Una humareda que afecta a cientos de familias en Ureña
27 de noviembre de 2024
Norma Pérez
Después del desastre ocasionado por las lluvias en el municipio Junín, los camiones del aseo urbano se destinaron a la recolección de las toneladas de escombros que quedaron en las zonas afectadas.
A un mes de la tragedia, hay sectores de Rubio en los que aún no se reactiva este servicio, por lo que los desechos comenzaron a acumularse, con las consecuencias que esto acarrea; en zonas verdes y terrenos baldíos empezaron a verse bolsas rotas, y su contenido desperdigado por el suelo.
Ante esta situación surge una alternativa, producto tanto del ingenio como de la necesidad: hicieron su aparición los recolectores particulares, que en improvisadas carretillas van de puerta en puerta para ofrecer el traslado de la basura hasta el depósito ubicado frente a la plaza Urdaneta.
Para estas personas es un medio de ganarse la vida y consideran que contribuyen a mantener limpia la ciudad. Aun cuando saben que es un trabajo duro, que implica caminar grandes distancias, bajo el sol o la lluvia, les permite llevar a sus hogares un mínimo sustento.
La experiencia de Edixon Molina
Desde Barinas llegó a Rubio, hace cinco años, Edixon Javier Molina, quien no tiene familia en la Ciudad Pontálida, pero sí algunos amigos que le animaron a mudarse a esta población, muy cercana a la frontera.
“Me vine en busca de mejores ingresos para mantener a mi familia porque en Barinas la situación se puso muy difícil. Primero trabajé como “carretillero” en el puente internacional, pero vino la cuarentena y no pude continuar”, explica este joven de 30 años que dejó en su tierra natal a su esposa y un niño.
En Barinas laboraba en una finca, pero debió moverse hacia nuevos rumbos; se sentía a gusto con el acarreo de mercancías desde La Parada hasta San Antonio, pero la pandemia le obligó a buscar otros oficios.
“Cuando cerraron la frontera, vendí naranjas y verduras por las calles, pero no me fue bien. Un día vi a unas personas que acarreaban basura y la llevaban hasta el depósito, y me decidí a probar suerte”.
Comenzó con un carrito pequeño y muy endeble, que debía arreglar, pues se desarmaba con el peso de las bolsas, “después una persona generosa me regaló una carretilla fuerte y en buen estado, tuve que cambiarle las ruedas varias veces porque se le partían; con lo que ganaba reuní para mandarle a hacer unas de madera. Ahora sí tengo el vehículo que necesito para poder cargar la basura”.
La jornada de este emprendedor se inicia muy temprano y termina alrededor de las dos de la tarde. Tiene una ruta establecida, que incluye recorrer diferentes comunidades para ofrecer sus servicios. “No es fácil, en algunas casas me tiran la puerta en la cara; en otras sí me contratan para que me lleve las bolsas; ya tengo clientes y hago tres viajes diarios. Lo más importante es ser responsable, entregar los desechos en el depósito, y cumplir”.
Como pago por su trabajo, recibe tanto dinero en efectivo como productos alimenticios. Da solución a un problema con esta nueva modalidad de aseo urbano.
Mayor conciencia
Miriam Cuadros, habitante de la aldea “La Lejía”, expuso el problema que allí se presenta debido al bote indebido de basura: “Gente que no pertenece al sector llega y arroja la basura en un pequeño barranco que hay, generando un gran foco de contaminación; además, todo cae a orillas del río Carapo, lo que representa un peligro, pues con las lluvias se puede volver a comprometer el cauce de este afluente”. Su llamado es a las autoridades, para evitar un problema mayor.
En el casco central de la capital del municipio Junín, la alcaldía realiza jornadas de limpieza en las plazas y principales avenidas. Durante esta semana se observaron trabajadores haciendo mantenimiento en las áreas verdes de la avenida “Los Leones”, “Rotaria” y “Manuel Pulido Méndez”.
En la plaza Urdaneta, ubicada frente al Mercado Municipal, mientras se despejaban las caminerías, detrás de los bancos podía verse la huella dejada por personas inescrupulosas que arrojan los desechos en áreas públicas.
Vasos plásticos, platos y cubiertos desechables, bolsas, servilletas y colillas, afeaban los rincones y zonas recreativas de este espacio de esparcimiento.
Mantener una ciudad limpia para el bienestar común es tarea de cada uno de sus habitantes. Es muy importante estar consciente de ello y pensar el daño que se ocasiona al ambiente y a la población.
Norma Pérez
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