Pável Rondón
Con miras a las próximas elecciones parlamentarias del próximo 6D, analizaremos datos sobre los resultados electorales registrados en el Táchira desde el inicio del régimen bolivariano hace 21 años. Observando el resultado que han obtenido tanto la oposición como el chavismo, se constatan dos subperíodos. Uno de 2009 al 2012, en el cual el chavismo gana la casi totalidad de las elecciones, salvo una en el 2008, que participa con dos candidatos, resultando ganador César Pérez Vivas, de Copei; las dos candidaturas chavistas sumaron más votos que Pérez Vivas. En el otro subperíodo, 2009-2018, ha triunfado la oposición.
En el 2000, el presidente Hugo Chávez ganó en el estado con 54.84 %. Y fue electo un gobernador chavista, Ronald Blanco, con el 50.02 %, quien fue reelecto en el 2004 con 57.47 %, nunca había sido electo un gobernador con ese porcentaje, solo superado 17 años después por Laidy Gómez, de AD. Chávez triunfó en el 2006 con el 51.2 %. Es decir, el electorado tachirense le dio su apoyo a la fuerza bolivariana, no es un electorado antichavista, tampoco opositor, ha actuado de acuerdo a la realidad política en cada elección. No se trata de una población opositora por predestinación. Tampoco se puede hablar de cierto comportamiento reaccionario, pues paradójicamente el voto chavista en el Táchira se ha ruralizado. El elector tachirense tiene rasgos permanentes, combina la racionalidad, es decir “qué me da a mí y a mi comunidad o no el candidato”, con lo político, afectivo o sicosocial, “será de mi partido, pero si no cumplió, lo castigo”.
Lo que debe analizarse es por qué, después de 10 años de triunfos, el chavismo perdió el respaldo de los tachirenses. La explicación está en deficiencias de la atención pública nacional y carencias en la gobernación de Vielma Mora. El electorado, incluidos los chavistas, lo rechazó. Vielma ganó en el 2012 con 226.975 votos, una votación inferior a la del PSUV en 2008, y al relanzarse en el 2017, alcanzó 155.713, esto es 71.262 menos que en el 2012, un 30 % de votantes chavistas no le favorecieron. La única forma de ganar el Psuv, este domingo, es que mantenga su última votación, 181.608, o la incremente, y la oposición baje la suya, 324.541, en 56 %.
Una de las carencias del discurso chavista es su separación de la frontera. Solo el gobernador Ronald Blanco ha sido el líder chavista que dentro de su exitosa gestión enfocó las relaciones con Colombia y en particular las fronterizas, buscando alternativas positivas, discutió con la gobernación del Norte de Santander hasta conformar la Zona de Integración Fronteriza-ZIF, acuerdo que Caracas, siendo canciller Nicolás Maduro, lo rechazó, cuando ya Colombia lo había firmado.
La relación de las actuaciones sobre la frontera y la votación tachirense puede explicarse de la forma siguiente: Si se toma una medida como el cierre de la frontera, esto no afecta solo a quienes habitan en los municipios aledaños al Norte de Santander, sino a todos los habitantes del Táchira, que requieren ir al “otro lado” a diligencias de todo tipo; como de asuntos empresariales, de compras de artículos de primera necesidad. Por eso, el apoyo a Ronald Blanco y el rechazo a Vielma Mora, este tomó medidas como el decreto 600, prohibiendo a quienes no tuviesen la cédula venezolana adquirir desde artículos de consumo hasta línea blanca. Acompañado de la expulsión de colombianos sin las normas legales, como hizo durante agosto del 2015.
El PSUV sigue sin política de frontera, la envían desde Caracas sin previa consulta con los dirigentes regionales y estos, actuando con criterio de una organización partidista militarizada, no discuten, sino que aceptan las órdenes. Cuando deberían manifestar su desacuerdo, no cumplir la orden o rebelarse. El centralismo no es solo funcional, sino conceptual, en Caracas privan criterios que niegan una relación normal con Colombia o en la frontera. Un centralismo de ese mismo tenor se practica desde Santa Fe de Bogotá.
Siendo un estado fronterizo, los candidatos opositores no han presentado propuestas sobre la frontera En el chavismo solo lo han hecho dos candidatos: Feijoo Colomine, profesor universitario especialista en fronteras, quien va con la Alianza Revolucionaria Patriótica; y el PCV ha hecho fuertes críticas al presidente Maduro por el descuido a la frontera. Presentó un programa para la frontera con Colombia, y también con Brasil y Guyana, y las marítimas. Plantea reformar la Ley de Fronteras, crear las regiones fronterizas. Atender las comunidades indígenas todas fronterizas. Proteger las tierras, riquezas minerales y habitantes del Arco Minero, ante el actual plan oficial de explotación del mismo. Plan de gas para los estados fronterizos y restituir los derechos de los habitantes de la frontera.
Otro, William Parada, es diputado a la Asamblea Constituyente (práctica muy venezolana que permite ostentar varios cargos). Declaro el 17 de septiembre que era más importante abrir la aduana que la frontera, pero, ¿qué hacer si la aduana autoriza la salida o entrada de una mercancía, por dónde pasará?, esto no lo explicó el candidato, evidenció que no tiene dominio pleno sobre lo que es frontera y lo que es aduana. Igual dijo que atenderá el problema de las aguas servidas de San Antonio y disfuncionalidades del mercado de Ureña, pero según la Constitución, art. 187, esas no son atribuciones de la Asamblea Nacional. En general, estamos ante una caída del discurso fronterizo, debido a la poca formación política y sobre la temática fronteriza.