Reportajes y Especiales
A la belleza le llegó su tiempo en penumbras
10 de octubre de 2020
Norma Pérez M.
Julio César Gutiérrez y Eduardo Niño son dos estilistas de la ciudad de Rubio. Ambos tienen más de cuarenta años desempeñándose en este oficio y los dos se encontraban en sus peluquerías, a oscuras y a la espera de algún posible cliente que quisiera un corte sencillo, a tijera.
El primero cuenta con local propio, que acondicionó en su casa de habitación, y el segundo debe pagar alquiler, pero desde hace más de un año a ninguno le “cuadran” las cuentas, ante un trabajo forzosamente disminuido.
Ahora, en un esfuerzo por subsistir y seguir adelante, buscan alternativas para los momentos en que carecen de un imprescindible servicio: la energía eléctrica, pues son cortes programados de seis horas, que se repiten tanto en la mañana como en la tarde y en la noche; y en el peor de los casos, se extienden por días.
“Cortes y secados a medias”
El primer peluquero que tuvo Rubio es Julio César Gutiérrez. Recuerda sus inicios, hace más de medio siglo, cuando por su cuenta comenzó a aprender este oficio, que aún practica. Después fue especializándose a través de cursos que realizó en el Táchira y en la capital de la República.
Su salón de belleza, por donde han pasado varias generaciones de rubienses, está cargado de recuerdos y nostalgia; decenas de fotografías dan testimonio de lo que fue su trabajo en los años setenta y ochenta, cuando se dedicaba a preparar candidatas para la Feria de Santa Bárbara de Rubio y Feria Internacional de San Sebastián. Muchas de ellas ganadoras de la ansiada corona.
“Comencé desde muy joven, cuando este era un pueblo muy pequeño y no existían peluquerías. Después tuve la oportunidad de trabajar con Ángelo Angerami, estilista profesional que se radicó en la Ciudad Pontálida y de quien aprendí muchas técnicas. Él fue un maestro excepcional, por su experiencia y conocimientos, así como un gran amigo”, dice.
Las paredes de su local, ubicado cerca de la plaza Bolívar, muestran los rostros sonrientes de las reinas que embelleció para los certámenes: Marisol Sánchez, Mara Ramírez, Yadelsi Omaña, y muchas otras que ahora son parte de su historia.
Actualmente, a sus casi 70 años de edad, y después de haber trabajado ininterrumpidamente de domingo a domingo, se enfrenta a los problemas ocasionados por los cortes de energía eléctrica que afectan al municipio Junín.
“Esta situación perjudica el 100 por ciento de mi labor, ya que para casi todo necesito que haya electricidad. No puedo concluir lo que hago o hay que apurarse para hacer las cosas, que no es lo más idóneo. La luz se va hasta varios días seguidos y eso ha mermado el trabajo”.
Explicó que en ocasiones hay cortes de cabello que quedan a la mitad, igual un secado o un peinado; y los clientes deben esperar hasta que regrese la energía eléctrica o, en el peor de los casos, irse y volver después. Son muchos los caballeros que deben hacer uso de una gorra para ocultar el corte incompleto.
“Me ha tocado maquillar a oscuras, a la luz de las velas o de un celular; realmente es difícil. Hay clientes que tienen un compromiso y deben arreglarse, pero sin electricidad es imposible cumplir con ellos”.
Para no decaer ante esta situación, le pide a Dios para que le ayude a mantener su fortaleza y, sobre todo, a tener mucha paciencia.
En búsqueda de opciones, usa los momentos a oscuras para aplicar tintes y hacer cortes de cabello sin secado. Pero esto limita en demasía sus funciones.
“Nos adaptamos, pero no nos acostumbramos, los tachirenses padecemos las fallas en los servicios públicos desde hace años. El caso de la energía eléctrica se agudiza cada día, pero debemos seguir adelante, sin desmayar”.
Situación agobiante
Eduardo Niño es nativo de Colombia, allí se formó como estilista, pero ya suma cuarenta años en Rubio, donde tiene su peluquería y ofrece todos los servicios vinculados a este ramo.
“Es terrible la situación de la falta de luz, esto nos ha disminuido en un 70 por ciento la producción, apenas si alcanzamos a hacer un 30 por ciento del trabajo que realizábamos anteriormente”.
Aun cuando su local cuenta con planta eléctrica, se le presenta otro problema, el de la gasolina, que debe adquirir a un alto costo si quiere ponerla a funcionar, y es ahí cuando el presupuesto sufre un desequilibrio.
“Además de pagar muy caro el combustible, también está muy difícil para conseguirlo; por eso usamos la planta solo en casos de emergencia, para no dejar a un cliente con un corte inconcluso, aunque a veces es inevitable. Estamos en una situación caótica, pago alquiler y en los últimos meses no puedo cubrir la mayoría de los gastos. Esto me genera pérdidas imposibles de soportar”.
Anteriormente trabajaba con un grupo de seis estilistas y ahora solo quedan dos. Explicó que muchos se fueron del país, en búsqueda de mejores oportunidades, y otros cambiaron de oficio.
“Este problema nos agobia. En este momento estamos en corte de energía programado de seis horas y solo podemos hacer lo mínimo”. En el salón se encontraba una joven a quien le iba a cortar el cabello, pero sin poder ofrecerle un secado o planchado.
“Es complicado para todos quienes nos dedicamos al arte de la belleza, pero a pesar de que pudiera regresar a mi país natal, aquí me quedo ‘guapeando’. Son muchos años, esta es mi casa y de aquí no me quiero ir”, afirmó con convicción y arraigo.
Momentos complejos para los tachirenses que se desempeñan en los diferentes sectores productivos de la región. Los estilistas no escapan a esta realidad. Definitivamente, a la belleza le llegó su tiempo en penumbras.