José de la Cruz García Mora
Este jueves 1 de octubre se cumplen 100 años del alzamiento de los chácaros. Es el centenario de una revuelta viril de los hijos de Pregonero, quienes se oponen a sangre, sudor y fuego contra los desafueros de la tiranía gomecista. Desde Cúcuta se produce la invasión al Táchira del general Juan Pablo Peñaloza. El viejo militar cuenta con el respaldo de los pueblos ubicados en los páramos tachirenses. Pero es derrotado prematuramente por las fuerzas del gobierno. El 1 de octubre de 1920, los alzados de Pregonero, al mando del general Francisco Useche, toman el poder local y espantan a las autoridades gomecistas. Pero las tropas de Peñaloza nunca llegan a los valles uribantinos. Entonces, los vecinos siguen alzados. El general Eustoquio Gómez, Presidente del estado Táchira, ordena la movilización de tropas desde San Cristóbal y Mérida, al mando de Aurelio Amaya y José Rufo Dávila. Un telegrama en clave, resume la orden: “Mateo, Candelario y Roberto”. Aquellas palabras esconden los imperativos más viles contra el pueblo uribantino. Matar, quemar y robar es la consigna…
El 17 de octubre penetran las tropas invasoras a Pregonero. Se apoderan del Estanco de Aguardiente y se entregan a la rapiña, el robo y el saqueo de las riquezas agrícolas y materiales de los vecinos. Más de 150 casas se abren a golpe de culata. Adentro prospera la requisa y los abusos, especialmente contra las mujeres. Amaya se devuelve para San Cristóbal y José Rufo Dávila queda a cargo de la situación: se declara dueño de las cosas, las casas y hasta de las vidas. Por los campos se inicia la confiscación de cosechas y ganados. El miedo y el terror conturban la comarca. Pero los hijos de Pregonero no se amilanan. Ellos plantan cara frente a los invasores. Algunos combates dan testimonio de la fiereza y valentía de los uribantinos: la cuchilla de los Muertos, las Amarillas, el Vado de Ánimas, El Alto, entre otros combates, dejan testimonio histórico del arrojo y rebeldía de los nativos. Ellos van al combate con unas chácaras terciadas al hombre, donde cargan las provisiones, los alimentos y lo necesario para combatir. Por eso, a partir de ese momento, a los nacidos en Pregonero comienzan a llamarlos los chácaros…
Han pasado 100 años desde entonces. La situación pandemia por el Covid-19 ha impedido la organización de un evento centenario de envergadura. Sin embargo, el orgullo insufla el espíritu de los descendientes, recordando la bravura de los ancestros. Aquellos chácaros saben defender la dignidad del pueblo. Durante varios meses luchan contra los ejércitos gomeros, hasta que se logra la pacificación de la comarca. Recordando aquellos tiempos, los chácaros de hoy invocan la unión, la fortaleza y valentía de los hijos de Uribante para reivindicar el derecho a la existencia. En el marco del centenario, no solo es importante recordar la gesta pueblerina de los chácaros, sino invocar la capacidad de sacrificio de los hijos de Uribante. El pueblo se atreve a desafiar la rabia maldita de la dictadura gomecista. Con valor y músculo de pueblo se enarbolan las banderas de la dignidad y el honor. Por esa razón, en estos días, el pueblo uribantino recuerda con orgullo a quienes hace 100 años demuestran arrojo y valentía. En la sangre de los chácaros palpita el amor por la justicia, el trabajo y la dignidad. Cronista de Pregonero. [email protected]