El pasado 9 de febrero, los venezolanos y la comunidad internacional entera quedaron gratamente enterados por el noble y humanitario gesto del presidente colombiano, Iván Duque, quien dio un paso en la historia de la migración en América Latina, al ofrecer protección y regularización por 10 años a los migrantes y refugiados venezolanos. Hecho este que lo enaltece en toda su dimensión de mandatario de nuestra hermana república y acontecimiento sin parangón en los anales del mundo.
Con tal determinación, alrededor de 1 millón 800 mil venezolanos migrantes quedarán protegidos desde el punto de vista legal. Así lo afirmó el presidente Duque: “Tendrán esa certificación del estatus de protección temporal”. Grande y humanitario es usted, señor presidente. Gesto propio de seres extraordinarios y sensibilidad por los que huyen de la barbarie, la violencia y las desigualdades e injusticias de un régimen opresor y despiadado, que lo engrandece en su dimensión de estadista latinoamericano. Dios le habrá de compensar en su larga carrera política que tiene por delante en esa, su amada patria colombiana, la preferida por nuestro libertador. Honrar, honra.
Al dar a conocer tan memorable resolución, el mandatario colombiano expuso: “Hacemos pública la decisión de nuestro país de crear un Estatuto de Protección Temporal en Colombia, que nos permita hacer un proceso de regularización de esos migrantes que están en nuestro país”; luego de reunirse en Bogotá con el alto comisionado de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi, agregó: “Nosotros no somos un país rico, somos un país de ingreso medio y hemos hecho un gran esfuerzo fiscal frente a esta situación”, recordó el mandatario. Señalando que espera que otros países de la región sigan ese ejemplo, y que la comunidad internacional contribuya con recursos y herramientas para atender a la población migrante. “Con esto, Colombia reafirma su amor y su respaldo a todo el pueblo venezolano que ha sido víctima de esta tragedia”, concluyó en referencia al régimen de Nicolás Maduro. Quiera Dios que sus buenos deseos se materialicen, señor presidente Duque.
Ante tan importante anuncio, el alto comisionado, Fillipo, expresó: “Es un gesto humanitario emblemático para la región, incluso para el mundo entero”, al destacar que representa un compromiso con los derechos humanos y permitirá, entre otras, una mayor cobertura de vacunación en medio de la atención de la pandemia.
Para los ciudadanos venezolanos en Colombia, esta medida es justa y necesaria, ya que les urge una estabilidad económica y social. “Elogiamos el anuncio de Iván Duque sobre un estatus de protección temporal para los más de 1,7 millones de migrantes venezolanos en Colombia”. Es un hecho sin precedentes.
Colombia siempre ha sido la gran aliada del pueblo venezolano. No es casualidad, desde muchos años atrás, tal vez, desde nuestras luchas de independencia, esa solidaridad e intercambios, no solo fronterizos, sino de país a país, o gobierno a gobierno, ya eran perceptibles. Nuestro gran Bolívar libertó a Colombia en la epopeya de Boyacá, pero el ejército neogranadino fue determinante en el triunfo de Carabobo. Siempre ha habido reciprocidad y hermandad entre las dos naciones. Luego de la muerte del líder colombiano Julio César Gaitán, a finales de la década del 40, cuando se desató la violencia en Colombia y el pueblo huía de la barbarie, so pena de encontrar su muerte inmediata, ese pueblo indefenso, con solo lo que tuviera puesto, huyó a Venezuela en grandes grupos desorganizados: venían buscando una mano amiga que los cobijara. No traían nada y aquí encontraron la solidaridad pretendida y encontraron refugio, trabajo y comida, Con el tiempo, muchos regresaron; otros echaron raíces, se quedaron y aquí están.
Por su parte, Colombia, y esto recientemente para no alargar el tema, recordemos la crisis surgida en 2015, cuando el gobierno venezolano, unilateralmente cerró su frontera con Colombia, argumentando falsamente que lo hacía para frenar el contrabando de extracción, pretendiendo corregir en esta forma el creciente desabastecimiento del país nacional –supuestamente una buena parte de nuestra escasa producción salía ilegalmente para Colombia- ¡NO FUE ASÍ! Lamentablemente, quedó demostrado, luego de un año de cierre, que ahora el desabastecimiento es mayor. Ante tales circunstancias, la escasez de provisiones alimentarias fue tal, que la población fronteriza venezolana, azotada por el hambre y la necesidad, pugnó por su supervivencia y logró vencer la barrera venezolana. Colombia, bajo la mirada complaciente de sus guardianes, abrió su frontera y los venezolanos, felices, entraron y fueron bien recibidos. Más adelante se movilizó gente de todo el país hacia la frontera y así aprovisionarse.
¡Gracias Colombianos…! Fue la sentida expresión que con fuerza brotó de los venezolanos, ante las autoridades fronterizas colombianas. Hoy esta expresión cobra mayor vigencia, vista la solidaridad expresada por el Gobierno colombiano en favor de los desplazados de Venezuela.
*(Doctor en Cooperación Internacional, Integración y Descentralización: Los Desafíos del Desarrollo Internacional)
Alejandro Bautista González *