realidad, no se podía deprimir porque hubiera sido peor. El amor y el cariño por su gente amada lo han mantenido firme y crecido en la adversidad.

El abrazo de bienvenida que le dio su padre, acompañado con la recomendación de portarse bien, le causa gracia al parlamentario.

Ahora lo que sigue es replantearse la vida, pues los planes que venía ejecutando antes de la prisión han cambiado, junto a la transformación que está dando el mundo por la pandemia.

(Intertitulo)

Prioridades

La liberación fue tan sorpresiva como la misma aprehensión, precisó el diputado tachirense. “Pensé que no iba a salir más, creía que pasaría nuevamente cuatro años preso y que mi vida estaba en manos de otros, y mis planes todos cambiaron”.

La excarcelación no la esperaba y de pronto un día llegaron y lo sacaron de la celda, le dijeron que estaba en libertad. “Todos ya sabían de la medida del indulto, menos nosotros”.

Al salir se topó con un país diferente; solo el regreso, desde Caracas hasta San Cristóbal, cambió. Lo que sigue intacto son las ganas y la motivación por seguir luchando por el cambio en Venezuela, dijo Renzo.

Entre sus planes, a corto plazo, está el de centrarse en brindar más apoyo a los familiares de los presos políticos. Tender la mano a esos amigos que aún permanecen tras los barrotes de las cárceles del régimen.

“Hay casos de presos políticos que muchos desconocen y los sumaré a la comisión que investiga la Asamblea Nacional. A estas personas, ahora pienso apoyarlas y estar pendientes de ellas, ahora que estoy más claro de lo que se vive allí adentro”.

El tema de salud también será prioridad para el parlamentario, que se someterá en los próximos días a exámenes y evaluaciones médicas ante la patología de columna vertebral que presenta.

Ahora aprovecha al máximo el tiempo, para compartirlo con su padre, hermana y el pequeño Santiago, su sobrino, que se ha convertido en el asiduo acompañante que abraza, besa y comparte horas de juegos con el diputado.

El tema electoral de cara al 6 de diciembre fue abordado por Prieto, quien consideró que ante un régimen que no respeta el voto popular, es inútil pensar en participar en un fraude.

“Las elecciones parlamentarias no representan ninguna garantía para salir del régimen. Tienen todos los poderes a su favor y solo les falta el poder Legislativo”.

Como parlamentario seguirá trabajando, buscando siempre la salida del régimen. Dice que en el Táchira todo ha empeorado y así va a pasar en el resto del país, porque no existe la intención, por parte del régimen, de mejorar o cambiar las circunstancias que se viven.

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