2020 no solo fue luctuoso para la humanidad, por aquellos que perdieron en sus cuerpos la batalla contra el covid-19, pues muchas personalidades partieron de este mundo sin necesariamente haber sido tocadas por esta terrible enfermedad.
En el mundo cultural tachirense se llevó luto en 2020 por los hombres de teatro, Francisco Solares y Gerson Moreno, así como por el escritor y académico Temístocles Salazar.
Pero sería a finales de diciembre cuando se conoce que el covid-19 cegó la vida de Gerson Moreno, hombre de la vida bohemia tachirense y reconocido compositor perteneciente a una estirpe de artistas tachirenses. Aunque abandonó prontamente a aquellos que lo admiraban y no se contuvieron de expresar su tristeza en las redes sociales, ha legado una variedad de composiciones, como el bolero “Para seguir viviendo” y “Pueblito Tachirense”, procurando en su escritura una actualización de ritmos que caracterizan nuestra tachiraneidad.
Días después, por la pandemia, el mundo de la rumba campesina debió guardar un minuto de silencio por la muerte de Yonny Chacón, a los 32 años, director y cantante de los Serranitos de Venezuela.
Frente a esta agrupación, Yonny se destacaría por un carisma muy especial, base del contagio de alegría en cada fiesta que participaba. Con temas muy radiados en espacios especializados en el género, se le reconocerá como el vocalista de temas como Hola Corazón, Si tú regresaras, Adiós te digo, entre muchos más, cuyos conciertos pueden ser disfrutados a través del streaming.
Luto en el Mavet
Luego de padecer una larga dolencia, el Museo de Artes Visuales y del Espacio recibió con profundo dolor la noticia de la defunción del señor Rául Gómez Perea, un gran conocedor de las artes gráficas, y quien en este sentido fue pieza básica de una institución a la que contribuyó con el diseño de documentos y material informativo de esa institución, así como de esta definiría su identidad visual.
La artista plástica Carmen Ludene, a través de las redes sociales, destacaría la labor de Perea, no solo al interior dentro de lo que por un tiempo fue su campo laboral, sino desde el acontecer del diseño gráfico regional.
—Expreso mi sentimiento de tristeza por la desaparición física del Sr. Raúl, tuve la extraordinaria oportunidad de conocerle y compartir con él (…) Recuerdo su personalidad, alegre, mística y por sobre todo, la pasión que tenía por las artes gráficas y el diseño gráfico; cada vez que nos veíamos me compartía su sueño de crear un Museo de Artes Gráficas en el Táchira, me explicaba cómo fue el proceso histórico de las imprentas y editoriales en el estado, la valiosa formación y cultura de los maestros impresores en la región y de cómo eso debía ser objeto de estudio para diseñadores, grabadores y artistas visuales. Sus aportes valiosos a la sala de reserva y conservación del MAVET fueron momentos valiosos que mantengo en mis gratos recuerdos con el maestro Raúl— sintetizó Ludene.
Freddy Omar Durán