«Fue una noche espantosa”, así resume Rubén Darío Alviárez los minutos vividos el pasado martes 10 de noviembre, cuando la implacable lluvia despertó la furia de la quebrada La Zorquera, arrasando con todo lo que encontraba en su paso.
Rubén, un hombre trabajador con más de medio siglo habitando en el lugar, tenía una bodega en San Joaquín de Zorca, municipio Cárdenas, fundada hace 50 años y remodelada recientemente. Hoy solo quedan ruinas de lo que fue la actividad económica de toda su vida.
Junto a su hija, en las adyacencias de la bodega, instaló una venta de perros calientes y hamburguesas que funcionaba los fines de semana. Eso también se lo llevó el agua.
«Encontramos por allá, lejos, el carrito de los perros y hamburguesas, vuelto chicha. Trataremos de arreglarlo», dijo.
“Aquí sigo”
A pesar de los duros y angustiantes momentos vividos, y de la posibilidad de registrarse otra crecida por las persistentes lluvias. Rubén permanece en lo que quedó de su casa.
Allí duerme, sin techo y al descubierto, porque algunas paredes se derrumbaron. Lo importante es cuidar lo poco que le queda. Además, no quiere abandonar Zorca.
Salvar a su hija
“En medio de todo, lo primero que pensé fue salvar mi vida y la de mi hija, que tiene su casa por estos lados. Pero, todo esto es espantoso”, narra.
Para Rubén, esa fue su prioridad. Ahora piensa cómo levantarse, cómo recuperar su vivienda y su negocio. El sustento de cada día. Para eso requiere apoyo.
La solidaridad
Rubén está muy agradecido con la gente de zonas cercanas. Muchas personas han llegado con alimentos, agua potable, ropa y otros aportes importantes.
En cuanto a los organismos gubernamentales, considera que han pasado de paseo y es muy poco lo que han hecho. Aunque está consciente de que hay emergencias en muchos sitios, ellos necesitan que retiren los escombros dejados por la inundación del patético martes.
Hace 15 años se desbordó
Rubén Darío recordó que hace 15 años, aproximadamente, La Zorquera se salió de su cauce, pero aseguró que no con la intensidad de ahora.
«La quebrada se salió hace como 15 años, pero el agua no se nos metió, tampoco hizo estos daños. Nunca había sido tan fuerte».
Bleima Márquez