Alejandro Bautista
No obstante lo que sucede en Venezuela, nuestro país es un territorio privilegiado por la naturaleza. Es sumamente preocupante convivir en el mar de dificultades que sopla en contra de un país y un pueblo acostumbrado al buen vivir en libertad y el disfrute de la abundancia, y que rara vez conoció la escasez; sintió orgullo de su moneda por su alto valor y saboreó el privilegio de ocupar altas posiciones en la escala de cualquier ranking o índice en que se midiera. Ser venezolano era garantía para ser bien recibido y atendido en cualquier parte que llegara. Hoy día, todo ha cambiado. Existe preocupación, un considerable volumen (aproximadamente 6 millones) de personas han emigrado buscando mejores perspectivas y mayores seguridades para su familia.
Aun así, el país no está quebrado: la providencia lo ha dotado de variadas y abundantes riquezas que guardan sus entrañas. Tiene recursos y condiciones para sacudirse de las situaciones adversas a que ha sido sometido y conducido a la debacle en que se encuentra, luego de dos largas décadas perdidas. Tal vez, su mayor y más valioso recurso lo constituye el talento humano, reconocido en todo el mundo por sus altas especialidades y calidad profesional.
El territorio venezolano se caracteriza por una importante diversidad natural, generada por la presencia de variadas formas de relieve y por su ubicación en la zona intertropical, produciendo una amplia gama climática y de vegetación. Estudios geográficos realizados por la FAO, ULA y CORPOANDES señalan la existencia en nuestro territorio nacional de multiplicidad de pisos térmicos. Hecho este de relevante importancia para nuestra economía, hace posible el desarrollo y explotación de cualquier actividad del sector primario, me refiero, entre otras, a la agricultura, la ganadería, la apicultura, la minería y la explotación forestal. La agroindustria, el turismo y la metalúrgica, son áreas potenciales que se asoman para apuntalar y garantizar el resurgir económico de Venezuela. Esto, indudablemente, es para hacerlo en próximos tiempos por venir. Cuando pase la marea: nuevos hombres, nuevos gobiernos, nuevos planes y nuevas iniciativas harán realidad la reconstrucción de un país diezmado por los malos gobiernos…pero es recuperable.
Este nuevo resurgir deberá ser afianzado con el fortalecimiento del nivel educativo universitario para la formación de profesionales y técnicos medios en áreas correlacionadas con su desarrollo. El sacudón que propiciará Venezuela para aventar tanta angustia y tiempos ignominiosos sufridos, será como el mito del ave Fénix que renació de entre sus cenizas. Según Ovidio: “…Como el nuevo Fénix acumula todo el saber obtenido desde sus orígenes, un nuevo ciclo de inspiración comienza”.
En atención a sus propias riquezas, Venezuela cuenta con abundantes recursos naturales de todo tipo, lo que amerita un nuevo estilo de desarrollo fundamentado en la explotación racional, satisfacer el consumo interno y exportar sus excedentes.
El potencial agrícola se ubica al norte del río Orinoco y en escasas áreas del sur, y según los estudios de Marín (Fundación Polar, 1993), el país cuenta con 34,6 millones de hectáreas de tierras con vocación agrícola de las cuales 7,3 (21,1 %) son aptas para la producción vegetal y 27,3 (78,9 %) para uso pecuario. Atendiendo a la diversidad climática, altimetrías, tipo de suelos, disponibilidad de agua y desarrollo tecnológico, en Venezuela existen condiciones que favorecen el desarrollo eficiente de cualquier actividad agropecuaria. Por supuesto que para la obtención de un éxito total debe contarse con las suficientes infraestructuras adecuadas de vialidad y servicios que faciliten su operatividad. Igualmente, la disponibilidad de semillas, maquinarias e implementos agrícolas; además de la existencia de factorías para la distribución de insecticidas, fungicidas, herbicidas y abonos, implementos agrícolas y medicina veterinaria, son elementos indispensables de garantía y comodidad para el desempeño de la actividad que no deben faltar.
Las presentes consideraciones aquí expuestas tienen como objetivo alertar y recomendar, a quienes tengan a su cargo la responsabilidad de conformar los programas y planes de desarrollo en un futuro inmediato. Son, en fin, sugerencias para ser consideradas en un Proyecto de País.
*Doctor en Cooperación Internacional. Integración y Descentralización: Los Desafíos del Desarrollo Internacional.