Norma Pérez M.
La tarde del martes comenzó a llover nuevamente sobre el municipio Junín. En horas de la noche las precipitaciones se intensificaron y hubo sectores vulnerables que vieron inundarse nuevamente sus calles y avenidas. El amanecer, oscuro y nada alentador.
Esto generó un gran temor en la población, más en quienes aún no se reponen de los daños acaecidos el fin de semana pasado. Muchos, decidieron permanecer sin dormir, para estar preparados ante cualquier eventualidad.
“Muy asustados”
Literalmente, el río Carapo es el patio trasero de la casa de Juan Carlos Duarte. Vive en Los Corredores, al pasar el puente y también sufrió graves daños durante el desbordamiento de las aguas.
Él y su esposa estaban atareados limpiando los enseres que pudieron salvar, lavando el piso y la acera. Dentro de la vivienda, el lodo todavía se acumula sobre el piso y se observan los destrozos que ocasionó la fuerza del río.
“Cuando empezó a llover nos sentimos muy mal, asustados, nos fuimos a refugiar a la escuela “Estado Yaracuy” con nuestras hijas, dos niñas de 3 y 4 años de edad. El agua nos dañó todo, la nevera, la cocina, arrastró la bombona, todos los enseres”, dijo.
Manifestó que la ayuda que han recibido es de personas particulares que les llevan comida, pero hasta el momento no han tenido ningún apoyo oficial, aunque están a la espera de recibirlo, pues la parte de atrás de su vivienda se derrumbó y perdieron sus electrodomésticos.
Juan Carlos Duarte trabaja vendiendo pasteles y morcillas, pero en estas circunstancias no puede producir su mercancía. Por ahora se sigue empeñado en reparar la casa en la que ha vivido desde que nació, hace 33 años.
“Mucho temor”
Pablo Ortíz se acercó a tomar agua de un tanque provisional ubicado para proveer del vital líquido a los habitantes de los barrios afectados.
Tiene 73 años de edad y desde hace un poco menos de una década habita en “La Palmita. Al igual que muchos de vecinos, su casa se inundó y originó pérdidas materiales.
“Me da temor ver que vuelve a llover. Para nosotros es muy duro, y no solo aquí, ahora las lluvias han ocasionado daños en otros municipios y son muy fuertes. No sabemos qué podemos esperar. Mi único ingreso es la pensión, pero no alcanza para casi nada; Lo único que nos queda es lo que Dios nos dé y nos socorra”.
“Subió el cauce pero moderado”
Con manguera y escoba, José Santos Parada y William Manrique hacían equipo para limpiar la acera techada de Los Corredores, donde han vivido siempre.
“Ya estamos acostumbrados a ver crecer la quebrada, anoche subió su cauce pero con suavidad, es peligroso verla cuando baja con demasiada fuerza y ahí si nos preocupa, pues ya se sabe lo que sucede”, dijeron.
Sus casas se afectaron por la lluvia pero no por el desbordamiento del río. Un techo deteriorado permitió que se colara el agua en la vivienda de Santos Parada y a Manrique se le mojaron los enseres pero no pasó a mayores.
A diferencia de estas dos personas, sus familiares y amigos sufrieron peores consecuencias. Una manera de colaborar con su barrio, es tratando de mantenerlo limpio y ayudar a despejarlo del lodo y los escombros.
Avanzaba la mañana, el cielo nublado y algunas gotas presagiaban la lluvia. Nuevamente apareció la sombra del miedo.