(AFP) Scarlett está «feliz»: finalmente va a ver una película en pantalla grande. Tras 10 meses de parón por el nuevo coronavirus, los cines en Venezuela reabrieron parcialmente desde esta semana, con sus aforos reducidos y una modesta acogida.
«Lo tenían que hacer mucho antes», dijo este jueves entre risas a la AFP Scarlett Rodríguez, de 22 años, «entusiasmada y feliz», a pocos metros de comprar en la caramelería de un cine en Caracas.
Los empleados, con tapabocas, guantes y protectores faciales, reciben al público midiendo su temperatura con un termómetro digital y echando antibacterial. Es obligatorio usar mascarillas, así como guardar distanciamiento social.
«El aforo se redujo a 30 % y para eso rediseñamos el plano de nuestras butacas», explica a la AFP Andreína Madrid, gerente de mercadeo de la cadena Cines Unidos, de las mayores del país, que abrió algunas salas en las principales ciudades.
«Vendemos una fila sí y una fila no», completa.
Además de quedar golpeadas por el covid-19, las opciones de disfrute en Venezuela se han reducido de forma progresiva, producto de una recesión de siete años y una galopante hiperinflación.
«Necesitamos distraernos», se justifica Edgar Flex, un comerciante de 41 años, mientras espera sobre una etiqueta que marca más de un metro de distancia para comprar sus tickets.
«Uno las acata», dice sobre las medidas de protección, y «¡a disfrutar como estábamos acostumbrados antes!».
En la reducida cartelera figuran apuestas como la esperada «Tenet», de Christopher Nolan, y «Érase una vez en Venezuela, Congo Mirador», un documental venezolano que apostó por el «crowdfunding» para financiar su participación en su carrera a los Óscar.
Un boleto general se vende hasta por 4 dólares, un lujo para muchos en Venezuela, donde el ingreso mínimo mensual equivale a 1,3 dólares.
El mandatario Nicolás Maduro aprobó la semana pasada la reapertura «programada y segura» de espacios culturales, incluidos los cines, que hasta entonces acumulaban 10 meses fuera de ciertas flexibilizaciones permitidas en el país.
En Venezuela funciona un plan bautizado «7+7», que alterna siete días de «cuarentena radical», cuando todos los comercios son obligados a cerrar salvo los de sectores priorizados como alimentos o salud, con siete de «flexibilización» que permiten reactivar las actividades.
Aunque el cumplimiento de la cuarentena, vigente desde marzo pasado, es difícil en este país de 30 millones de habitantes, donde ocho de cada 10 familias no ganan dinero suficiente para cubrir la canasta alimentaria, según un estudio académico.
Hasta la fecha, Venezuela acumula 125.364 contagios y 1.171 fallecidos, según cifras oficiales, cuestionadas por organizaciones como Human Rights Watch.