Sucesos
Asesinaron a venezolano en el barrio Aeropuerto de Cúcuta
28 de diciembre de 2020
La mujer que llegó a la casa donde vivía Pedro Enrique Osorio a pedir que le regalaran un vaso de agua fue la misma que presuntamente luego regresó, en compañía de un cómplice, a matarlo.
El caso ocurrió a las 3:30 de la tarde del pasado sábado en la esquina de la calle 20 con avenida 4 del barrio Aeropuerto. La víctima estaba durmiendo la siesta en una cama acomodada en la sala, mientras que su hijo veía televisión con sus dos nietos (11 y 14 años) en una de las habitaciones. En la cocina, su nuera conversaba con una amiga que estaba de visita.
“Vecina me regala un vaso de agua”, dijo la mujer al acercarse a la reja de la puerta, que estaba cerrada con llave. Desde la cocina, las mujeres pudieron observarla y le pasaron el agua en un vaso desechable.
Lo que llamó la atención fue que la extraña traía su teléfono celular metido entre el pantalón y con el flash de la cámara prendido apuntado hacia el interior de la casa. Luego, dio las gracias y se retiró de la puerta.
Posteriormente, la amiga que estaba de visita se fue y todo regresó a la normalidad. Pero, solo pasaron algunos minutos cuando se escucharon al menos tres disparos que alteraron la calma y llamaron la atención de todos los vecinos.
“Yo me levanté a bañarme y mis hijos se quedaron en la habitación. Pasaron cinco minutos cuando escuché los tiros, pero como la puerta siempre permanece cerrada no me afané. Inicialmente pensé que habían lanzado pólvora hacia el porche de la casa y salí mirar”, relató el hijo de Pedro.
Testigos le contaron a la Policía que la misma mujer, entre 26 y 27 años, de 1.65 de estatura, habría regresado con un hombre en una moto, roja, que estacionaron frente a la residencia, se dirigieron a la puerta y lo balearon. Por ahora, se desconoce cuál de los dos disparó metiendo la mano por entre la reja de la puerta o de una ventana.
“Cuando salí del baño, me asomé hacia la sala y alcancé a ver a la muchacha y al tipo cuando se subían a la moto. Mientras él la prendía, ella volteó a mirar hacia atrás, antes de ponerse el casco”, detalló el hijo, quien hasta el momento no había visto herido a su padre.
La angustia
“Me dieron, me dispararon, me duele” alertó Pedro Enrique a sus familiares, mientras se retorcía de dolor sobre la cama. Fueron momentos de angustia y desesperación por ayudarlo.
Poco a poco fueron llegando los vecinos a enterase de lo ocurrido y a colaborar llamando a la Policía del cuadrante y a una ambulancia.
“Yo quedé impactado porque no sabía qué pasaba. Del miedo no encontraba las llaves para abrir la puerta y salir en busca de ayuda. Me puse un pantalón y salí corriendo a tomar un taxi. Pero, finalmente el conductor de un carro particular de la Policía se ofreció a llevarlo”, agregó el hijo.
Pedro Enrique de 67 años, natural de Mérida (Venezuela), fue llevado por su nuera al Hospital Universitario Erasmo Meoz, donde falleció media hora después.
Desconocen amenazas
Los allegados a la víctima dijeron que Pedro Enrique trabajaba en el país vecino como conductor, pero dada la difícil situación económica su hijo le propuso que iniciará un nuevo camino en la capital nortesantandereana.
“Yo llegué a Cúcuta hace 7 meses y mi papá hace 4. Yo vendí unos equipos de refrigeración y con el dinero quería emprender algo diferente. Eso teníamos pensado con mi papá iniciando este nuevo año”, dijo.
Según la familia, Pedro Enrique no tenía problemas con nadie y desconocen el porqué lo mataron. Por ahora, están seguros de que se trató de una equivocación.
Investigaciones
Unidades de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) adelantaron el levantamiento en el centro asistencial y en la casa recolectaron las evidencias de interés criminalístico que sirvan para iniciar las pesquisas.
Los funcionarios judiciales analizan en varias cámaras del sector el momento en que escapan los asesinos para poder obtener detalles de su identificación.
El cuerpo sin vida fue trasladado a la morgue de la Fiscalía, a la espera de que los dolientes adelanten las diligencias de rigor para poder retirarlo y darle sepultura.
Vía La Opinión de Cúcuta