«Es verdad que la Defensoría del Pueblo no actúa ante denuncias de violaciones de DDHH en Venezuela»
26 de noviembre de 2024
José de la Cruz García Mora
El año escolar 2020-2021 inicia en contextos de completa incertidumbre. Las autoridades ministeriales plantean la atención pedagógica a distancia, ensalzando la heroicidad y compromiso, tanto de los docentes como del personal adscrito a las escuelas y liceos. Desde la base magisterial —sin adherirse o mezclar para nada la postura de la cúpula sindical— se riposta sobre la inexistencia de condiciones para dar inicio a la dinámica académica en forma presencial o a distancia.
El gran desencuentro está básicamente en un solo aspecto: el salario. Ningún docente, administrativo o personal de apoyo sobrevive 1 día con el sueldo de la quincena. ¿Cómo, entonces, puede entregar todo el potencial a la tarea pedagógica, secretarial o de mantenimiento de las infraestructuras? El sol no se puede tapar con un dedo. Una cadena de mentiras mantiene un velo de neblina sobre la realidad pedagógica nacional. Los directivos y supervisores reportan normalidad académica en las instituciones públicas y privadas en todos los municipios. Lo propio hace la Zona Educativa ante el ministerio y este repite la farsa ante la cabeza del país.
Ciertamente, muchos docentes hicieron esfuerzos para culminar el año escolar. Pero no existen las mismas condiciones para arrancar con otro período lectivo. ¿Volverán las mentiras a apoderarse de los mecanismos de comunicación entre las instancias jerárquicas a nivel de los municipios, los estados y el país? En marzo, al iniciarse la cuarentena, existían algunas ventajas operativas: estaba montada la cuadratura y la organización interna de los planteles, los grupos de estudio se conocían entre sí por la dinámica presencial. Había ciertas facilidades para cerrar el ciclo académico y culminar el año con pocos tropiezos.
No ocurre lo mismo en la actualidad. La crisis económica estrangula la capacidad operativa y vivencial de los funcionarios adscritos a los centros educativos del país. Es prácticamente nulo el interés y la motivación para volver a la escuela. ¿Bastarán tres mentiras para que las instancias ministeriales sigan creyendo que el año escolar se ha iniciado de manera exitosa? ¿Serán esas mentiras las que impiden a las autoridades zonales y ministeriales sentir el impacto de la crisis en la dinámica escolar del país?
El año escolar inicia con muchos tropiezos, si es que verdaderamente logra arrancar. La desesperanza se apodera del magisterio. Mucha molestia se siente entre el personal adscrito al MPPE, sobre todo por la indiferencia, abulia y displicencia de las autoridades nacionales con respecto a la suerte de quienes acuden a las escuelas para cumplir con su labor. Hablan como si todo estuviese en la más absoluta normalidad. ¿Se mienten a sí mismos, o es una estrategia para engañar incautos? No se ve ni un hálito de preocupación.
La base magisterial se encuentra en la más completa orfandad y desamparo, por el desinterés y la falta de estímulos para proseguir la tarea pedagógica. El profesor no necesita escuchar elogios sobre su altruismo, generosidad y sacrificio al hacerse cargo de la labor académica. Ese discurso se viene oyendo desde las aulas universitarias. Tampoco sobre la importancia y proyección de la pedagogía humanista y transformadora. ¿Acaso no es ese el centro de discusión dentro de las aulas? Los docentes esperan oír sobre las medidas que se están tomando para que pueda vivir con dignidad.
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